La irrupción de la vacuna Sputnik 5 marca un antes y un después en el transcurso de la trágica pandemia del COVID-19. Sin embargo,  muchos medios y funcionarios occidentales han expresado dudas ante la premura con la que la vacuna ha sido testeada y aprobada.

Dudas que, por otra parte, pocos expresan cuando de creaciones de laboratorios de Estados Unidos, Alemania o Gran Bretaña se trata.

Desde ya que existe en los conjuntos humanos la imperiosa necesidad de contar con un compuesto que ayude a prevenir el enorme poder de contagio de este virus de manera relativamente eficaz – como lo hacen la mayor parte de las vacunas probadas -.

Tampoco hay duda que, en el transcurso del tiempo, aparecerán nuevas opciones, dada la carrera contra reloj que la comunidad científica ha puesto en marcha para generar este recurso.

En orden de aportar información, y sin pretensión alguna de  defensa o crítica (para las cuales serían necesarios mayores conocimientos en la materia), reproducimos la presentación que hacen del medicamento el propio Centro Nacional Gamaleya de Epidemiología y Microbiología.

Información general

Actualmente, cerca de 165 vacunas contra el COVID-19 se encuentran en desarrollo en todo en el mundo. Éstas incluyen: vacunas basadas en vectores, vacunas mRNA y vacunas inactivadas. La vacuna desarrollada en Rusia, basada en vectores adenovirales, fue registrada por el Ministerio de Salud de la Federación Rusa el 11 de agosto de 2020, convirtiéndose, de este modo, en la primera vacuna contra el SARS-COV-2 en llegar al mercado. El anuncio de este hecho supuso un “momento Sputnik” para la comunidad internacional dedicada a la investigación y desarrollo de vacunas.

En 1957 el exitoso lanzamiento al espacio del primer satélite por parte de la Unión Soviética significó un revulsivo para la investigación espacial en todo el mundo. Es por esto que la nueva vacuna contra el COVID-19 ha sido bautizada como Sputnik V.

Esta web ha sido creada para proporcionar información detallada y actualizada sobre la vacuna Sputnik V, así como para contrarrestar las campañas de desinformación contra ella lanzadas en diferentes medios de comunicación.

Cómo funcionan las vacunas basadas en vectores adenovirales

Los “vectores” son vehículos que pueden introducir material genético de otro virus en una célula. El gen del adenovirus, que es el causante de la infección, se sustrae y en su lugar se inserta un gen con el código de la proteína de otro virus. El elemento insertado es seguro para el organismo y ayuda al sistema inmunológico a reaccionar y producir anticuerpos que nos protegen de la infección.

La plataforma tecnológica basada en vectores adenovirales permite la creación de nuevas vacunas de forma rápida y eficaz a través de la modificación del vector original de transmisión con material genético de nuevos virus, lo que permite obtener nuevas vacunas en poco tiempo. Dichas vacunas provocan una fuerte reacción por parte del cuerpo humano con el objetivo de generar inmunidad.

Los adenovirus humanos están considerados entre los más sencillos de modificar con estos fines. Por eso se han convertido en vectores muy populares.

Estudio abierto de la seguridad, tolerabilidad e inmunogenicidad de la vacuna «Gam-COVID-Vac Lyo» contra el COVID-19

Estudio abierto de la seguridad, tolerabilidad e inmunogenicidad de la vacuna «Gam-COVID-Vac» contra el COVID-19

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Seguridad y eficacia

Tan pronto como empezó la pandemia de COVID-19, investigadores rusos extrajeron del nuevo coronavirus SARS-COV-2 fragmentos de material genético que codifica la información sobre la estructura de la proteína S (la proteína que forma la «corona» del virus y es responsable de su enganche a las células humanas), y los insertaron en un vector adenoviral ya conocido para su inserción en una célula humana, creando así la primera vacuna del mundo contra el coronavirus del SARS -COV-2.

Con el objetivo de asegurar una inmunidad duradera, científicos rusos han desarrollado la idea novedosa de usar dos tipos diferentes de vectores adenovirales (rAd26 y rAd5) para la primera y segunda dosis de la vacuna, reforzando así su efecto inmunizador.

El uso de adenovirus humanos como vectores es seguro porque estos virus, que causan el resfriado común, no son nuevos y existen desde hace miles de años.