Bolivia votará este 18 de octubre para recuperar su democracia. En esta entrevista, la joven candidata a diputada por el MAS, Canela Crespo, denuncia que este domingo “el riesgo de que haya fraude está latente”, y elogia la experiencia y valía del binomio Arce-Choquehuanca para sacar al país del “proceso de multi-crisis” en el que cayó tras el golpe de estado de noviembre de 2019.

Entrevista exclusiva realizada el miércoles 14/10 por Mariano Vázquez

Con apenas 27 años, Canela Crespo es una de las candidatas más jóvenes y de alto perfil en el proceso electoral boliviano. Candidata a diputada plurinominal por La Paz por el Movimiento al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) representa la renovación de cuadros con una mirada feminista, despatriarcalizadora y descolonizadora. También es una de las referentes de la organización juvenil Columna Sur. Esperanzada de la victoria en primera vuelta, que auguran la mayoría de las encuestas, expresa la preocupación de que “el desgobierno” de facto de Jeanine Añez desconozca la voluntad popular.            

-¿Consideras que el proyecto de restauración conservadora ungido tras el quiebre institucional y derrocamiento de Evo Morales aceptará un triunfo del MAS en primera vuelta?

La restauración conservadora en Bolivia que ha propiciado el golpe de estado se ha consolidado en discursos de fundamentalismo religioso, de odio, racistas, misóginos, machistas, y también en una rearticulación en calle de grupos paramilitares, de grupos de choque armados. Por eso, el voto de este domingo corre mucho riesgo. La democracia está asediada. El hecho de que el desgobierno de Añez controle el Tribunal Supremo Electoral (TES) y el Órgano Judicial significa un riesgo para la democracia y para nuestro voto. Estamos organizados para la defensa de nuestro voto pero el contexto de amedrentamiento, de persecución es muy complicado y nos tiene que mantener vigilantes y alertas. El riesgo de que haya fraude está latente. Interpelamos a organizaciones internacionales, a compañeras y compañeros de medios alternativos de comunicación para que estén vigilantes. Necesitamos todos los ojos encima en nuestro proceso electoral y estar alertas para posibles denuncias internacionales.

-A pesar del contexto represivo, el MAS ha demostrado ser el único partido de alcance nacional y hoy muestra una renovación en sus filas con candidaturas de jóvenes y mujeres.

-Hay un proceso de renovación dentro de la estructura del MAS-IPSP. Se da en la base y en las candidaturas (como la mía). Pero creo que hay un tema más profundo, de fondo, que es que hemos tenido la oportunidad durante el gobierno del MAS de organizarnos desde el ser jóvenes, desde el ser mujer, esto no sucedía antes. Hemos llegado al proceso de cambio con organizaciones obreras, indígena-originario-campesinas y organizaciones urbano-populares, pero en los últimos años hemos entendido que parte del sujeto histórico revolucionario somos justamente los jóvenes y las mujeres. Lo mejor que tenemos para ofrecer desde esta ala de renovación es un sentido crítico y autocrítico. Miramos para atrás con respeto sabiendo que hay mucho para defender del gobierno del MAS y de nuestro proceso de cambio, pero también miramos hacia adelante sabiendo que hay discusiones pendientes, que ha habido discusiones insuficientes. Queremos volver, sí, pero queremos volver mejores.

-¿Cuáles son las primeras medidas que deberá tomar el MAS tras un año de gobierno de facto?

Estamos trabajando duro para volver mejores. El discurso fascista de la restauración conservadora ha cuestionado las bases fundamentales del Estado Plurinacional. Primero tenemos que reconducirlo con procesos serios de despatriarcalización y desconolonización de la mano de la movilización permanente. En los últimos 10 meses, a pesar de un contexto de violencia, de crisis, de amedrentamiento, de persecución política, el MAS ha logrado rearticulación y reorganización social desde los espacios más democráticos, desde las asambleas sindicales, desde las asambleas indígena-originario-campesinas, desde los espacios urbano-populares, pero la tarea hacia adelante es que esa movilización, no se transforme solamente en gestión y administración de estado, sino que se mantenga y dispute poder popular desde las calles.

-¿Cómo definirías a la fórmula del MAS y cuáles son las cualidades del binomio?

El MAS-IPSP es una estructura desde la que se disputa poder formal, por eso vamos a elecciones, pero también, y sobre todo, tenemos una agenda popular de largo plazo. Nuestro proceso de transformación es, como lo llamamos, un proceso de cambio, de largo plazo, que significa luchas y reivindicaciones de décadas. El MAS aglutina a los sectores populares. Por eso incorporamos dos candidaturas sumamente simbólicas: Luis Arce, el compañero candidato presidente, que ha sido Ministro de Economía durante casi 13 años, y ha garantizado la redignificación de millones de bolivianos, implementó un proyecto económico que no solo ha luchado contra la pobreza, sino también contra la desigualdad y que ha logrado grandes avances para toda la ciudadanía. Como candidato a vicepresidente está el compañero David Choquehuanca, otro de los símbolos del proceso de cambio, que asume en su cuerpo y en su vida una base fundamental del Estado Plurinacional que es el proceso de descolonización. En los últimos meses me ha tocado hacer campaña cerca de él y he aprendido que la descolonización parte del cuerpo mismo y él lo practica en su vida. Tenemos un binomio de lujo que está acompañado y fortalecido desde la organización social y desde la articulación de las bases.

-Si no se producen irregularidades el próximo gobierno y la próxima Asamblea Legislativa Plurinacional jugarán un rol vital en la restauración democrática, económica y sanitaria en el país y también en la reparación por los crímenes de lesa humanidad cometidos por el gobierno de facto.

Estamos asumiendo una carrera electoral en un contexto de mucha crisis. La crisis social y política se ha profundizado desde el golpe de estado con casos de violencia, amedrentamiento, persecución política, judicial, policial y paramilitar. También estamos en un contexto de crisis sanitaria que se da a nivel mundial, pero que en el caso de Bolivia se acentúa por el muy mal manejo de la pandemia. Además hay una crisis económica generalizada que nos ha pegado muy fuerte. En los últimos diez meses cuatro de diez bolivianos han sido despedidos de sus fuentes laborales. Las elecciones son entonces un pacto social para salir de esta multi-crisis. Los retos del gobierno que asume, pero también de la Asamblea Legislativa, van a ser sumamente profundos y complicados. Primero, hay que cerrar heridas, sanar democráticamente y consolidar un proceso de democracia comunitaria y poder popular que vaya más allá de la democracia representativa. Segundo, se debe consolidar un proceso de desarrollo del buen vivir en armonía con la naturaleza. Tercero, hemos sufrida mucha violencia, dos masacres reconocidas por la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), las de Sacaba y Senkata. Eso no puede quedar en la impunidad y la Asamblea Legislativa debe fiscalizar para que se haga justicia por cada uno de esos hermanos asesinados.