«Hay que celebrar la sentencia… pero con mucha cautela», nos cuenta en esta entrevista Fidel Narváez, ex-cónsul de Ecuador en Londres, sobre la resolución que niega la extradición de Julian Assange a EEUU.

«Detrás de la sentencia, ha habido una gran presión social y es un lavado de imagen del sistema judicial británico», cuenta más adelante

«Se ha criminalizado a la labor periodística…»

 

Edición Ángel Martín / Transcripción: Alicia Blanco

 

Transcripción de la entrevista

Pressenza.–Buenos días. Estamos con Fidel Narváez, ex cónsul de Ecuador en Londres. Muchas gracias por atendernos.

Fidel Narváez.–Un gusto, un privilegio y estoy a la orden.

P.–Ayer salió la sentencia por la cual la Justicia británica no concede la extradición de Julian Assange a Estados Unidos. ¿Podrías analizarnos los términos de la misma?

FN.–Claro que sí. Me parece que es importante entender que esta es una sentencia en una primera  instancia. Se ha ganado una batalla porque se ha negado la extradición, eso es una victoria, pero el partido no ha terminado. Esa sentencia será apelada y tendremos nuevos desarrollos.

Lo más importante es el resultado final: se negó la extradición. Es algo que hay que celebrar. Es una sentencia algo inesperada dado el abuso judicial que habíamos presenciado durante muchos años y especialmente en este mismo proceso de extradición. La razón es netamente humanitaria. Es decir: de todas las motivaciones, todas ellas muy fuertes y muy bien sustentadas por la defensa, la única que ha acogido la jueza es la que se refiere al estado de salud muy deteriorado que tiene Julian Assange como consecuencia de su persecución, de su encierro, de la tortura psicológica a la que ha sido sometido, y el alto riesgo de suicidio que tendría si es extraditado, sobre todo en las condiciones opresivas que se dan en Estados Unidos para los casos de seguridad nacional o de espionaje.

Entonces eso hay que celebrarlo, ciertamente, pero creo que hay que celebrarlo con mucha cautela. ¿Por qué? Porque las demás motivaciones que debieron haber detenido esa sentencia, básicamente han sido endorsadas por la jueza. Esto es: la criminalización de la actividad meramente periodística, si salvamos a Julian Assange de esta extradición, el riesgo queda intacto para el resto de periodistas que en el futuro se atrevan a hacer publicaciones similares a las que ha hecho Julian Assange. Esto es revelar crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad.

P–¿Crees que hay otras razones de fondo que pueden justificar esta sentencia? ¿Crees que les importa tanto a la justicia británica –o en este caso a la jueza responsable de esta sentencia–el estado de Julian Assange?

FN.–Creo que es lo que menos les importa, para ser honesto, pero detrás de esto hay toda una presión social que se logró finalmente construir  alrededor de la causa de Julian Assange. Porque el caso de Julian Assange al día de ayer, no es el mismo que el caso de Julian Assange hace dos años cuando fue expulsado de la embajada del Ecuador.

Porque de ese tiempo para acá la persecución se ha demostrado ser tan burda, tan desproporcionada, que muchas organizaciones de derechos humanos prestigiosas, conocidas a nivel mundial –estoy hablando de Amnistía Internacional, estoy hablando de Human Wright Watch, estoy hablando de Reporteros sin Fronteras– y los sindicatos de periodistas alrededor del mundo e inclusive los medios más prestigiosos, que en su momento han tenido una relación confrontativa con Julian Assange y Wikileaks, todos ellos, ya al unísono, se dieron cuenta del peligro que representa la extradición de Julian Assange para el periodismo, los periodistas, y se han opuesto activamente a esa extradición. Entonces me parece a mí que con la sentencia de ayer, cuando la jueza endorsa los argumentos persecutorios políticos sobre el acusado pero decide no extraditarlo por razones humanitarias, básicamente lo que está haciendo es un lavado de cara del sistema judicial británico y decir “esto lo vamos a apelar en el futuro para cualquiera que se atreva a hacer lo mismo”, pero en este caso particular somos buenos, humanitarios, y le vamos a salvar la vida a este señor por el cual todo el mundo está abogando.

Quienes han roto la legislación internacional no son los que estaban siendo juzgados

P.–Como tú dices, en la sentencia queda claro un precedente muy fuerte que pone en cuestión la libertad de prensa, pero además el derecho internacional que ya fue violado desde el momento en que se permite la entrada de la policía británica en la embajada de Ecuador… es decir, el no respeto al derecho internacional y los acuerdos internacionales tanto por el gobierno de Lenin Moreno como por parte del gobierno británico. Y eso tampoco se ha puesto en tela de juicio en la sentencia…

FN.–Por supuesto, por supuesto. Este es un caso político, y en este caso político, quienes han estado siendo juzgados y procesados no son aquellos que han cometido los crímenes. Me refiero concretamente al gobierno de los Estados Unidos y al propio gobierno británico en las guerras ilegales, crímenes que fueron expuestos por Julian Assange en Wikileaks. Quien ha estado siendo procesado es aquel que se atrevió a revelarlos, a exponer esos crímenes y a encarar a esos criminales. Entonces tú estás viendo allí un caso político.

Quienes han roto la legislación internacional no son los que estaban siendo juzgados. Entonces es obvio que la  jueza no va a condenar en su sentencia la actitud del gobierno ecuatoriano que hostigó, que aisló, incomunicó, torturó psicológicamente a Julian Assange en su último año –me refiero al gobierno del señor Lenin Moreno–, y que luego, rompiendo los convenios internacionales, entregó aun refugiado político a sus perseguidores, abrió las puertas de una embajada para que una fuerza extranjera la invada y secuestre a un periodista, a un refugiado político.

Por el contrario, la jueza incluso ha citado al presidente Moreno en su sentencia, como tratando de justificar las razones por las cuales Julian Assange fue expulsado de la embajada y como tratando de justificar el espionaje al cual él, sus abogados, sus visitas, fueron expuestos, fueron víctimas. Entonces sí, es un precedente muy negativo en muchos sentidos, pero sobre todo porque criminaliza la actividad periodística.

Julian es el preso político más importante de Occidente

P.–Y ¿qué crees que va a pasar en los próximos días y en el futuro?

FN–Pues bueno, esto continúa. Va a haber una apelación por parte de los perseguidores. Yo confío en que la instancia superior de la justicia británica ratifique la decisión de la jueza de negar esa extradición y que lleguemos al final de este oscuro túnel, que ha sido ya demasiado largo, demasiado tortuoso, y cuyo objetivo ha sido sentar un precedente que ya está sentado.

El precedente ya se ha sentado: no necesitan encerrar a Julian Assange de por vida para atemorizar a los periodistas. Ya lo han hecho. Porque lo han perseguido durante 10 años, lo han difamado, han destruido su reputación y le han infringido un grave, grave daño psicológico que probablemente es irreversible.

P.–Y físico, entiendo ¿no?

FN.–Exactamente.

P.–Y tú, que has convivido con él durante años ¿cómo lo estás viviendo personalmente?

FN.–Bueno, yo estoy muy, muy comprometido con este caso, con esta causa, por varias razones, incluso personales. Julian se ha convertido en un amigo personal durante todo este tiempo, pero es una persona que empecé a apoyar antes de que sea mi amigo porque creo en las causas que él defiende, la comparto, y porque además –como representante de mi país en su momento– estuve muy a gusto y orgulloso de que mi país abrigó y enarboló esas causas. Entonces esto es personal, es político, es una cuestión de principios. Y lo vivo intensamente, sí, con mucha preocupación por el futuro de él, por el precedente que se ha sentado ayer, pero también con optimismo porque de todas maneras ha sido una victoria, una batalla merecida para él y su eunquipo legal. Claro que sí.

P.–Era bastante impensable, yo creo que fue sorpresiva la sentencia. ¿O no te sorprendió tanto…?

FN.–Bueno, estaba en mi presupuesto, te confieso, porque si bien durante tantos años ya habíamos visto tanto abuso, tanto descuido y tanto menosprecio al estado de derecho, a la justicia como tal, las audiencias de extradición que fueron intensas, largas, muy litigadas, dieron una contundente demostración a mi juicio, una evidencia de que se trata de una persecución política y de que no hay fundamentos, ninguno, para criminalizar las acciones de Julian y de Wikileaks.

Entonces para mí, a pesar de haber perdido en el camino la esperanza después de ver semejante demostración por parte de la defensa, me parecía que quizás ya no puede ir más bajo el sistema jurídico británico. Y en buena hora la jueza, así sea por razones insuficientes, que es solamente por el tema humanitario, solamente por el tema de salud, que significa que si no fuese por ello ya lo hubieran extraditado, así sea por eso dio la decisión que me parece a mí justa y yo pensaba que era también posible. Así que sí, sorprendido, pero no del todo.

P.–Muy bien. ¿Quieres añadir alguna cosa más?

FN.–Bueno, simplemente que este caso está todavía abierto, que no se ha llegado al final de ese túnel, que existen las instancias de apelación, que esperemos que le permitan a Julian Assange defenderse en libertad. Él es un preso político. Es el preso más importante de Occidente, el preso político más relevante de Occidente porque no está cumpliendo una sentencia, no tiene cargos encima, no le debe nada a la justicia y lo siguen manteniendo en prisión.

Ya es hora de que él disfrute, después de tanto tiempo, de lo que todos nosotros queremos para todos, que es la libertad.

P.–Muchas gracias, nos encontraremos ojalá para hablar de la libertad de Julian Assange.

FN.–Que así sea. Muchas gracias a ti.