Entrevistamos a Tamara Berríos, Country Manager de BYD Chile, ingeniero de transportes de la Universidad Católica de Valparaíso, quien desde el desempeño en empresas de logística y de distribución, llegó al sector público y luego a las consultorías de transporte, donde fue contactada por empresarios chinos que le propusieron que desarrollara en Chile la electromovilidad.

Las energías limpias no existían, menos todavía en el campo del transporte urbano. Conocía bien el mercado de fabricación de buses y hoy, justamente, inaugura junto a Enel X y Metbus el primer electro-corredor de América Latina para buses eléctricos.

Pressenza: Se va a realizar en Chile la COP 25 y uno de los temas fundamentales es el uso de las energías. Resulta ser que Chile es uno de los países con mayor velocidad en su transformación de la matriz energética. En este reemplazo a energías limpias, nos sorprende constatar que el transporte de Santiago es un modelo de uso de las nuevas energías en nuestra región. Quería rescatar entonces el aporte que tu has hecho en este campo y, específicamente, en el de la electromovidad en el transporte urbano.

Tamara Berríos: Creo que la descarbonización de la matriz energética – que ha sido un proceso largo – no está directamente conectada con la electromovilidad. Me parece que son procesos independientes. Como Chile nunca ha sido un país en crisis energética profunda, la descarbonización responde al desarrollo tecnológico y los Protocolos internacionales de emisiones, pero siempre el transporte estuvo un poco alejado de esa discusión.

Para la descontaminación de la Región Metropolitana lo que se hizo fue cambiar la calidad de los vehículos del transporte, no modificar la fuente energética de ellos. El petróleo siguió siendo usado. Se fue limpiando la manera en que se extrae el petróleo y el diesel, hasta que Chile llegó a ser el más limpio de Sudamérica.

Pressenza: ¿Cuándo llegamos a pensar que podíamos cambiar la energía de los vehículos?

TB: Hubo muchos intentos, pero quedaban paralizados ante el desconocimiento de la gente. Las energías limpias se vienen trabajando, en términos de industria, desde hace más de 40 años. En paralelo, silenciosamente, empieza a investigarse en China lo que nosotros llamamos la batería de carga nocturna. Que es una batería que está puesta dentro de un vehículo, que tu la recargas, que no tiene ningún sistema de conexión durante el día y se estaba probando en China hace unos 15 años atrás. Chile en cambio seguía purificando su diesel y sus buses en Santiago. Para el sector transporte, el gobierno apuntaba a la renovación de la flota.

Pressenza: ¿Y cuándo se cae en cuenta de que hay otra manera de resolver el problema del transporte y es con la electromovilidad?

TB: Fue muy paulatino y se fue dando por adaptación a lo que iba sucediendo. Hace 5 o 6 años atrás las autoridades argumentaban que no podíamos pagar vehículos eléctricos. Fue entonces cuando recibí un mail de BYD, desde China, que me dice que están buscando a una persona que se haga cargo de abrir el mercado de electromovilidad, que pueda trabajar sola, que tenga contactos con el gobierno, que conozca el sector público y que sepa de buses. Acepté el desafío en mayo del 2014. Nadie en Chile hablaba de vehículos eléctricos. Estuve casi 3 años sin vender nada.

Pressenza: ¿Cómo se produce entonces ese cambio de mentalidad que permite abrirle espacio al transporte público eléctrico?

TB: En el 2015, teníamos un bus, se lo pasamos a la Municipalidad de Santiago y buscamos el modo de financiar un año de su funcionamiento con Chilectra. La innovación de esa empresa fue transformada en un departamento completo cuando pasó a ser parte del grupo Enel X. Ese hito, fue un éxito y desmitificó la tecnología, mostrando su funcionamiento limpio, silencioso, seguro y eficaz.

Pressenza: Ayudó eso a que la gente cambiara su relación con los vehículos eléctricos.

TB: Va más allá de eso. Produjo un gran cambio en el gobierno, las diversas autoridades comenzaron a valorarlo. También empezaron las conversaciones con operadores. En ningún país latinoamericano se trabajaba con buses eléctricos. Santiago hoy día tiene siete operadores. MetBus quiso conversar con nosotros. Desde el 2016 intentamos un proyecto con 10 buses, que se nos cayó. Pero conocí al CEO de Enel Chile a fines de ese año. Y comprendí que él quería ser protagonista de la electromovilidad. En todas estas cosas, me he ido dando cuenta que ninguna innovación funciona si no estás aliado con alguien. Te dicen que estás loca, pero si te encuentras con otro loco, las cosas se aceleran.

Pressenza: ¿Por qué crees que el CEO de Enel quería hacer esta locura?

TB: Tenía la visión de que la electromovilidad era lo que venía a futuro. Enel compró los buses y los operó MetBus. En octubre del 2017 llegaron los vehículos. Demostramos que la forma de compra era también nueva, había comprado Enel y había establecido un especie de leasing con el operador. El día en que llegaron los buses me llamó el dueño de MetBus para decirme que me felicitaba, que había cumplido con todos los plazos, pero que si los buses fallaban, no iban a comprar ningún otro.

Luego de cuatro meses, estaban impresionados con la performance. Sobretodo con los costos de mantenimiento y los costos energéticos, brutalmente más baratos que un diesel.

Pressenza: ¿Por qué?

TB: El vehículo tiene un motor eléctrico que es más eficiente, por lo tanto el precio por kilómetro – si en un vehículo diesel gastas en un kilómetro 350 pesos, en uno eléctrico no subes de 70 pesos – la energía eléctrica es mucho más barata. Setenta y cinco por ciento más barata. Y en mantenimiento, lo mismo. Esta tecnología tiene menos componentes y no tiene la cantidad de componentes líquidos grasos que usan los motores diesel.

Entonces se comienza a impulsar el aumento de la compra y cuando cambió el gobierno, nuevas reuniones y conversaciones, me preguntan cuántos buses puedo traer en el plazo más breve. Hay 17 empresas fabricantes en China, de modo que la cantidad no es problema. MetBus señala que prefiere los resultados de los buses eléctricos y está dispuesto a renovar la flota. Se acuerda traer 100 vehículos y Enel los financia. Salió rapidísimo.

Pressenza: ¿Enel ha financiado buses eléctricos en otro país, en Italia por ejemplo?

TB: No, ahora va a comenzar a hacerlo.

Pressenza: Esta es una energía más barata, mucho más barata. No es contaminante. ¿Qué otras ventajas tiene?

TB: Para el operador, para el que compra, para quien hace la inversión, este vehículo es más barato porque con el ahorro de energía puedes financiar el costo adicional y la mantención. Desde el punto de vista del gobierno, es un bus que no emite ni contamina, es un bus limpio, que es lo que buscamos como política ambiental. Además tiene aire acondicionado, calefacción, piso bajo, cargadores de USB con conexiones wi-fi y eso, sumado al silencio, porque es un vehículo que no suena al desplazarse, constituye una experiencia de viaje muy distinta.

Pressenza: ¿Y existe sólo en Santiago?

TB: Así es por ahora. Pero se extenderá a regiones, dentro del próximo año seguramente. Se lo está planificando.

Pressenza: ¿Cuándo crees tu que los particulares nos vamos a cambiar a autos eléctricos?

TB: Falta, faltan todavía de tres a cinco años.

Pressenza: ¿Por qué?

TB: Si bien el precio es efectivamente un problema, no es lo sustancial. El tema es la red de carga. No hay más de 40 cargadores en Santiago, uno en Viña del Mar, otro en Concepción… Si ese problema se soluciona, estamos al otro lado.

Pressenza: ¿Hay algún otro país latinoamericano que esté cambiando su flota de transporte público hacia la electromovilidad como se está haciendo acá?

TB: No, pero el país que está más cerca de hacerlo es Colombia. Ya tenemos 64 buses eléctricos en Medellín, que van a empezar a operar a fin de este año. Bogotá está sacando una licitación de 560 buses eléctricos, que se cierra el 3 de septiembre. Si eso resulta bien, van a tener una tremenda flota.

Chile hoy tiene 200 buses en circulación y en este mes de octubre entraron 183 más, por lo tanto tenemos cerca de 400, sólo en Santiago. Para fines del próximo año podrían estar circulando 300 buses eléctricos en regiones y acá en la capital unos 800.

Estamos a un ritmo acelerado, direccionados hacia el futuro. La crisis ambiental ha acelerado esta transformación, a pesar de que no fue lo que condujo hacia estas formas nuevas de transporte. Pero nos damos cuenta de la repercusión que esto está teniendo.