Cada vez más niños y jóvenes se encuentran en consulta con psicólogos, médicos y/o terapeutas del habla. A menudo enviados por sus profesores, dado que presentan retraso en el lenguaje desde el jardín de infantes. Tienen un comportamiento agresivo; ¡a los 6 años, no logran concentrarse y se ponen histéricos cuando mamá les quita el teléfono! Durante la discusión con los padres, muchos reconocen la importancia de los dispositivos móviles en la vida cotidiana. Treinta minutos de dibujos animados antes de ir a la escuela, jugar videojuegos en el teléfono mientras están en el automóvil, regresar a casa, ver televisión o jugar PlayStation. Y eso sin mencionar las tablets usadas en la escuela con propósito «educativo».
¡Muchos profesionales de la salud están preocupados y tienen razón! Para informarnos mejor y responder a creencias /mitos sobre la tecnología, aquí hay un excelente libro, muy útil para padres, maestros profesionales de la salud.
El título es muy llamativo: «La fábrica del tonto digital» (2019 – Umbral) y de inmediato nos sitúa en un contexto claro de grito de alerta frente a un sistema bien armado. El autor, Michel Desmurget, es doctor en Neurociencias y director de investigación (INSERM). A lo largo de 400 fascinantes páginas, nos demuestra de manera estructurada, detallada, precisa, rigurosa (más de 2000 referencias de estudios científicos incluidos en la bibliografía) y humorística, cómo el negocio digital logra crear “una experiencia de descerebración de la humanidad.»
Los efectos nocivos de los dispositivos móviles: menor coeficiente intelectual, retraso del habla, problemas de sueño y memoria, de motricidad, de atención, de creatividad, obesidad, trastornos emocionales como depresión y agresión. Este libro reúne cientos de estudios sobre los videojuegos, tablets, los cuales convergen en conclusiones alarmantes. ¡Y, sin embargo, no hacemos nada!
Creencias en información falsa:
Con paciencia y amabilidad desmantela ciertos mitos: el «Nativo digital», este joven con un cerebro multifuncional, ¡es una leyenda! La mayoría de los jóvenes usan sus herramientas tecnológicas sólo con fines recreativos: videojuegos y Snapchat, redes sociales, videos en Youtube… sin ninguna creatividad.
«Un día de videojuegos es mejor que un año de terapia del habla». Sería bueno para la atención, para los que tienen dislexia: ¡falso, muy falso! Al recoger los textos y estudios que han difundido este mensaje erróneo en los medios, entendemos la manipulación, la falta de información y la increíble «ingenuidad» que acompañan estos simples discursos y necesariamente halagadores para la tecnología. El «bombardeo sensorial» de los videojuegos causa estrés y dificultad en la atención.
Lo económico a expensas de lo educativo
La visión es global e ilustra los desafíos de un sistema capitalista donde el dinero es el eje en torno al cual se juega todo, en el que los medios de comunicación, la educación y los organismos de control están a cargo de la lógica corporativa.
Con muchos ejemplos concretos, a menudo anécdotas atemorizantes, denuncia la gran mentira de la tecnología “educativa”. La tecnología es una distracción educativa, costosa e inútil. La idea de ayudar a los niños en países desfavorecidos colocando computadoras para que se apropien de su propio aprendizaje también es un mito. Mucho se ha hablado sobre estas iniciativas prometedoras. ¡Hemos escuchado mucho menos de los resultados negativos de las evaluaciones!
Entonces, ¿qué hacemos?
En Taiwán, donde los alumnos se encuentran entre los mejores del mundo, el estado otorga fuertes multas a los padres que no respetan el límite de uso que indica la ley, ¡hasta los 18 años!
En Occidente, la lógica del mercado se encuentra con la renuncia del estado. No hay más dinero para la educación y las dificultades son amplias. El camino es claro para ofrecer tecnología en el aula como una solución rápida. La mayoría de los seminarios educativos ya están financiados en gran parte por las principales marcas de herramientas digitales.
Una toma de conciencia urgente
Este libro pretende acompañar a tomar conciencia en todos los sentidos. El autor señala que, desde 2017, los profesionales de la infancia (maestros, médicos, enfermeras, especialistas en aprendizaje, etc.) han expresado su incomodidad con el uso de dispositivos móviles. Hoy, en 2020, el desastre se está manifestando y muchas asociaciones y sindicatos se están levantando para cambiar esta cadena.
Para aprender
Nuestro cerebro está diseñado para aprender con el ser humano. Por ejemplo, todos los estudios muestran que, entre los 2 y 4 años de edad, los niños aprenden a hablar a través de la interacción con los demás. Si lo ponemos frente a un video de alguien hablando, no hay interacción y no hablarán.
El cerebro necesita de seres humanos para procesar la información. Las relaciones humanas son esenciales. Por ejemplo, el autor retoma la adquisición del lenguaje: hay períodos sensibles y la cantidad de palabras que se le dicen a un niño es predictiva de su futuro desarrollo. En un entorno sin dispositivos móviles, decimos en promedio 1000 palabras por hora. Con los dispositivos, el número cae a 150 por hora. Además, el lenguaje adquiere un significado en la interacción: el niño habla si se le escucha y se le responde.
Por eso, la recomendación es drástica: antes de los 6 años, no tiene sentido usar la tecnología, a partir de los 10 años, 10 minutos al día.
Recuerde que el «aprendizaje» pasa por los diferentes sentidos: oír, ver, tocar, manipular, a través de la emoción (la maravilla del descubrimiento), a través del cuerpo, que necesita ejercicio físico, tranquilidad y sueño.
En conclusión
En este período de confinamiento planetario, encontremos el tiempo y el gusto de jugar con nuestros hijos, dibujar, escribir, jugar, tocar algún instrumento. Recordemos que el aprendizaje pasa por los sentidos y las emociones, que el vocabulario y la calidad del lenguaje pasan por las relaciones humanas. Tomemos un tiempo de los dispositivos móviles para ofrecerlo a las actividades de la vida.
Este libro continúa uno anterior «Lobotomía de la televisión: la verdad científica sobre los efectos de la televisión», que denuncia los efectos de la televisión en las funciones cognitivas, en particular en los niños.
Traducción del francés por Maria Paula Alvares