Por Marcelo Castillo Duvauchelle

Chile está cambiando y lo que hace tres meses era normal ya no es sostenible.

Era normal por ejemplo que los sectores sociales y/o productivos se movilizaran sectorialmente por sus demandas. Durante las últimas décadas, luchar de manera convergente estuvo siempre en la esfera discursiva, pero no se daba el paso de alzar transversalmente las voces por cambios estructurales que trascendieran lo inmediato.

Este viernes 10 de enero, junto a otros colegas profesores y a los presidentes nacional y regional metropolitano del Colegio de Profesores, estuvimos en Plaza Dignidad. Allí no vi carteles demandando soluciones para un gremio por parte de un sindicato, un grupo de trabajadores o un sector social específico y ello lo interpreto como una interesante evolución de la conciencia colectiva e individual, es decir, se está entendiendo de que nuestros problemas van mucho más allá de la exigencia de un reajuste, de la reforma pequeña de una ley puntual o de una concesión por aquí o por allá para mejorar alguna condición laboral inmediata.

El despertar de Chile ha significado comprender al fin que las luchas sectoriales no se condicen con una ciudadanía despierta, hoy no se está luchando por un alza, una ley injusta o una arbitrariedad específica. Hoy se está luchando por una Nueva Constitución mediante Asamblea Constituyente

Bienvenida la lucha desde un nivel de conciencia más holístico con la perspectiva de bien común, de desarrollo integral.

Algo nuevo está sucediendo dentro de nosotros y estoy seguro que este año 2020 se verán efectos político-sociales que al día de hoy todavía nos parecen inalcanzables.