Mariana Fernández es coordinadora de proyectos de la oficina de la Fundación Rosa Luxemburgo en Nueva York y conversó con Pressenza Internacional En la Oreja el pasado viernes 02 de agosto.

Ir a descargar

Mariana, ¿se ha polarizado la sociedad estadounidense a partir de la llegada de Trump, sí, no, es un proceso que viene de antes, como lo analizas tú?

Bueno, sí, es un proceso que viene de antes, podemos fácilmente decir que desde la guerra civil que la sociedad de Estados Unidos es una sociedad muy dividida, muy polarizada. Pero se ha visto un proceso que inició en la década de los 90, donde se han empezado a dividir y acentuar las diferencias entre lo que son los campos conservadores y moderados, y los campos más progresistas. Esto se vio muy fuerte ya en el gobierno de los 8 años de Obama y, claramente, con la llegada de Trump es una expresión de esta polarización y su propia figura, sus políticas, sus ataques constantes han acentuado estas diferencias.

Lo que se da en Estados Unidos es una situación muy particular, donde hay varios factores para pensar esa polarización, por un lado tenemos el bipartidismo de su sistema político y los dos campos, el demócrata y el republicano. Se ven las encuestas como se están separando cada vez más, lo que eran las posiciones más moderadas cada vez se están alejando. Después se ve una gran polarización entre lo que son las costas y el interior de los Estados Unidos y aquí se ven las diferencias entre ciudad y ruralidad y ahí mismo se ven diferencias que tienen que ver con lo socioeconómico, lo cultural y muy especialmente en lo político. A todo esto han ayudado también características del sistema que tienen que ver con la posibilidad de manipular los distritos electorales para realmente generar como silos o guetos republicanos o demócratas. También hay un sistema de medios de comunicación completamente atomizado que junto con las nuevas tecnologías, las redes sociales, realmente han creado burbujas donde no existe una comunicación entre campos. El tema también de los financiamientos de las campañas políticas ha virado mucho, lo que antes eran donantes que aportaban a partidos, hoy aportan a ideas específicas, todo esto ha colaborado, ha contribuido, a que los dos campos se vayan separando, cada vez haya menos colaboración, menos comunicación particularmente.

Mariana y tú crees que esa polarización que describes tan sintéticamente, tan claramente ha significado una revitalización de los movimientos de protesta, le ha ayudado a ese proceso de revitalización. ¿Por qué?, ¿sí, no?, ¿cómo lo ves?

No hay que quitarle valor a los movimientos de protesta y a los movimientos sociales en particular que en Estados Unidos tiene una gran tradición, pero sí fueron movimientos que en los 80- 90 han estado mucho más adormecidos. Las políticas neoliberales de destrucción, del movimiento laboral, del trabajador han realmente lastimado a esos movimientos y ya desde principios de los 2000 se empezó a observar una revitalización de estos movimientos, y yo creo que la llegada de Trump en particular, podríamos decir, la llegada de los lados más radicalizados de la derecha norteamericana, y podemos hablar antes de Trump teníamos el Tea Party y otros grupos que ya movilizaban ideas xenofóbicas, racistas. Ya desde mediados de la década del 2000 se empezaron a armar movimientos más fuertes, mucho más concentrados en temas específicos y la llegada de Trump, realmente desde el primer día, en su oficina comenzado con ataques por todos los frentes posibles, creo que eso obligó a generar como equipos de respuesta rápida donde los movimientos debieron como reorganizarse y realmente salir a la calle, y salir con estrategias de acción mucho más directa, que también permitieron visibilizar sus demandas. Y el temor que Trump ha generado en la sociedad ha hecho que muchos sectores no politizados o que no estaban interesados en estos temas han empezado a prestar atención y se han empezado a visibilizar más la acción de distintos movimientos.

¿Y qué movimientos y en qué agendas son los que destacarías y los que desde tu perspectiva, realmente, están como marcando una tendencia, una línea, poniendo una agenda?

En primer lugar me parece muy interesante de los movimientos actuales el tema de cómo están logrando la intersección de las luchas, ya creo que mencioné que muchos tienen búsquedas muy concretas y en eso podría marcar los movimientos que están trabajando por el acceso a la salud como un derecho básico, el acceso a salarios dignos, los derechos por los migrantes que en estos momentos la crisis es tremenda, los movimientos antirracistas, como el movimiento por las vidas negras, todos estos tienen reclamos y demandas específicas, pero, a la vez, todos ellos han logrado hilar diferentes cuestiones que son las que están logrando filtrarse por la sociedad y me refiero a grupos que están trabajando por temas de justicia económica han incorporado una perspectiva racial, una perspectiva feminista. Es, por ejemplo, muy bueno verlo en el tema del movimiento por las vidas negras, como comenzó con un movimiento contra la violencia y la brutalidad policial específicamente y ha empezado con temas como la mortalidad de mujeres negras en la hora del parto, que es la más alta del país, los asesinatos y femicidios contra mujeres trans negras y mujeres negras, también están en los números más altos del país, entonces se han empezado a incorporar.

Estas son agendas que han filtrado, que han pasado de los movimientos a lo que yo diría política electoral y esto se está notando, hoy ya estamos con las primarias y las precandidaturas para las elecciones presidenciales de año que viene y todos estos temas ya son parte, de una manera u otra, de las plataformas de los precandidatos. Yo creo que el ejemplo más claro sería el del acceso a la salud como derecho básico, la idea de un sistema publico universal de salud que era algo impensado hace 5, 10 años, que era una idea radical en el 2015 cuando la presentaba Bernie Sanders. Hoy prácticamente son todos los candidatos que apoyan, de una manera u otra, un sistema exclusivo público, algunos apoyan un sistema mixto pero es un tema que ya está instalado, tiene un 70, 80% de apoyo en la sociedad y esto fue claramente por los movimientos que lo trajeron a la escena.

Justamente, esa es la siguiente pregunta. Me encanta tener esta posibilidad para nuestra audiencia y para todos los que nos siguen en otras radios porque a veces se tiene una mirada de la sociedad estadounidense que es bastante simple y lo que tú nos vas contando, nos va dando cuenta de una sociedad muy compleja, de una sociedad con muchos factores gravitando en torno a todo lo que sucede, también en dinámica está muy bueno escucharte. La pregunta justo tiene que ver con la vinculación entre los movimientos de resistencia, los resultados de las relaciones intermedias que pasaron hace relativamente poco y la situación actual del partido Demócrata, es decir, también cómo esos movimientos de resistencia inciden en resultados electorales, en las precampañas, porque al final ya todos se están moviendo en la perspectiva electoral, ¿cómo se vinculan esas dinámicas?

Las elecciones de 2018, elecciones de término medio realmente la gran sorpresa, me parece, que fueron las nuevas candidaturas que, sin duda, fueron resultado del proceso de politización y movilización que se vino dando en los últimos 5 años. Hace poco hablamos, Nelsy, sobre la marcha de las mujeres que se dio el primer día después de la asunción de Trump, que fue masiva y que, realmente, tuvo muchísima repercusión. Pero después, esa masividad como que se perdió y el movimiento no tuvo la misma fuerza que, por ejemplo, y se puede ver en otros países latinoamericanos, pero yo creo que un resultado, algo que realmente surgió de ahí y tuvo que ver con la cantidad de mujeres que se acercaron y que decidieron presentar candidaturas, estamos hablando del Congreso estadounidense, que el año pasado tuvo por primera vez 100 mujeres jurando como nuevas congresistas, aunque todavía el porcentaje de participación de mujeres es muy bajo y hay solo un 23% de representantes mujeres en el Congreso. Es realmente algo para destacar y no solo hablamos de mujeres sino también, particularmente, mujeres no blancas, mujeres pertenecientes a colectivos LGBT, mujeres pertenecientes a pueblos indígenas, grupos que realmente no habían estado representados históricamente en el Congreso y creo que eso ha  sido algo muy importante, claramente, eso se ha convertido en el blanco principal de Trump y lo hemos visto en las ultimas semanas, atacando especialmente a mujeres negras, a mujeres inmigrantes. Pero bueno, la discusión se está dando ahí.

En las primarias demócratas, que ya esta semana acaba de pasar a la segunda tanda de debates, es claro que la agenda se ha corrido muchísimo a la izquierda si lo comparamos con las últimas elecciones. Como ya mencioné, el tema de un sistema publico de salud que en cualquier momento de la historia norteamericana por lo menos en los últimos 20, 30 años se le hubiera llamado “comunismo absoluto”, hoy hasta el vicepresidente de Obama, Biden, utiliza este slogan de “medicare for all”. Esta propuesta de Alexandria Ocasio-Cortés, también una de estas congresistas jóvenes nuevas que llegaron el año pasado al Congreso con propuestas que están intentando traer el tema de la crisis climática y combinarlo con las demandas por la desigualdad económica, porque recordemos la crisis del 2008 ha sido realmente devastadora para la clase media y las clases bajas estadounidenses. Entonces, cualquier propuesta que no tenga en cuenta una transición justa, una participación de los movimientos sindicales, los movimientos indígenas, los movimientos ambientalistas que no estén a la hora de decidir sobre estos temas, realmente hoy no se está concibiendo. Entonces, es muy bueno que también se estén dando iniciativas en ese sentido y se ha visto un rechazo en el tema del financiamiento corporativo en las campañas, me parece que esto también es importante, la idea de separar el dinero de la política con muchos candidatos y candidatas que están apuntando a las donaciones individuales, montos pequeños que realmente generan apoyos territoriales. Que los apoyos financieros de las corporaciones, los laboratorios históricamente apoyaron candidatos y obviamente tanto demócratas como republicanos, hoy es eso también algo que la gente no tiene paciencia para eso.

¿Qué podemos esperar para los próximos meses, cómo vislumbras tú, esta dinámica tan interesante, demasiados elementos en el escenario?

La verdad es que es impredecible saber lo que va a pasar, Trump todavía puede ganar, él tiene un núcleo duro de por lo menos un 32% y su campaña ha empezado movilizando las ideas más xenófobas, más racistas que puede encontrar, entonces, hay que ver qué va a pasar con eso.

Entre los demócratas Joe Biden todavía es el más popular, es quien tiene más reconocimiento. Lo que es complicado es cuando uno ve las encuestas de Trump y Biden, Trump está ganando así que está muy complicado predecir qué va a pasar a nivel electoral. Lo que sí me parece es clave, va a haber que seguir también las elecciones en el Senado, que hoy todavía está en manos de los republicanos, se ve difícil recuperarlo para los demócratas, pero ese es un espacio donde va a haber mucha disputa y lo que me parece más importante, que va a ser algo para construir a mediano y largo plazo, que es la politización de una nueva generación de jóvenes y de colectivos que antes no estaban representados, o que no habían tenido una educación política. Hoy están acercándose, están siendo parte de movimientos como los socialistas democráticos de América, se están presentado como candidatos a niveles municipales, distritales, escolares. Me parece que toda esa movilización, sobretodo de los más jóvenes, va a ser algo para seguir, para tener esperanza, por lo menos para la próxima década que algo cambie por lo menos a nivel político.