La primera noche de los desfiles del Grupo Especial en el Carnaval de Río tuvo como protagonistas a las minorías y a la crítica política

Brasil de Fato

Nara Lacerda

Las escuelas de samba del Grupo Especial de Río de Janeiro hicieron eco del grito de las minorías en el Sambódromo Marqués de Sapucaí en el primer día de desfiles de este domingo 23 de febrero. Desde Jesucristo nacido en la favela, presentado por «Mangueira», hasta los símbolos del Candomblé, traídos por «Gran Río», que cantó la historia del padre de San Joaquín de Goimea. Los desfiles homenajearon en todo momento a los pobres, las mujeres, los negros y los indígenas.

Criticaron de forma directa la devastación ambiental, la escuela «Estácio de Sá» abrió la noche con la canción «Pedra». Los impactos de la minería fueron presentados en el carro alegórico «Em busca do Ouro» que retrataba la situación de los trabajadores mineros.

La minería trae oro y avaricia a los mortales/ Cribar, cribar/ Devastar la naturaleza en Pará dos Carajás

Creencias de matriz africana

La lucha y el empoderamiento de las mujeres fueron el hilo conductor del desfile «Unidos do Viradouro», a través de la historia de las ganhadeiras de Itapuã. La canción «Alma Lavada» rindió homenaje a las trabajadoras que lavaban la ropa en Salvador (BA) y se convirtió en una referencia cultural con sus canciones sobre la vida cotidiana de la gente humilde de la capital de Bahía.

Algunos de los momentos más emocionantes de la noche estuvieron impregnados de referencias a las religiones africanas. La canción de «Viradouro», en la que se hace un saludo a Oxum en el primer verso, fue cantada por el público los primeros minutos del desfile de la escuela.

Repleta de elementos del Candomblé, la presentación de «Viradouro» rindió homenaje a la orisha de agua dulce en varios carros alegóricos, disfraces y destaques (bailarines con disfraces lujosos o llamativos). El carro alegórico de «Comissão de Frente» llevó a la atleta Anna Giulia nadando en un acuario gigante.

La única miembro negra del equipo de nado sincronizado de Brasil, llevaba una cola de sirena dorada, como un homenaje a Oxum. El tanque se llenó con agua mineral debido a la crisis de agua en Río de Janeiro.

La atleta de nado sincronizado, Anna Giulia, fue destaque de Viradouro, / Gabriel Nascimento/ Riotur/ Fotos Públicas

La escuela «Acadêmicos» de Gran Río también llevó la espiritualidad de la matriz africana a Sapucaí. En la escuela desfiló la historia del padre de San Joãozinho da Gomeia, uno de los personajes más representativos del Candomblé.

La primera pareja de «mestre-sala» y portabandera cruzaron la avenida con disfraces que hicieron referencia a Exu y Pomba Gira. El maquillaje, los disfraces y los carros alegóricos usaron a los orishas y los rituales de los «terreiros» como elementos esenciales y centrales de la cultura brasileña.

Cristo periférico y la lucha del pueblo pobre

La escuela campeona de 2019, Mangueira, marcó la noche con varias representaciones de Jesucristo y la letra «La verdad os hará libres». Por otro lado, «Comissão de Frente», representó a Cristo vestido como un joven de la comunidad requisado, junto con sus amigos, por la policía.

La reina de la percusión, Evelyn Bastos, también estuvo disfrazada de Jesús y cruzó la avenida sin sambar, en una representación dramática y teatral del mesías. La actuación de Evelyn fue uno de los temas más comentados en las redes sociales. Antes del desfile, publicó en su perfil de Instagram «¿Y si Jesús fuera una mujer? ¿Aceptarías su corazón? ¿Tus ojos la verían? ¿Su amor te limita?»

Para recordarnos que Cristo fue perseguido, reprimido y torturado por el Estado, la escuela llevó un carro alegórico con Jesús representado por la imagen de un niño negro de la periferia, un recordatorio de que los jóvenes de la población negra son los que más mueren a manos de la policía en Brasil.

La crítica a la violencia y a la desigualdad también estuvo presente en el desfile de «União da Ilha», con la letra «En la encrucijada de la vida, entre callejones, calles y callejuelas, la suerte está echada: ¡Sálvese quien pueda!»

La escuela retrató la vida cotidiana en las favelas y periferias brasileñas y colocó en las avenidas cerros siendo vigilados por helicópteros, con armas apuntando a la población e incluso representó el asalto a un autobús.

En los carros alegóricos de la «Ilha», los políticos fueron representados de manera crítica, sentados en retretes, además de la realidad de las personas sin hogar.

Se respondió al conservadurismo, la violencia y la falta de atención al pueblo en el «palco» del Carnaval». La primera noche del «Grupo Especial» en Sapucaí confirma que el debate no saldrá de la avenida este 2020, como sucedió el año pasado.

La última escuela en desfilar fue «Portela». Contó la historia de la llegada del pueblo Tupinambá a Río de Janeiro, un lugar que los indígenas creían que era el paraíso. Desde las leyendas, costumbres y riquezas de la región antes de la colonización hasta el caos urbano y los problemas de la actualidad, la escuela desfiló la historia de Río sin dejar de criticar.

El día en Sapucaí amaneció con un himno a la naturaleza, al espíritu comunitario y un mensaje directo al gobierno de Jair Bolsonaro.

El indio pide paz pero es de guerra/ Nuestro pueblo no tiene partido ni bando/ No tiene obispo ni se inclina ante el capitán


Traducción del portugués por Erika Rodriguez