Científicos chilenos preocupados por bacterias resistentes a antibióticos detectados en pingüinos de la Antártica

En una reciente conversación con el Prof. Dr. Patricio Retamal de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile, jefe de proyecto, en compañía de otros diez científicos chilenos que han investigado sobre la prevalencia de Salmonella resistente en áreas antárticas, manifestó su preocupación por la detección de Salmonella resistente en áreas previamente intactas del sur de Chile.

Los antibióticos son uno de los medicamentos más eficaces disponibles en la medicina humana y veterinaria. Es maravilloso ver cómo incluso los pacientes gravemente enfermos, después de prescribir antibióticos, experimentan mejoras significativas en su estado de salud en un corto período de tiempo.

Sin embargo, un requisito previo para este éxito es que estas sustancias encuentren patógenos bacterianos que sean sensibles a ellas. Hoy en día, las sustancias antimicrobianas activas se dirigen contra todos los objetivos disponibles dentro de una célula bacteriana, es decir, principalmente la pared celular, los ácidos nucleicos y la biosíntesis de proteínas. Esto puede matar las bacterias o inhibir su proliferación.

Pero, poco después del descubrimiento y uso de los primeros antibióticos, se descubrió que las bacterias se volvieron insensibles al efecto. Tenían una resistencia que era causada por un cambio en el entorno del ataque o por enzimas que neutralizan el antibiótico.

A finales del siglo pasado y principios de este siglo, el problema de la resistencia a los antibióticos fue objeto de una atención especial por parte del público, de los médicos y de las organizaciones nacionales e internacionales. Por ello, se organizaron varias conferencias internacionales sobre el tema de la amenaza microbiana, en gran parte a nivel nacional, pero sobre todo por parte de la Organización Mundial de la Salud. Quedó claro que tanto el uso incorrecto en la medicina humana como el uso excesivo en la agricultura y la medicina veterinaria son responsables de la selección positiva y propagación de la resistencia. Era fácil ver que, en países industrializados y agrícolas como Europa, Estados Unidos y China y Brasil, tras la introducción de nuevos antibióticos, la resistencia aumentó.

El número de patógenos resistentes también ha aumentado en muchos países del Tercer Mundo donde la venta de sustancias antimicrobianas estaba o sigue estando mal regulada. Esto se debe también al hecho de que los antibióticos se venden a menudo en las calles sin ningún tipo de control o prescripción, contribuyendo así a un aumento vehemente de la resistencia, especialmente en Asia, África y América del Sur.

A pesar de esto, durante mucho tiempo, las zonas que no habían sido tocadas por los seres humanos se salvaron en gran medida de la aparición de patógenos resistentes. En la década de 1990, por ejemplo, los estudios realizados en los parques nacionales de Tanzania revelaron que la Salmonella apenas mostraba resistencia en ese país. Si los hubiera, sólo contra los antibióticos naturales, que se forman por hongos. Se sabe desde hace mucho tiempo que los monos sólo mostraron resistencia a los antibióticos en poblaciones que estaban en estrecho contacto con humanos.

Lo mismo ocurrió en el sur de Sudamérica, hasta que un equipo de científicos chilenos donde participó el doctor Patricio Retamal, realizó un proyecto de investigación en 2015 en el cual se encontró Salmonella resistente a los antimicrobianos en pingüinos patagónicos. Afortunadamente, sin embargo, la tasa de infección con la bacteria sigue siendo baja, del 0,36%, en comparación con el número de animales de granja en los países agrícolas de Europa y América del Norte. Allí se encuentran en parte en el rango de más del 90%. En otro estudio realizado en 2017, sin embargo, ya se pudo observar una frecuencia del 1,7% en pingüinos de la Antártica.

Retamal destaca que para él «el hecho de que las bacterias detectadas sean resistentes a los antibióticos que también se utilizan en medicina humana» es lo más preocupante. «Los residuos de antibióticos procedentes de la ganadería ovina y de la salmonicultura pueden contaminar el medio ambiente y favorecer la selección de patógenos resistentes, que constituyen actividades productivas muy abundantes en la Patagonia y en los fiordos del sur de Chile y que podrían estar contaminando el ambiente con residuos de antimicrobianos que facilitan la selección de bacterias resistentes”.

Con base en estos hechos, los hallazgos del Grupo de Trabajo Chileno sobre Salud Pública son importantes. Además de la reciente detección de microplásticos en el hielo del Ártico, estos hallazgos son un segundo indicador de que la excesiva propagación de sustancias químicas utilizadas por los seres humanos en los últimos sistemas ecológicos intactos de nuestro planeta es alarmante.

La investigación de Retamal ha demostrado que el aumento del turismo en más de 3.000.000 visitantes en las zonas estudiadas, los cruceros y la creciente economía agrícola, así como la expansión de la industria minera, han favorecido este desarrollo. Demuestran de manera convincente que los hábitats vírgenes están perdiendo su estatus de libres de resistencia a los antibióticos como resultado del aumento de las visitas turísticas y del avance de la producción industrial, y que se están convirtiendo en parte de un evento mundial alarmante.

Para evitarlo, es esencial trabajar en la aplicación definitiva en todos los países de las directrices de la Organización Mundial de la Salud sobre la manipulación cuidadosa de las sustancias antimicrobianas activas, que se elaboraron a finales de la década de 1990. Desde la década de 1980 se sabe cómo prevenir y controlar el aumento de la resistencia. Ha habido muchos llamados y demandas, pero muy poco ha sucedido.

Retamal señala: «Hay normas, pero no existen fondos suficientes para fiscalizar su aplicación. En particular, en los alimentos que permanecen en el país, a diferencia de los alimentos de exportación, que sí deben cumplir con normas muy exhaustivas.

Para que estos maravillosos medicamentos no pierdan su efecto, las campañas de las ONG y las plataformas de otras organizaciones, así como entre los pacientes, también deberían aumentar la concienciación sobre las contramedidas adecuadas.

Necesitamos una mayor presión pública sobre los gobiernos para que finalmente apliquen las recomendaciones de la OMS

https://www.who.int/antimicrobial-resistance/publications/global-action-plan/es/

Referencias:

Detection of Salmonella enterica in Magellanic penguins (Spheniscus magellanicus) of Chilean Patagonia: evidences of inter-species transmission.

Dougnac, C. Pardo, K. Meza, C. Arredondo, O. Blank, P. Abalos, R. Vidal, A. Fernandez, F. Fredes, P. Retamal

Epidemiol Infect. 2015 Apr; 143(6): 1187–1193.

Isolation of drug-resistant Salmonella enterica serovar enteritidis strains in gentoo penguins from Antarctica

Patricio Retamal, Sebastián Llanos-Soto, Lucila Moreno Salas, Juana López,Juliana Vianna, Jorge Hernández, Gonzalo Medina-Vogel, Francisco Castañeda,Marcela Fresno, Daniel González-Acuña

Polar Biology, 2017, Volume 40, Number 12, Page 2531

El hielo marino del Ártico es un importante sumidero temporal y un medio de transporte para la producción de microplásticos.

Ilka Peeken, Sebastian Primpke, Birte Beyer, Julia Gütermann, Christian Katlein, Thomas Krumpen, Melanie Bergmann, Laura Hehemann & Gunnar Gerdts

Nature Communications, volumen 9, número de artículo: 1505 (2018)

Artículo | OPEN | Publicado: 24 de abril de 2018

Maga Navarrete – Reiner Helmuth, Berlín