Por Carlos Santos.-

La noción de Singularidad está definitivamente asociada a un momento de proceso histórico de la humanidad y se extiende a todo el género humano. Ocurriría entre el año 2030 y 2050 aproximadamente (mas detalles sobre los estudios previos en la nota “La Singularidad de la Megahistoria” en este sitio). Esta situación se puede ver como algo terrible que nos va a pasar o como algo necesario para que el mundo pueda subsistir y avanzar.

Uno de los conceptos que se mantiene en las distintas definiciones que podemos encontrar de “Singularidad” es que: “nada será como antes”, no es ya la simple aceleración de procesos como lo que estamos viviendo hace varias décadas. Qué todo cambie puede implicar rupturas, suplantaciones o increíbles cambios de velocidad, y hasta apariciones.

Tratemos de explicar lo inexplicable.

El ser humano siempre ha evolucionado en ciclos, así como cada ser humano individual también las civilizaciones han contemplado etapas de nacimiento, crecimiento, reproducción, caída y muerte. Estos ciclos se fueron alternando a tiempos dispares y distanciados geográficamente, poco a poco las civilizaciones se fueron acercando, influenciando, masacrando y cooperando según los distintos momentos de la historia.

Pero a partir de no hace mucho tiempo todo se fue uniendo, se fue sintetizando en una civilización moderna, hiperconectada no sólo en sus comunicaciones y en sus productos sino en el intercambio de las personas, los viajes como práctica cotidiana y la homogenización de muchos de sus códigos sociales e individuales.

Esta aparente unidad fue realzando sus beneficios pero también sus contradicciones y la reciente pandemia ha resultado un gigantesco espejo donde es posible mirar magnificadas todas esas características comunes al género humano en este particular momento de la historia.

¿Cómo continuará este proceso? ¿Seguirán profundizándose las diferencias entre los sectores privilegiados y los no favorecidos? Será posible producir una transformación intencional en beneficio de la mayoría y no de unos pocos? ¿O será algo trágico que deberá mediar para impulsar el cambio?

La pandemia, si bien trajo muchas nuevas reflexiones, no produjo un cambio de sistema, por el contrario, algunos de los factores que aumentan las diferencias se profundizaron.

Algunos dicen que el cambio siempre es desde adentro del ser humano y qué todo lo que sucede afuera responde a una manifestación del espíritu del ser humano, otros dicen que primero se “gestó” mentalmente, sin embargo, los científicos que más han escrito sobre este posible evento de la singularidad, no hacen este tipo de análisis, toman los eventos más salientes en relación a los cambios importantes del ser humano a lo largo de la historia y coligen de acuerdo a una curva matemática: “En este punto debería producirse la singularidad”.

Otros hacen un análisis más estrecho aún y enfocan en el desarrollo de la Inteligencia Artificial y desde esa mirada calculan en qué momento las computadoras “superarán” a la inteligencia humana.

Otros enfoques contemplan por ejemplo el desplazamiento de la fuentes de energía (agotamiento del petróleo etc…), el cambio en la forma de organizar el trabajo y otro montón de indicadores individuales y sociales.

Nosotros como estudiosos del Humanismo Universalista si bien ponemos el énfasis en la intencionalidad humana y su posibilidad de cambio, también consideramos que el ser humano se mueve en una estructura indisoluble de Conciencia-Mundo, Individuo-Sociedad y si bien los cambios más trascendentes se dan por los procesos “no mecánicos” pueden existir factores mecánicos que aceleren la chispa del cambio interno.

Inclusive, echando mano a los postulados de la entropía, podrían existir eventos que provengan desde fuera de esta estructura espacio-temporal que nos es familiar. O sea, la entropía del sistema no varía salvo que un evento externo extraordinario opere sobre esta estructura, tal es el caso del posible contacto con otra civilización extraterrestre.

Todas estas conjeturas surgen con el ánimo de aclararnos frente a un hecho difícil de apresar, difícil de imaginar.

Hay algunas palabras inevitables cuando hablamos de estos acontecimientos inéditos que puede transitar la especie humana: prolongación de la vida, trascendencia, nueva espiritualidad, terapia genética, supercomputadoras, robótica, Inteligencia Artificial (IA), Renta Básica Universal, Transformación del trabajo, Mundo ecológicamente sustentable, y unos cuantos temas más, pero lo que determina más el conjunto de eventos que denominamos SINGULARIDAD es la velocidad del cambio y la posibilidad de que todos estos factores podrían tomar nuevos rumbos en las próximas décadas; seguramente se producirán efectos concomitantes y de acuerdo a la Ley de Estructura se verán realimentados en su aceleración y entonces empezará a verse con más claridad cuál es la raíz de este fenómeno. Todo esto será observado con mucha atención por el conjunto de seres humanos que habitamos el planeta y siguiendo el “efecto observador” que tan bien nos explica la física cuántica, todos nosotros seremos parte indispensable en ese cambio.

Muchas personas que están deseosas de ese cambio rotundo han perdido la fe en la posibilidad de ese mundo nuevo que podría surgir después de una serie de eventos con características quizás catastróficas.

Perder fe en el sistema actual no es perder fe en el futuro del ser humano, las catástrofes se presentan inevitables cuando las explicaciones no alcanzan y el sistema no da respuestas.

Por ejemplo: si no se pudiera usar más el dinero digital como lo venimos usando, por un fallo general del sistema, sin duda que sería una catástrofe, pero las soluciones que subsistan a la contingencia puede ser sistemas superadores. También sería catastrófico para las finanzas mundiales que los países declaren la suspensión y no reconocimiento de las deudas externas tomadas por sus países pero luego de ese tremendo impacto quizás se busquen mejores soluciones a las finanzas internacionales y más que nada a la proporción del sistema financiero respecto del sistema productivo en el mundo. Entonces quizás no sea evitable la catástrofe pero, a veces, es mejor que lo que no funciona deje de funcionar del todo.

Si el caso fuera que deberíamos entender a la singularidad simplemente como la superación de la capacidad de inteligencia de la IA por encima de la humana, se presenta como mínimo un problema: ¿de qué inteligencia estamos hablando? Si habláramos de la capacidad de ciertos sistemas de IA para predecir el comportamiento de los consumidores o de los potenciales electores para una votación, sin duda la IA es más inteligente, pero eso ocurre hoy y no es justamente un factor evolutivo sino más bien lo contrario. Si alguien argumentara que el uso de la IA en las empresas también podría direccionarse para mejorar los sistemas de salud y educación o mejorar la calidad de vida de la sociedad en general podríamos preguntarnos ¿porque esto no se está haciendo ya? Si la capacidad de cómputo ya ha alcanzado cotas muy altas; siguiendo este razonamiento no está muy claro cómo los ordenadores cuánticos, cuya velocidad es miles de veces mayor que los ordenadores actuales, puedan ayudar a que tengamos una mejor sociedad.

En sintesis, pensar que el futuro será una simple aceleración de los factores que hoy están ejerciendo mayor influencia es poco optimista, pero mas allá de las expresiones de deseos el cambio drástico se impone como necesidad en todos los campos.

Al comienzo de esta nota hablábamos de rupturas, suplantaciones etc…, si el sistema democrático no puede cumplir con sus principios básicos de representatividad, división de poderes, igualdad ante la ley y respeto a los derechos fundamentales porque no habría de dar lugar a formas más avanzadas de democracia real o directa.

Si los combustibles fósiles se empezarán a reemplazar efectivamente por energías renovables. Si se fueran suplantando las técnicas coercitivas de los estados nacionales por la educación en los temas fundamentales de la cooperación y la tolerancia. Si se fuera efectivamente distribuyendo la riqueza. Si estas cosas empezaran a pasar se iría mitigando el campo de la necesidad, que es muy grande, la deuda del ser humano es ya muy grande y hay que recomponer el tejido social a medida que vamos generando certezas en el futuro.

La Singularidad se presenta como necesidad cuando se ve que los cambios cosméticos no alcanzan, que la concentración económica y de poder afecta a todos y no solamente a los desprotegidos y al ecosistema.

Hay muchas maneras de ver estas cosas y una de las formas que más disfutan los poderosos es aquella donde se delega toda la responsabilidad en una élite que maneja todo, esta forma resignada de ver el futuro le da demasiada importancia a esas minorías económicas y/o políticas que detentan algunos poderes. Es paradójico ver como algunos que se ufanan de ver el poder atrás de lo aparente, en realidad no pueden ver como su resignación les impide darle más potencia a sus reclamos. Tratando de ser más claro, el proceso mecánico que se echo a andar hace mucho tiempo es sólo eso: mecánico, por supuesto que los apropiadores de toda laya van sacando su ganancia y al no cambiar el sistema todo les funciona, pero no porque hayan pergeñado alguna trama mundial y sobornado a medio planeta para «dominar el mundo» simplemente son voraces y las oportunidades los favorecen pero hace tiempo que no hay un plan estratégico, sólo avaricia.

Nosotros, desde Escenarios Futuros somos optimistas en el futuro del ser humano y creemos que mientras se vaya cayendo la fe depositada en un mundo viejo resurgirá con nuevo vigor la esperanza en el corazón de la gente sencilla.

Mucha gente quiere otro orden de cosas, incluso muchos que son beneficiados por el sistema están hartos de él, pero no parece posible que este proceso lo pueda revertir un conjunto de personas solamente, creo que algunas catástrofes y algunos sustos a gran escala van a ser necesarios para producir cambios de fondo, seguramente el espíritu de lo nuevo empezará a resonar en mucha gente que se hará cargo de una nueva dirección. Quizás todo esto vaya pasando mientras surcamos las tempestuosas aguas del mar de la singularidad o quizás sea más abrupto y todo empezará a reconstruirse después del gran evento. No lo sabemos. Pero nos estamos preparando.