El presidente ecuatoriano Lenin Boltaire Moreno insiste en que las movilizaciones contra el “Paquetazo” fueron alentadas desde el sector político que responde al expresidente Rafael Correa, de esta manera puede continuar con la persecución arbitraria de opositores y detenerlos sin pruebas. El caso más emblemático ocurrió esta mañana al ser detenida en su domicilio la prefecta de Pichincha, Paola Pabón.

El movimiento cívico que comenzó el paro fue sobrepasado por la acción de los pueblos originarios, que con su movilización organizada y digna, se convirtieron en los líderes de la protesta. Su fortaleza y capacidad de paralizar el país si se lo proponen, hizo que Moreno ofreciera una mesa de diálogos, en la que se creó una comisión para elaborar un decreto que reemplace el 883, que despertó el escarnio popular.

Dicha comisión contará con el arbitrio de la Conferencia Episcopal del Ecuador y de integrantes de Naciones Unidas. Mientras tanto, dirigentes originarios llamaron a la desmovilización y que los indígenas desplazados vuelvan a sus territorios.

Tras los festejos por el poder del pueblo para torcerle el brazo al gobierno, pese a la brutal represión, cierta calma vuelve a las calles de las principales ciudades, aunque sin clases y con transportes mínimos.

La derecha que se abroqueló detrás de las decisiones del FMI que ejecutó Moreno, han mostrado su cara más antipopular y su prestigio cayó en picado. Si bien los medios de comunicación masivos hacen eje en los disturbios producidos por pequeños grupos y se señala a Rafael Correa y al presidente venezolano Nicolás Maduro como supuestos instigadores a distancia, la sensación general es que el gobierno debe derogar el decreto del “paquetazo”, debe juzgar los crímenes cometidos contra el pueblo movilizado y debe devolver sus roles a las instituciones.

La incertidumbre perdura, el estado de excepción continúa y el reloj corre para que se encuentre la fórmula de un decreto que sea respetuoso de las mayorías y garantice soberanía ecuatoriana frente a la injerencia del Fondo Monetario Internacional.

La atención del mundo se dirige al Ecuador. Los logros de la poderosa movilización popular serán evaluados desde los pueblos, pero también desde los poderes fácticos. Claro que serán los propios ecuatorianos y ecuatorianas los que deberán calibrar lo realizado y la fortaleza conjunta, del mismo modo que la legitimidad de sus representantes y de la capacidad de organización que permita volver a confrontar cuando las promesas no se cumplan o se gobierne en contra de la voluntad popular.

En el cortísimo plazo, es Moreno quien deberá honrar sus compromisos frente a la población y estos hechos producirán un reordenamiento de fuerzas. El balance de la brutal represión dará un tono trágico a los logros conseguidos por la movilización popular.