La investigadora del CONICET, Lucía Álvarez, problematizó con dos artículos publicados por el diario Página 12, del autor Tomas Pueyo. Presentados como material de información para los gobiernos, los artículos, en realidad, fueron escritos por un experto en viralización de información que carece de conocimientos científicos. Concocé la polémica.

por Lucía Álvarez

He visto que muchos colegas están difundiendo este artículo y el que le siguePágina/12 publicó ambos artículos en español y aclara: El artículo de Tomas Pueyo que impacta en la toma de decisiones de gobiernos y empresas.

Al leer el artículo, lo primero que me llama la atención es que empieza por las conclusiones y en un tono imperativo dice: “Cuando termines de leer el artículo, esto es con lo que deberías quedarte”, y enumera una serie de conclusiones apocalípticas, como: “el coronavirus está yendo hacia vos”. Pero más que sus conclusiones, me hizo ruido que el autor me diga lo que yo tengo que interpretar del artículo, incluso antes de empezar a leerlo, ya que esto condiciona al lector. El tono imperativo se mantiene a lo largo de toda la nota.

Sigo leyendo y me encuentro con algo con lo que estoy de acuerdo. Dice que el número real de casos de COVID-19 es superior al número de casos oficiales, ya que no se testean a todas las personas y porque al momento de hacer los tests (casos oficiales) hay muchos infectados que aun no presentan síntomas (casos reales). Entonces hace un cálculo para estimar los casos reales a partir de los muertos (en este caso sí, el número oficial es igual al real) y dice por ejemplo que: “Francia ha publicado que tiene 2.900 casos y 61 muertes.

Usando los métodos de arriba se obtiene un rango de casos: entre 50.000 y 300.000. Esto es bastante impactante porque está estimando que hay entre 17 y 100 veces más casos que los oficiales. No analizo demasiado sus métodos de estimación porque confío en que es un experto en el área, pero sí hago un pequeño y rápido cálculo para sacar la tasa de mortalidad real según sus estimaciones, ya que sabemos que varía mucho de país en país de acuerdo a la composición demográfica y a la cantidad de tests disponibles, entre otros factores. Entonces, según sus estimaciones, para el caso de Francia, en ese momento, la tasa de mortalidad estaría entre 0.02 y 0.12 % (la tasa de mortalidad de la gripe estaría alrededor del 0.1% para que se den una idea). Luego, cita otro ejemplo, el de Madrid, con 1400 casos oficiales hasta ese momento y 56 fallecidos. Su estimación es que en realidad habría entre 40000 y 140000 infectados. Nuevamente hago el cálculo y la tasa de mortalidad para este caso daría entre 0.04 y 0.14 %.

Continúo leyendo y llega la parte de cálculo de la tasa de mortalidad, en la que espero encontrarme con algo como lo que acababa de calcular, una comparación entre la mortalidad estimada real y la oficial. Sin embargo, utiliza otro método para calcularla (en el que no voy a profundizar, simplemente lean el artículo de estar interesados) de modo que da entre 0.5% y 5%, es decir entre 5 y 50 veces mayor que el de la gripe.

A esta altura me llama la atención que no use sus estimaciones iniciales para calcular la tasa de mortalidad. Usa un método que impacta por el gran número de casos reales vs. los casos oficiales (miedo: hay muchísimos más casos dando vueltas que los que en realidad se detectan) y usa otro método que impacta por la alta tasa de mortalidad (miedo: se muere muchísima más gente por COVID-19 que por la gripe común).

En la comunidad científica, cuando leemos publicaciones que no son de nuestra área o que utilizan técnicas y análisis que nos exceden, solemos confiar en los resultados que se muestran, porque confiamos en los especialistas que realizaron la investigación y porque estas publicaciones son, a su vez, chequeadas y revisadas por otros especialistas antes de ser publicadas. Si no tendríamos que revisar experimento por experimento, y análisis por análisis de cada artículo que leemos para chequearlo. Y es por eso que siempre recomendamos guiarse por información chequeada, de fuentes confiables.

Así que quise saber quién era el experto epidemiólogo que escribía esta nota que compartían mis colegas, y que según Página/12 había guiado las decisiones de gobiernos y empresas. Un tal Tomas Pueyo.

Su perfil dice: 2 MSc in Engineering. Stanford MBA. Ex-Consultant. Creator of viral applications with >20M users. Currently leading a billion-dollar business @Course Hero.

¿Creador de aplicaciones virales? O sea que no es epidemiólogo, ni virólogo, ¿Cuáles fueron sus últimas publicaciones?: “Cómo escribir un discurso divertido”, “Cómo manejar las expectativas de los CEOs”, “Qué aprendí construyendo un horóscopo que estalló en Facebook”, “Las 12 reglas de la viralidad (no está hablando de virus reales, sino de como viralizar información), “Qué aprendí construyendo una aplicación que estalló” (para más detalles este es su perfil: https://medium.com/@tomaspueyo ).

A esta altura pienso que la cuarentena me está afectando más de lo que desearía, así que vuelvo al artículo para chequear si los múltiples gráficos y análisis que muestra están extraídos de alguna fuente confiable y él simplemente las juntó (de todas formas esto sería una especie de revisión para lo cual también tenés que ser especialista en el tema para hacerla), pero no. La mayoría de los gráficos y análisis son del propio autor.

Voy hacia el final del segundo artículo y veo que cita a otra gente que lo ayudó, un epidemiólogo, el Dr. Carl Juneau. Listo, ahora sí… busco al supuesto epidemiólogo y no tiene una sola publicación en epidemiología o virología o afines. ¡Ah! Pero según sus propias palabras desde que consiguió su PhD, se dedicó a trabajar en esta app: https://dr-muscle.com/. Sin palabras.

Para no hacerlo más largo, lo voy a dejar acá, aunque tengo más detalles para compartir.

¿A qué voy con todo esto?

Chequeemos las fuentes que compartimos. Como científicos no podemos compartir publicaciones no chequeadas, de origen dudoso. Los diarios también deberían chequear la información que comparten, pero esto ya es más utópico. Espero que lo que dice Página12 no sea cierto y ningún gobierno se haya basado en esto para tomar sus decisiones. Con tantos científicos respetables en todo el mundo, van a compartir y basar sus decisiones en un artículo escrito por un especialista en viralizar noticias y en contar historias (sí, también tiene una charla TED sobre cómo contar historias).

Claro que mi conclusión podría ser muchísimo más amplia que esta, pero me voy a limitar a sólo criticar la fuente de información, y el resto, se lo dejo a ustedes…

Nota: Acabo de descubrir que al final de los artículos originales hay opiniones sobre el artículo, y muchos son de científicos refutando los datos de este tipo.

Lucía Álvarez es investigadora del CONICET, ésta nota fue publicada en su cuenta de Facebook.

El artículo original se puede leer aquí