por Gerardo Villagrán del Corral

Entre el apoyo y la xenofobia, el imaginario colectivo revelado por las redes sociales en México se divide con relación a las caravanas de migrantes centroamericanos, un tema que polariza las posiciones y despierta una ola de discriminación, raciclacismo y falso nacionalismo.

La llegada a México de miles de centroamericanos (en especial hondureños) con rumbo a Estados Unidos y una esperanza de vida, revela los claroscuros que conviven en el imaginario colectivo: empatía hacia los migrantes y la condición que viven y a los vez los prejuicios de los mexicanos en contra de los migrantes indocumentados.

Históricamente, México fue considerado como país destino de grupos que fueron obligados a emigrar de sus países. Gracias a una política de apertura a la inmigración, desde el siglo XIX México ha recibido a miles de personas de todo el mundo que, por diferentes causas, dejaron o debieron dejar sus hogares. Hoy, la crisis del capitalismo y de la globalización exalta los nacionalismos y cobran fuerza las ideas de quienes se oponen a compartir el mundo con el “otro”, los aparentemente diferentes.

Según la encuesta nacional de Migrantes en Tránsito por México, más de la mitad de los entrevistados denuncian actos de discriminación a su paso por el país. Aunque casi la mitad de los mexicanos está de acuerdo en que las autoridades les permitan el paso y se les dé refugio, más de 60% percibe negativamente un arribo de indocumentados migrantes s de Centroamérica a su comunidad, reveló una encuesta de El Universal.

Una parte de los mexicanos aborrece a los centroamericanos del mismo modo que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sus simpatizantes lo han hecho con los mexicanos. En EEUU estos temas han acarreado división entre quienes rechazan y quienes aceptan a los migrantes, multiplicando los casos de racismo y discriminación contra la población latinoamericana que ahí habita. ¿Vive México una situación similar?

Resta recorrer un largo camino para que en México se arraiguen la tolerancia y el respeto al recién llegado, a pesar de los avances logrados en materia de derechos humanos y en el combate a la discriminación.

La xenofobia y el racismo son muchas veces impulsados por los medios masivos de comunicación y/o la manipulación de las llamadas redes digitales, a veces con información sesgada o simplemente falsa, en especial para implantar en el imaginario colectivo el proyecto del presidente estadounidense Donald Trump de separar con un muro a EEUU del resto de los americanos, señala el académico Emilio Serrano.

Los migrantes muchas veces son víctimas de la trata de personas o son detenidos como parte de un procedimiento rutinario sin tener acceso a las salvaguardias judiciales adecuadas. La crisis económica y social en el triángulo norte de Centroamérica–causada por la aplicación de políticas regresivas aupadas por EEUU y el Fondo Monetario Internacional- y el aumento del desempleo han intensificado la necesidad de migrar.

Desconocimiento, temor, rechazo

Sin dudas, las expresiones de discriminación que surgen en relación con el flujo migratorio centroamericano tienen su raíz en dos elementos: el desconocimiento y el temor, a veces inconsciente,  por quienes gozan de ciertos privilegios, de perderlos. La xenofobia es el miedo a lo externo, al extranjero, pero en el caso de las personas que conforman caravanas que cruzan México han salido de países que atraviesan una crisis económica y de violencia.

La combinación de estos factores juega en contra cuando los estigmas y los estereotipos salen a la luz. En el caso de la xenofobia, entra otro elemento, la agorafobia o la aporofobia, que es el rechazo, aversión, temor y desprecio hacia el pobre, hacia el desamparado.

“La migración es un peligro/ los migrantes son delincuentes, holgazanes, analfabetas”; son algunas palabras y frases que comenzaron a circular en redes sociales con el arribo de las caravanas migrantes. Tania Ramírez, directora general adjunta de Vinculación, Cultura y Educación del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), señala que este discurso no representa el sentir de la mayoría de los mexicanos, pero sí es preocupante que se reproduzcan.

Ramírez sostiene que la gravedad de este tipo de expresiones «es la idea de que la forma de ser de un grupo pequeño represente al resto, esto pone en riesgo la posibilidad de desarrollar un proyecto de vida digno para estas personas”.

En el texto del Conapred -Mitos y realidades sobre la caravana migrante y las personas refugiadas-, se puntualiza que la xenofobia y el «raciclasismo» contra personas de Centroamérica se ha manifestado en la sociedad mexicana durante décadas, pero ahora más abiertamente. Esto debe enfrentarse como lo que es: expresiones de la discriminación.

Lo que preocupa a las autoridades es que en México se reproduzca un discurso racista y xenofóbico, en especial porque se dirige a las poblaciones centroamericanas, cuyo perfil sociodemográfico, étnico y cultural es muy similar al de la población mexicana. El rechazo a las personas de Centroamérica, en general, y a las de la caravana migrante en particular, sólo es un reflejo del odio y la discriminación que se ejerce en otras latitudes contra el propio pueblo de México.

Estas reacciones sociales no representan la opinión mayoritaria y las encuestas dan algunas pistas: más de la mitad opina que se les debe dar refugio hasta que puedan regresar a su país (53%) y una tercera parte piensa que se les deben dar papeles para que puedan vivir y trabajar en México. Menor al 12% es de la opinión de que se debería cerrarles la frontera y devolverlos a su país (Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017)

Tania Ramírez apunta que para contrarrestar las expresiones discriminatorias es importante informar sobre el hecho de que la composición sociodemográfica de los grupos migrantes no es la que se pregona en algunos tuits. «No estamos frente a una amenaza… no se trata de una invasión… en realidad la migración para México representa un número minúsculo que no enfrenta la clasificación de problemática», indicó

‘Imaginarios de la Migración Internacional en México’, estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México de 2014, señala quelos mexicanos manifestaron rechazo hacia los migrantes del sur como guatemaltecos, hondureños y salvadoreños; en contraste, se tiene una preferencia por nacionalidades como Cuba o EEUU. A estas formas de discriminación se les llamó mixofilia (rechazo a algunas nacionalidades) y mixofobia (ver con muy buenos ojos a otras).

“Aunque somos muy parecidos a los de Centroamérica, son a los que más discriminamos”, señala Agustín Morales Mena, académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)