Por Sergio Ciancaglini. Fotos: Nacho Yuchark/lavaca
Enviados especiales a la Amazonia, en cobertura de lavaca financiada por lectorxs.
Noche sin luna, regresando desde Xapurí, la tierra de Chico Mendes.
Fue un visionario que entendió hace 40 años que el sindicalismo y los derechos campesinos e indigenas obligaban a defender al Amazonas de la destrucción. O sea que fue considerado «ambientalista», etiqueta útil para encoger a alguien capaz de entender y desafiar la época que le toca vivir.
En 1988 el poder decidió solucionar el problema eficazmente: dos productotes-sicarios mataron a balazos a Chico Mendes en la puerta de su casa, por la que hoy pasamos, en Dr.Batista 487, Xapurí.
En el viaje de vuelta de esa zona, nos topamos con que la noche sin luna bien puede ser iluminada por las llamas que quemaban lo que había que quemar, a un costado de la ruta.
Por la sorpresa, nos metimos campo adentro para acercarnos y volver a ver el fuego, respirar el humo, escuchar el chisporroteo infinito, sentir un calor imposible para cualquier meteorología.
Desde aquel crimen de 1988 hasta estas llamas de 2019, el poder sigue actuando para resolver sus problemas con supuesta eficacia.
Por eso toparse con los fuegos en el Amazonas deja de ser una sorpresa: es un oficio que puede encenderse cotidianamente.
En cualquier ruta, al costado de la noche.