Europa debería estudiar lo que  se ha estado haciendo en China y lo que se está haciendo en Corea e Italia contra el coronavirus para imitarlo y mejorar las medidas efectivas que se han tomado.

El 7 de enero, hace unas semanas, China informó al mundo del descubrimiento de un nuevo, peligroso y desconocido virus del que no hay defensa inmunológica. Su comportamiento es impredecible y no hay forma de hacerle frente. China ha tomado inmediatamente medidas drásticas que han llevado al aislamiento de ciudades enteras, y también el aislamiento de más de 60 millones de personas. La vida y el comportamiento social de una nación con una población de casi 1.400 millones de habitantes ha cambiado. Cerraron fábricas y pusieron en peligro la supremacía económica que habían logrado durante décadas de duro trabajo. Era evidente que se enfrentaban a un problema realmente importante. Pero a pesar de esta evidencia y de las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (WHO), los gobiernos europeos han reaccionado de una forma muy superficial, carente de coordinación. Es posible que los políticos estuvieran distraídos o que fueran incompetentes, o tal vez estaban preocupados por el diario vivir o los futuros resultados de las elecciones. Quizás se enfrentaron a la elección de priorizar la salud o los negocios, la economía, los mercados…

Algunos países, como Italia, tomaron algunas medidas como la de poner fin a los vuelos directos desde China a principios de febrero, lo que obviamente fue inútil, ya que no se aplicaba a toda Europa. La información dada a los ciudadanos era superficial y contradictoria. Incluso los “expertos” dijeron a los medios que el nuevo coronavirus era una simple gripe, y que no había necesidad de preocuparse. Los ciudadanos fueron tratados con condescendencia y la falta de información creó pánico y dio lugar a la difusión de la famosa noticia falsa.

Inevitablemente la tormenta se desató y lo hizo en Italia el 23 de febrero. Los casos comenzaron a multiplicarse exponencialmente y se tomaron medidas cada vez más decisivas y fuertes. Finalmente, arrojaron algo de luz sobre el problema. El nuevo coronavirus no es una simple gripe, pero tampoco es el SARS o el Ébola. Es un nuevo virus, los humanos no tienen anticuerpos, por lo que se propaga con mucha facilidad. Como es un virus desconocido, no se sabe mucho sobre él. Alrededor de la mitad de las personas oficialmente infectadas necesitan tratamiento hospitalario y alrededor del 10% necesitan ser hospitalizados en cuidados intensivos. Si la infección se propaga a un gran número de la población, los centros de salud no pueden ser capaces de ayudar a los enfermos, especialmente si los médicos y enfermeras están enfermos.

Según lo que se ha entendido, primero en China y luego en Corea e Italia, es que no hay cura ni vacuna, y que el único remedio es evitar la infección. Las medidas destinadas a evitar el contacto físico entre las personas, lavarse las manos, evitar lugares concurridos, mantener una distancia de al menos un metro de los demás, cerrar escuelas, teatros, eventos deportivos, limitar los viajes a lo expresamente necesario…

Pero a pesar de los errores cometidos en enero, a pesar de lo que está sucediendo en Italia, muchos países Europeos siguen enfrentando el problema con poca claridad o decisión. En febrero, la alerta del coronavirus estalló en Corea del Sur, pero los vuelos directos desde Corea sólo se suspendieron el 5 de marzo. La información que circula es confusa. Una parte de su población está en pánico, pero con su comportamiento social intacto, y la otra parte es escéptica porque cree que se trata de una simple gripe. Es imposible encontrar una mascarilla o un desinfectante de manos en toda Praga, donde resido. Se ha intentado identificar al culpable de la propagación del virus en Italia, para desviar nuestra atención del hecho de que nos enfrentamos a una epidemia que afecta a toda Europa y al mundo entero, como ha dicho la OMS continuamente.

Gráfico de la expansión del virus en Italia.

Lo más probable es que lo que Italia está experimentando en estos días es lo que se desarrollará en otros países (aunque en nuestros corazones esperamos firmemente que esto no suceda) si no se toman las medidas necesarias. Pero esto sólo es posible si se pone la salud de la gente por encima de los intereses económicos y los poderes. Ciertamente, un comportamiento como el del Primer Ministro checo Babis, despotricando contra Italia y el presidente francés Macron, yendo al teatro para calmar a la población, no es lo que necesitamos en este momento. ¡Necesitamos una inversión seria en la salud pública!

Necesitamos estudiar lo que se ha hecho en China y lo que se está haciendo en Corea e Italia para imitar y mejorar las medidas efectivas que se han tomado. Por un lado, es necesario frenar la propagación del virus, y por otro, reforzar las instalaciones de atención sanitaria, ampliar el número de camas, especialmente en los cuidados intensivos, contratar nuevo personal médico y proporcionar las instalaciones médicas necesarias. Por un lado, los gobiernos deben asumir la responsabilidad de la situación, y por otro, la gente debe entender que no se trata sólo de cómo protegerse contra el virus, sobre todo de cómo ayudar a los demás, y especialmente a los más débiles, protegiéndolos para que no sean infectados por este virus.


Traducción del inglés por Alanissis Flores