/Texto: Pascual Levi Curriao/

Ha despertado la sangre Mapuche que en cada chileno corre por sus venas y que se está manifestando por todo el mundo. Sin duda, ese newen (fuerza, valor, energía espiritual), es el legado de valentía que tuvieron los mayores, nuestros antepasados, por el derecho de vivir en paz.

Nuestros kuivfi ke che (mayores), nos decían que antes existían los pu malon para recurrir a la equidad e igualdad social. Cuando alguien tendía a acumular bienes se le trataba de wulmen (el que acumula), y en esos casos se producían los pu malon para generar igualdad y equilibrio social.

Con la llegada de la invasión española, supuestamente con el afán de conquistar, donde su estrategia fue matar, violar, torturar y esclavizar al Pueblo Mapuche, se defendió la vida y el wall mapu (territorio), mediante la guerra o weichan. Así nacieron los weichafes (guerreros o defensores) que se prepararon y produjeron las armas, no para atacar, sino para defender hasta dar la vida. Como lo que ocurre en el día de hoy donde han muerto muchos de nuestros hermanos Mapuche.

La mejor forma de denominar a quienes roban y saquean, es llamándoles wuinkü, que significa ladrón, también se escucha como wuinka, en referencia a aquellos que no nos dan confianza en la actualidad. También podemos definir como kaiñe a quienes nos odian, nos hacen daño, nos provocan, o nos ven como enemigo.

Como decía al principio, “ha despertado la sangre Mapuche que en cada chileno corre por sus venas”, y es porque se han dado cuenta que los wulmen, los más ricos de este país han explotado y acumulado, como también los propios políticos que con su argumento “que no les alcanza para sobrevivir” o “son casi indigentes” están dejando en la miseria al pueblo chileno. El propio presidente dice que es una guerra, y por supuesto saca su ejército a las calles en este supuesto weichan, y los wuinka que conducen el propio país y se transforman en kaiñe del pueblo chileno. ¿Acaso luchar por un derecho será guerra? ¿Salir a la calle con una cuchara de palo y una cacerola será guerra? No, simplemente es una defensa frente a esta injusticia social que los wulmen, kaiñe y wuinka han venido generando.

El engaño (ngünen) que se ha impuesto a través del sistema neoliberal, herencia de la dictadura militar y que conduce este país con la Constitución del año 1980, que ha favorecido a algunos pocos wulmenes wuinka a costa de todo un pueblo, ha explotado cada newen del Wall Mapu y la fuerza de la ñuke mapu (madre tierra). Los recursos naturales o ngüen tañi newen, han sido saqueados a través de represas, plantaciones forestales, explotación del lafken (mar) y del subsuelo, paso de grandes carreteras concesionadas sobre espacios sagrados, profanación de cementerios Mapuche, instalación de parques eólicos, robo y privatización del agua, llegando a debilitar esa gran fuerza o newen (energía), que hoy se conoce como cambio climático.

Este Estado y los distintos gobiernos han sido cómplice de este engaño (ngünen), a través de distintas artimañas, incluso criminalizando la lucha por la defensa del territorio, creando montajes, saqueos, quemas y autoatentados por estos wulmen. Nuestro Pueblo Nación Mapuche ya ha vivido estas tretas que se está aplicando por parte del Estado y la información de la prensa que tergiversa y desinforma. Entonces, hoy día sin duda el pueblo chileno es el mejor testigo frente al mundo de cómo se criminaliza la lucha por el derecho a la vida que hemos llevados los mapuche.

El pueblo chileno ha buscado un símbolo de lucha que los represente, y al parecer ya no es el impuesto por la mal llamada madre patria española, tampoco por el escudo ni la bandera chilena. Hoy más que ningún otro momento de esta gran historia, ha flameado la bandera mapuche (wenu foye), que sin duda representa el ejemplo de lucha contra la opresión a un pueblo desde la llegada de los españoles hasta nuestros días. Bandera que sigue buscando la justicia social de un pueblo haciendo historia por más de 527 años, aquella que quieren callar eliminando de los contenidos de aprendizajes de la memoria de todos, en las propias aulas chilenas.

Pascual Levi Curriao

Asesor Intercultural

Universidad del Bío-Bío