Entrevistamos a Juan Guillermo Ossa, impulsor y vocero de la Red de Ciencia Humanismo y Futuro, que mostrará su trabajo en el IV Foro Humanista Latinoamericano, que tendrá lugar en Santiago de Chile el 10, 11 y 12 de mayo próximos.

Pressenza: Se dice en el encuadre de la red que el punto de vista que se utilizará en el trabajo será si la ciencia sirve al bienestar y la felicidad del ser humano. ¿Qué entiendes por felicidad y bienestar? 

JG Ossa: Más que preguntarnos sobre si la ciencia sirve al bienestar y la felicidad, en la Red de Ciencia, Humanismo y Futuro, nos dimos ambas premisas como punto de vista en esta etapa de conformación de una red de carácter internacional y multidisciplinaria. Nos pareció un primer enfoque que da pautas a los interesados potenciales en sumarse, un ángulo amplio desde el que mirar a las ciencias y la tecnología, no sólo en el hoy, sino sobre su dirección futura… ¿estará al servicio de la gente o del dinero?, ¿será en dirección a la libertad o al control?

Sobre el Bienestar se sabe que nuestros antepasados vivieron menos años, con plagas, hambrunas, y dificultades mayores en comparación a una supervivencia como la que hoy tenemos. Sin embargo, esto no se traduce en una mayor felicidad. Hay especialistas que dicen que los índices de felicidad actual han descendido abruptamente respecto a etapas anteriores de nuestro proceso como especie. El disparo de los números de suicidios en el mundo es un indicador muy manifiesto que nos habla de ello.

Dicho lo anterior, voy a tu segunda pregunta: ¿Qué entiendo yo por felicidad y bienestar?

En principio habremos de hacer diferencias entre “bienestar” y “felicidad”, esto no es tan fácil porque se implican mutuamente y suelen ser conceptos pocos definidos, son poco claros. El bienestar viene apuntando sus desarrollos a la sociedad, al propio cuerpo (la salud física y mental), a las necesidades materiales y estructurales que vivimos, lo hacen desde las políticas públicas en dirección a la felicidad. A groso modo, ese es su campo, el que genera mejoramientos en los índices de bienestar en nuestra civilización atendiendo a los aspectos que están fuera no nosotros mismos.

El sufrimiento es distinto, está, en su raíz, en la mente humana, se vive en el cuerpo, pero no deriva de este, aunque se impliquen mutuamente como te dije antes. La ciencia está avanzando en su estudio de ese gran desconocido que es el cerebro humano y los misterios de la consciencia, obvio es que la mente y la consciencia están en el cuerpo, pero el sufrimiento, pudiendo derivar del cuerpo es estrictamente de la mente, su raíz es mental. La misma física cuántica está llena de preguntas para comprender la conexión que sus investigadores viene observando entre la materia y la consciencia. Lo claro es que el sufrimiento es mental. De tal modo, entiendo que hay varias diferencias entre felicidad y bienestar.

Si me pones en el aprieto de responderte sobre qué entiendo por felicidad, te respondería sintéticamente que: No es un “objeto” ni físico ni mental. Es un estado de la consciencia en el que no hay sufrimiento. Así entonces, entiendo que no hay tarea mas importante y urgente que la superación del sufrimiento. En esto tanto el humanismo como la ciencia tienen mucho para decir.

Pressenza: Se habla de transformación personal y social en más de una ocasión. ¿Son inseparables? 

JG Ossa: Tanto la felicidad, como el sufrimiento no son temas individuales, como ha creído el ciudadano medio hasta ahora. La felicidad y el bienestar son logros sociales, políticos e históricos vividos en las propias carnes, pero no son cuestiones de individuos aislados.

En nuestro sistema de creencias continúan vigentes muchas que no se corresponden con un buen conocimiento. Por ejemplo: Se mira al ser humano desde su materialidad (el cuerpo), pero esta antigua visión zoológica sobre lo que somos, hoy está en franca discusión en todas partes y perdiendo adeptos en el mundo científico. He querido partir con este ejemplo para ilustrarte acá, -y gracias por tu pregunta- que lo que nos define como humanos es muchísimo más que un cuerpo, hay quienes ya dicen; “yo no soy mi cuerpo, tengo un cuerpo que me es obediente (a veces), pero no soy eso, soy mucho más”. Por el lado vegetal se pensó en épocas aun recientes que; “en la semilla está el árbol”, individualizándolos como si esto pudiera hacerse, mostró su falta de altura al no considerar al medio que requiere para su desarrollo. Así el buen conocimiento comprende ahora que el árbol y su medio conforman una estructura indivisible para su existencia y desarrollo.

La transformación personal se logra con la interacción con el medio de relación; con la cultura, la economía, las creencias y mitos; con la historia de mis antepasados, de mi país, de mis sueños y aspiraciones, etc. En definitiva, con el pasado, presente y futuro del momento en que nos toca vivir, en lo social y lo personal de forma simultánea. Para desarrollarme requiero de lo social y para el avance de lo social, se requiere de mi desarrollo personal.

Pressenza: Apeláis a nuevos paradigmas, a humanizar la ciencia y la tecnología, y habláis de políticas públicas que pongan en práctica esos nuevos paradigmas. Pero ¿De qué paradigmas hablamos? 

JG Ossa: Y, bueno… ya indiqué aspectos de algunos en preguntas anteriores, sobre el cambio de concepción de los que somos, y el del cambio de mirada del “aislacionismo-individualismo” a lo “estructural y procesal” de los fenómenos en pocas palabras.

La tarea de humanizar la ciencia y la tecnología devendrá con la humanización del mundo en general. No desconocemos al antihumanismo que impera en nuestra sociedad, hoy la ciencia no está en manos de humanistas, está en las agendas de las corporaciones y los bloques económicos. Es casi perceptible cómo científicos se vienen desmarcando de los dictados del gran capital con su aversión del ser humano y su sobrevaloración (y lavado de cerebro) del mito del dinero.

Como individuo no estoy con la capacidad de producir cambios de paradigma globales, pero siendo parte de una red tal vez si. Esta red está en una fase de construcción y de establecer lazos. Aquí lo más interesante es el cambio de paradigma entre el “no se puede” hacia el “sí se puede”; que comprende, entre otras muchas cosas, que uno aisladamente no hace cambio alguno.

Cuando en las ciencias unos se unen a otros, lo hacen dentro de su mismo campo de actividad, hay mucha atomización en todo esto. Con la Red Ciencia, Humanismo y Futuro estamos creando una plataforma de confluencia de diversidades bajo el paraguas del “El Buen Conocimiento”, un saber a favor de la vida, una sensibilidad con rostro humanizador y con aspiración a la unión de científicos de todas las disciplinas en torno ideales humanistas. Existen muchas redes entre profesionales de una misma disciplina, pero crear una red de redes multidisciplinar, en la que haya cruces interdisciplinas es otro cuento, es una muestra más de cambio de paradigma.

Pressenza: ¿Cuáles son, si los hay, las mayores resistencias a los que se enfrenta hoy la ciencia: políticas públicas, creencias sicosociales…?

JG Ossa: La primera que se me viene a la mente es la sordera e incapacidad de la política ante la ciencia. La distancia entre ambas es abismal, aunque se vean avances como proyectos de “alcaldes por la Felicidad” y “Ministerios de la Felicidad y Bienestar” en países distantes, como muchas otras iniciativas maravillosas que se viene dando desde distintas instancias. Tenemos que potenciarlas, mostrarlas y mucho más que hacer. Pero a la política no le interesan realmente las ciencias, a menos que traiga votos partidistas. Hoy la política va muy por detrás de las ciencias, pero es esta (la política arcaica) la que toma las decisiones finales.

Sobre creencias sicosociales que nos juegan en contra son un muro a derrumbar. Una de la perores a mi ver, es la creencia extendidísima que propaga la idea de que el sistema en que vivimos es perfectible y que poco a poco mejorará. Yo, por el contrario, veo que no hace más que desmejorar, creando creciente desgracia para todos y todas. Ahí tenemos un gran trabajo por delante para dar a entender que el enfermo es terminal y que no tiene remedio, que necesitamos de un nuevo sistema para nuestro futuro y desendencia..

Pressenza: ¿Qué límites, desde tu punto de vista, debería aplicarse a la inteligencia artificial, si es que debieran ponerse? 

JG Ossa: Hay quienes dicen que la llamada Inteligencia Artificial (IA) está mal nombrada, porque el concepto de inteligencia también está en discusión. Pienso que tanto la IA, como la robótica, como la genética, la neurociencia, la astrología, la física, la historiografía, la economía y un largo etc. están avanzando exponencialmente. Creo que todas las ciencias debieran poder investigar con la mayor libertad posible, ¿y el límite? Si daña, malo; si ayuda, bueno, así de simple. Poniendo al Ser Humano y su felicidad en el lugar central, todo se ordena. Si el avance en IA y la robótica nos ayudan a salir de la esclavitud del trabajo, muy bien, pero para ello ha de cambiar el chantaje del sistema (y sus creencias fundamentantes) respecto a la economía para la supervivencia humana. Acá nos topamos nuevamente con el necesario cambio del sistema, ya ves que todo cambio fundamental se topa con la necesidad de cambios en otras áreas. Por ello siento que la gente valorará nuestro intento, porque va en la dirección correcta, en unir lo diverso, en la construcción de convergencias, poniendo al ser humano en el lugar que le corresponde.

Pressenza: Sintetizando ¿Se necesitan hoy políticas públicas que pongan la ciencia al servicio del ser humano? 

JG Ossa: Sin lugar a duda la respuesta el Sí. U otra alternativa sería conseguir que los científicos tomen las decisiones, prescindiendo de los programas cortoplacistas y pragmáticos de la política actual, avanzando hacia la Nación Humana Universal.