El Centro de menores tutelados Cal Ganxo de Castelldefels ha sido noticia esta semana por el doble ataque perpetrado por encapuchados durante el fin de semana pasado.

El ataque se produjo por parte de decenas de encapuchados, que agredieron  a la treintena de menores inmigrantes no acompañados que se alojaban y a sus educadores, según confirmó la Generalitat de Catalunya.

La agresión fue realizada por unas 60 personas en sendos ataques el sábado y el domingo. A pesar del esfuerzo del equipo profesional del centro para proteger a los jóvenes, un menor tuvo que ser trasladado al Hospital de Viladecans, en donde quedó ingresado a causa de las heridas sufridas. Dos educadores también tuvieron que ser atendidos por contusiones, mientras que el centro sufrió varios destrozos.

A raíz de estos acontecimientos se produjo una rápida reacción antiracista por parte de los vecinos del municipio. De otra parte, un grupo de jóvenes con proclamas xenófobas estuvieron presentes en la Plaza de la Iglesia de Castelldefells, increpando a la multitud de manifestantes que se habían congregado.

Para muchos de los presentes el ataque racista y la presencia en la manifestación fue premeditado. «Qué raro que justo se hayan encontrado todos aquí; es síntoma de que están organizados», decía Imma Prieto en declaraciones a El Periódico, vecina de Castelldefels y miembro de la Associació Món Sense Guerres i Sense Violència.

Participantes de Món Sense Guerres i Sense Violència acuden los fines de semana a Can Gantxo a hacer talleres con los menores y aseguran que «son gente participativa, con ganas de integrarse y de hacer cosas».

El pasado mes de febrero Lidia, una de las educadoras del Centro, atendió una entrevista para Pressenza Catalunya, cuyo contenido representa un punto de contraste frente a quienes tratan de sembrar confusión y temor ante estos menores.