En el marco del curso de Verano de la Universidad Internacional de la Pau (artículo anterior) y en su séptimo y último día, se pudieron escuchar dos ponencias a cargo de Luca Gervasoni, codirector de NOVACT y presidente de Lafede.cat, y la conferencia de clausura de Arcadi Oliveres, presidente de la Universidad Internacional de la Pau.

Frontera Sur y derechos humanos: desobedeciendo la razón moderna para restablecer la legalidad

La conferencia de Luca Gervasoni, empezaba con una pregunta retórica: “Cómo entendemos el actual orden geopolítico? Apartheid global”, respondía el conferenciante.
Entre 1975 y 1980 se podían contemplar graves desigualdades entre “el primer mundo” y el “tercer mundo”. Las diferencias en esperanza de vida, abastecimiento, lava del mundo occidental con el resto eran extrapolables a las diferencias entre blancos y negros en Suráfrica, explicaba para empezar Luca Gervasoni. Actualmente, los macro índices establecen que hay más desigualdad en base donde vives que en base a las desigualdades de clase, a pesar de que estas últimas todavía existen. Esto se debe al mayor peso demográfico de los países más pobres. «El futuro pinta como una sociedad llena de guetos y espacios degradados», comentaba a continuación.
Para funcionar, un apartheid global necesita reprimir a las amenazas de cambio. La construcción de muros, verdes o rojos en función del nivel de permeabilidad, se acompaña con la guetización de las poblaciones. La lucha contra el terrorismo también sirve como excusa para cambiar el significado del concepto de seguridad y enfocarlo a la persecución de la disidencia. También se requiere una hegemonía política que lo acepte y tolere y que esto se legitime en los votos a los partidos, tal y como está pasando, explicaba el activista posando como referencia el libro de Susan George, «El pensamiento secuestrado».
La respuesta propuesta por el activista era clara: «Justicia Global», y para conseguir la Justicia Global hay que educar en ciudadanía global. La metáfora del buen samaritano nos sirve para entender que estamos perdiendo la hegemonía cultural en manos de los conservadores, de quienes quieren involucionar. El amor y respeto por los diferentes, es un principio que es la fuente de los derechos humanos y que es cuestionado. Por lo tanto, hay que educar por la paz y hacerlo en los barrios y en la escuela, a los lugares donde la desigualdad es más visible, continuaba explicando.
También hay que viajar, pero como una experiencia que no sea un estéril cambio de «ciudadelas fortificadas». A la vez, las políticas públicas pregonan que no hay dinero por la cooperación, pero el gasto militar se incrementa. Ante esto, la protesta y oposición es una herramienta de transformación y hay que formar parte de los movimientos sociales y ONG’s como medida de presión. Otras iniciativas útiles pueden ser la objeción fiscal contra el presupuesto militar. Y, por supuesto, en el día a día, no participar en los negocios de bancos, empresas, partidos que fomenten el gasto militar, o atenten contra la paz, explicaba Luca Gervasoni en última instancia.

Muros para una humanidad que sufre detrás las vallas

El presidente de la Universidad Internacional de la Pau, Arcadi Oliveres ofreció la última conferencia del Curso de Verano 2019. Dado que la experiencia de Arcadi Oliveres con las fronteras viene de lejos, con encuentros con las fuerzas de seguridad de la Guardia Civil, la frontera Israel – Palestina o el aeropuerto de Nueva York, la ponencia contó con anécdotas muy ilustrativas.
En primer lugar, el presidente de la Unipau quiso dejar patente que la gente huye de sus países por muchos motivos. El hambre, por ejemplo. Una lucha que no recibe los recursos necesarios de las Naciones Unidas, puesto que las cifras económicas requeridas para posar final no llegan ni a la ínfima parte que se necesita. A la vez, el dinero se usa para rescatar los bancos y otras empresas.
Empobrecemos los países y les robamos los recursos desde Occidente, como pasa con la pesca, por ejemplo y, además, beneficiamos a las empresas que explotan a los trabajadores de todo el mundo, explicaba el reconocido activista.
Por otro lado, la inversión en armas y la preparación de guerras es constante y el dinero destinado a esta actividad podrían erradicar la pobreza mundial más de una vez. «La Maratón de TV3, por ejemplo, recauda unos 10 millones de euros en un día, mientras que el Ministerio se gasta 50 millones de euros al día en armamento y defensa. Y el rey, tanto el emérito como el actual, forman parte del circo de la venta de armas», continuaba explicando.
La Unión Europea tiene una gran responsabilidad en estas desigualdades, puesto que los sueños surgidos del final de la Guerra Fría han quedado frustrados. Hemos creado el Euro, una política monetaria común, pero no se ha creado una política social común. «Hay que cambiar a partir del conocimiento que adquirimos del mundo que nos rodea, a pesar de haber una maquinaria destinada a engañar constantemente a la población. Es uno de los retos más urgentes que tenemos. Podemos saber qué pasa, pero la mayoría de la gente prefiere gastar su tiempo en otras cosas. También hay que cambiar el sistema capitalista, ya no sirve, genera desigualdades y destruye el planeta. Necesitamos un modelo cooperativo, solidario», concluía Arcadi Oliveres, dando por acabado el Curso de Verano de este año.
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