Científicos despliegan un aparato que permitirá al equipo de investigación tomar medidas de sonar desde el fondo del mar en la Plataforma Ártica de Siberia Oriental durante un crucero de investigación en agosto de 2009. Los investigadores utilizaron el sonar para registrar nubes de burbujas que se elevaban desde el fondo del mar. Crédito de: Igor Semiletov, University of Alaska Fairbanks

La plataforma ártica de Siberia Oriental (ESAS, por sus siglas en inglés) es el epicentro de una zona rica en metano que podría poner el mundo patas arriba.

Sin embargo, el ESAS no está en el radar de la ciencia convencional, y no está incluido en los cálculos del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), y en general no se comprende bien. Es uno de los mayores misterios del rompecabezas climático del mundo, y es muy controvertido, lo que crea un mayor nivel de incertidumbre y dudas.

El ESAS es la plataforma continental más extensa del mundo, incluyendo el Mar de Laptev, el Mar de Siberia Oriental y la porción rusa del Mar de Chukchi, todo ello en equivalente a las masas terrestres combinadas de Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón.

La región alberga cantidades masivas de metano (CH4) en el permafrost (o permacongelamiento) submarino congelado en aguas extremadamente superficiales, suficiente CH4 para transformar el ciclo de «calentamiento global» en un ciclo de «fin de vida». Por absurdo que parezca, no es inconcebible.

El permafrost de la plataforma ártica de Siberia Oriental (una superficie de unos 2 millones de kilómetros cuadrados) es más poroso de lo que se pensaba. El océano encima y el calor del manto debajo lo calientan y lo hacen perforar como el queso suizo. Esto permite que el gas metano almacenado bajo presión reviente en la atmósfera. La cantidad de metano que se filtra de este lugar es comparable a todo el metano del resto de los océanos del mundo juntos. El metano es un gas de efecto invernadero más de 30 veces más potente que el dióxido de carbono. Fotografía de: Zina Deretsky, Fundación Nacional de Ciencia.

La investigación en curso para desentrañar el misterio de ESAS se encuentra en muy pocos estudios, casi ninguno, excepto por Natalia Shakhova (International Arctic Research Center, University of Alaska/Fairbanks), una autoridad líder, por ejemplo: «Se ha sugerido que la desestabilización de los hidratos de la plataforma del Ártico podría conducir a una mejora a gran escala del CH4 acuoso, pero se planteó la hipótesis de que este proceso sería insignificante en una escala de tiempo de una década y medio. En consecuencia, la plataforma continental del Océano Ártico no ha sido considerada como una posible fuente de CH4 a la atmósfera hasta hace muy poco tiempo». (Fuente: Natalia Shakhova, Understanding the Permafrost-Hydrate System and Associated Methane Releases in the East Siberian Arctic Shelf, Geosciences, 2019: https://www.mdpi.com/2076-3263/9/6/251/htm)

El comentario de Shakhova «hasta hace muy poco» explica, en parte, por qué el IPCC no incluye la desestabilización del metano de ESAS en sus cálculos. Mientras tanto, la investigación de Shakhova ha desenterrado a un monstruo escondido, pero afortunadamente, sobre todo en reposo…. por el momento. Aun así, las señales de alerta en las primeras etapas son claramente perceptibles; ESAS está retumbando, emitiendo cada vez más y más CH4, posiblemente en anticipación de un «Gran Eructo», que podría apagar las luces del mundo, esperemos que en otro siglo, o más allá, pero basado en una lectura de su último informe en Geosciences, no cuente con que esto tome tanto tiempo.

La investigación de Shakhova se destaca en un artículo reciente en Arctic News: «When Will We Die?» del 10 de junio de 2019, que dice: «Imagina una ráfaga de metano erupcionando del fondo marino del Océano Ártico que añadiría una cantidad de metano a la atmósfera igual al doble del metano que ya está allí.»

El horror de los horrores, la ecuación resultante es inquietante a saber: El doble de la cantidad de CH4 que ya está en la atmósfera equivale a un CO2e (dióxido de carbono equivalente) de 560 ppm, asumiendo que CH4 es 150 veces la potencia de CO2 en sus primeros años. Y, agregando ese nuevo número al CH4/CO2e actual de 280 ppm a los niveles actuales de CO2 de 415.7 ppm, de acuerdo con las lecturas de Mauna Loa, Hawaii, equivale a un total de CO2 atmosférico de 1256 ppm.

En otras palabras, si ESAS produce una gran fuga de grasa, el Big Burp, que sólo sería <5% del depósito de metano congelado existente; es posible que el CO2e atmosférico aumente hasta 1256 ppm.

¿Qué ocurre luego?

Un reciente estudio de terceros, al que también se hace referencia en el mencionado artículo de Arctic News del 10 de junio, concluyó que a 1200 ppm de CO2 atmosférico, el calentamiento global aumenta en 8°C, o 14,4°F, en una década. (Fuente: Arctic News, 10 de junio de 2019). A decir verdad, ese escenario no es problemático, es catastrófico y demasiado avanzado para ser clasificado como un problema. Después de todo, los problemas se pueden arreglar; las catástrofes son fatales.

De acuerdo con la investigación de Shakhova, referenciada en Geosciences, 2019: «Las liberaciones podrían aumentar potencialmente de 3 a 5 órdenes de magnitud, considerando la gran cantidad de CH4 preservado dentro de los depósitos superficiales del lecho marino ESAS y las tasas documentadas de deshielo del permafrost submarino reportadas recientemente. El propósito de este documento es introducir el sistema de hidratos de permafrost ESAS, que en gran medida es desconocido para los científicos», Ibíd. (Nota al margen: 3 órdenes de magnitud es equivalente a 1.000, es decir, una gran liberación de metano.)

Más de Shakhova: «Aquí presentamos los resultados del primer re-perforación científica integral para mostrar que el permafrost submarino en la zona cercana a la costa del ESAS tiene un movimiento descendente de la tabla de permafrost enlazado con hielo de ~14 cm (6 pulgadas) al año durante los últimos 31-32 años… Sin embargo, estudios recientes muestran que en algunas áreas el permafrost sumergido muy recientemente está cerca del punto de descongelamiento o ya ha alcanzado el punto de descongelamiento,» Ibíd.

Los estudios de Shakhova se basan en expediciones marinas, incluyendo campañas de perforación que investigan el régimen térmico, la geomorfología, la litología y la geocriología de los núcleos sedimentarios extraídos de pozos de sondeo perforados desde embarcaciones marinas y no se basan únicamente en modelos climáticos calculados en computadoras de escritorio.

En conclusión, mientras la comunidad mundial sigue aceptando la realidad del cambio climático como una amenaza existencial, hecho que se destaca enfáticamente en la Cruzada de los Niños, originada en Suecia, y la Rebelión de la Extinción, originada en el Reino Unido, es importante enfatizar el factor tiempo. Nadie sabe con certeza al 100% cómo resultará la crisis climática, pero hay pruebas bastante sólidas de que el problema, es decir, varios ecosistemas que están empezando a colapsar al unísono, se está acelerando mucho. Por lo tanto, no queda mucho tiempo para hacer algo constructivo, asumiendo que no sea ya demasiado tarde. Hablando de eso, una pequeña fracción de los científicos del clima ya ha «tirado la toalla».

Después de todo, no es tan difícil entender su punto de vista, ya que muchos ecosistemas ya han alcanzado puntos de inflexión, lo que significa que no hay vuelta atrás, no hay soluciones posibles, pero aun así, (y, he aquí la gran esperanza) nadie sabe con certeza al 100% cómo se desarrollará todo esto.

Sin embargo, en un mundo perfecto que realmente «sigue la ciencia», un Plan Marshall Mundial Todo Coordinado para hacer «lo que sea necesario» ya estaría en un modo de pleno despegue.

Pero… ¡no lo es!


Traducción del inglés por Sofía Yunga