Era a finales de los 90 cuando en Barcelona topé con esos “extraños espacios” que sustituían a los talleres de artistas donde los botes de pintura chorreaban, los restos de polvo de arcilla quedaban suspendidos en el aire y cualquier otro elemento extraño dispuesto a ser parte de un readymade o performance ocupaba el espacio habitualmente “sucio” pero acogedor y lleno de creatividad del taller de un artista.
A diferencia de esos espacios, estos otros talleres, que empezaron a llamarse mediaLabs (tomando el nombre del MIT- Instituto de Tecnología de Massachusetts), y pasaron a ser los Fab-labs, cuyos experimentadores y hacedores son los MAKERS, nacieron como punto de confluencia de artistas, diseñadores, científicos, técnicos, informáticos, etc. que pensaban las producciones conjuntamente.
Los cables y leds habían sustituido a la pintura, las placas de arduino a los los pinceles, y los ordenadores a tornos, lijas y demás utillaje artístico. Además de ese cambio  de utillaje informático se unían  las placas de petri, microscopios, material biológico y las centrifugadoras. Los primeros, experimentando con software, hardware, sensores y demás componentes electrónicos se centraron en aspectos como la vida artificial, la robótica y el software libre mientras que los segundos, experimentando con “material vivo” llegaron a crear conejos fluorescentes, cerebros que manipulaban robots o vestidos construidos con tejido vivo.  Paralelamente no tardaron en llegar las impresoras 3D, los nuevos materiales para imprimir y la creación de unidades reducidas frente a la industria masiva. Era la época del D.I.Y. (do it yourself o háztelo tú mismo).

Esos “extraños espacios”, que han acabado siendo espacios de MAKERS, han revolucionado no sólo una nueva marera de producir arte o diseño, sino espacios donde la democratización de las tecnologías, la hibridación de conocimientos, el trabajo colaborativo, la economía circular, el futuro sostenible, están propiciando una nueva manera de crear cosas que cambiará el mundo. El libro “Hacedores, la nueva revolución industrial” (2012) de Chris Anderson, editor de la revista WIRED (puntal de difusión de los avances en la nueva era digital) trató cuestiones como el fenómeno de internet como fin del monopolio de los mass media y vaticinó que la microfactura terminaría con el monopolio de la producción de masas.

Los MAKERS, que se han diseminado por todo el mundo, ahora están contribuyendo masivamente a producir material imprescindible para afrontar el contagio del Corona Virus.  Miles de Máscaras 3D, de tela, bombas de infusión, respiradores, les han puesto a trabajar  24h al día. La enegía positiva que desprenden y el impulso, anima y abre futuro en estos momentos de crisis, porque su trabajo, ha resultado ser imprescindible en este momento de emergencia social.

Como explicábamos en otro artículo, uniéndose a la iniciativa MAKERS, el ayuntamiento de Barcelona ha puesto a disposición de la comunidad el potencial de los Ateneos de Fabricación Digital para producir, mediante la aww técnica de impresión 3D, algunos de los equipos de protección individual y material sanitario más demandados por la comunidad médica y por los sectores más expuestos al contagio del virus Covid-19.