Por Laura Hernández García

Con esta primera entrevista, REHUNO Salud inaugura la serie “Feminismos que humanizan”, una secuencia de entrevistas, en las que profesionales de distintas áreas de la salud cuentan cómo el feminismo cambió su mirada y su forma de asistir a las personas. Esta serie pretende traer reflexiones sobre género, feminismos y salud a través de la voz de quienes estudian y actúan en esas áreas.

Hoy empezamos con Nidia Kreig, Argentina, jubilada docente, profesora de historia y militante feminista. Ha sido miembro del Centro de Integración y Actualización de la Mujer durante los años 79-84, el Sindicato de Amas de Casa Provincia de Santa Fe ,en los años 80 y 90 y del Centro de Estudios Políticos y Sociales sobre género. Participó en el 2000 de la primera multisectorial de Mujeres para la acción de la ciudad de Santa Fe. Actualmente integra la Colectiva de Mujeres de La Verdecita. Adhiere al ecofeminismo y al abolicionismo del sistema prostituyente.

REHUNO: Te consideras feminista? ¿Qué es para ti el feminismo?

Nidia Kreig: Soy feminista. Existen muchos feminismos: el de la igualdad, el de la diferencia, el transfeminismo, el radical, el poscolonial… entre otros. Yo me identifico con el ecofeminismo. Soy feminista por que creo que no habrá una humanidad con justicia y equidad en la medida que la mitad de ella se encuentre sometida a la otra mitad por relaciones desiguales de poder que le impiden derechos y libertades, es la injusticia y la violencia mas antigua.

REHUNO: En tu formación académica, ¿tuviste alguna asignatura vinculada a la temática feminista?

Nidia Kreig: Estudié entre 1975 a 1980, prácticamente durante toda la última dictadura, por lo que era imposible que existiesen estudios de género. Recién con el regreso de la democracia y el regreso del exilio de algunas profesoras, por ejemplo Teresa Suárez, se crearon Centros de Estudio de Género en la Facultad.

REHUNO: ¿A partir de qué hecho te hiciste feminista o como conociste acerca del feminismo?

Nidia Kreig: Tengo 63 años. En los años 70, siendo muy joven, militaba en un partido de izquierda. Cuando en 1975 la ONU declaró El Año Internacional de la Mujer se generó dentro del partido un particular interés por el feminismo. Las mujeres impulsamos y conformamos centros de estudios de la mujer y llevamos adelante distintas reivindicaciones como la lucha por la patria potestad compartida.

REHUNO: ¿Como transforma tu vida el ser feminista?

Nidia Kreig: Solemos decir que el feminismo es un camino de ida. Es un vuelco totalmente copernicano a tu vida y a la visión de la realidad. La mirada del mundo, de la realidad, es una mirada impuesta por un saber androcéntrico además de occidental y blanco.

Un giro copernicano significa que cada hecho lo miras desde la sospecha, en principio precisamente por lo que acabo de señalar.

Algunas compañeras lo han señalado como ponerse gafas violetas.

Por ejemplo, estás viendo o leyendo una noticia y te preguntas si nosotras la escribiríamos de ese modo. No sólo es una cuestión de lenguaje inclusivo, que por supuesto es necesario, sino que es absolutamente distinto mirar desde el feminismo como marco analítico de la realidad.

Porque las relaciones sociales, las económicas, las políticas, el acceso a los bienes comunes, a los derechos, al arte, la ciencia etcétera, está atravesado por relaciones de poder entre los géneros.

No es lo mismo ser un obrero varón que ser una obrera mujer o una travesti.

Cuando se diseñan políticas de vivienda, de obras públicas, de seguridad y soberanía alimentarias, si no se piensa en términos de género no son totalmente justas y equitativas.

REHUNO: ¿Conoces el término sororidad?

Nidia Kreig: Sí claro, a través de Marcela Lagarde, antropóloga mexicana. Ella explica que es una alianza entre nosotras en pos de objetivos comunes, en la lucha por nuestros derechos. No significa que “nos amemos” o que no existan pluralidad de opiniones y miradas sino que esa sororidad está planteada en términos de consensos que hagan posible poder trabajar juntas, ya que el patriarcado nos quiere divididas o fragmentadas para seguir sometiéndonos.

REHUNO: ¿Cuáles crees que podrían ser la vías de difusión de la mirada feminista?

Nidia Kreig: Si bien en Argentina en 2015 hubo una eclosión a partir del «ni una menos», como reacción colectiva y masiva ante los femicidios y luego una impresionante marea verde por la aprobación de la ley de aborto seguro legal y gratuito, el movimiento tiene una historia.

Hoy las jóvenes nacen sin necesidad de disputar el voto, el divorcio, la patria potestad compartida, las leyes de violencia. Hay una genealogía del movimiento de mujeres y del movimiento feminista que es necesario rescatar y hacerla visible .

Mucho se ha avanzado porque ha habido una predica de muchas décadas. Hoy, hay Ministerios y secretarías de Estado de la mujer y de género. Hasta no hace mucho formábamos parte de Direcciones que se llamaban de la mujer, los niños y la tercera edad o dependiamos del Ministerio de desarrollo social.

De la ley de cupo en los 90 a hoy, la paridad en cargos electivos y la ley Micaela estableciendo la obligatoriedad de la formación de género para los poderes públicos y la administración.

Son avances importantes y si hablamos de la diversidad, de la invisibilidad, la exclusión y de ser tratadas como patologías a ser consideradas personas sujetas de derechos.

Pero ni en el caso de las mujeres o del colectivo travesti trans fueron concesiones del poder sino fruto de la convicción y la lucha.

REHUNO: ¿Consideras que el feminismo es cosa de mujeres?

Nidia Kreig: El feminismo no es biologicista. No sin ásperas discusiones, en la mayoría del país , hoy se nombra al movimiento como integrado por mujeres, lesbianas, travestis, trans y personas no binarias, todas sujetos políticos oprimidos por el patriarcado.

Tampoco el feminismo es una lucha contra los varones sino contra un sistema que se levanta sobre nuestra opresión y explotación. Y en esa lucha nos pueden acompañar varones, previa renuncia a esos privilegios. No basta con autoproclamarse feminista, estar a favor del aborto o lavar los platos. Implica una revisión de esa masculinidad hegemónica y a estar dispuestos a formar parte de una comunidad entre iguales.

REHUNO: Nidia, muchas gracias por esa entrevista y por tu labor al servicio de las mujeres.

Nidia Kreig: Muchas gracias a ustedes.