La derecha ha comprendido que pueden construir realidades paralelas y hacer que sean aceptadas.

Por Jason Wilson

La imagen la ha visto medio mundo. Un estudiante de secundaria en EEUU fija su mirada y media sonrisa ante un nativo americano, veterano de Vietnam, en el Lincoln Memorial en Washington. En solo cuatro días, el adolescente Nick Sandmann y sus compañeros de la escuela secundaria católica de Covington han pasado de parias de las redes a héroes de los conservadores.

El pasado martes, los presentadores del canal Fox News  seguían entusiasmados con la polémica de los estudiantes católicos de Covington que se burlaron de Nathan Phillips, nativo americano y veterano de guerra. En la grabación, los estudiantes aparecen con gorras en las que puede leerse ‘Make America Great Again’, el eslogan de los partidarios de Trump, riéndose del anciano de la tribu Omaha.

Tres presentadores conservadores de noticias (Tucker Carlson, Sean Hannity y Laura Ingraham) han embestido contra los medios tradicionales y los usuarios progresistas de las redes sociales repitiendo hasta la saciedad el argumento de que los jóvenes fueron juzgados apresuradamente solo por ser partidarios de Trump.

Después de que su familia contratara a una empresa de relaciones públicas vinculada con el Partido Republicano, al joven Sandmann le dieron en la mañana del miércoles casi nueve minutos de un programa nacional de desayunos para defender su postura. Al hacer esto posible, los medios conservadores están legitimando la agresividad de los jóvenes como forma de expresión política y tratando de desacreditar aún más a progresistas famosos y a medios de comunicación que fundamentan en hechos su información. De hecho, han logrado confundir a muchos medios, que están  abandonando la interpretación más clara y evidente hecha sobre los cantos y gestos de jóvenes que imitaban con sus brazos el movimiento de un hacha de guerra india.

Lo ocurrido revela que en 2019 los conservadores han entendido algo: tienen el poder de construir realidades paralelas y hacer que sean aceptadas. Pueden actuar de mala fe, y ganar, usando estrategias probadas y demostradas en las que los medios progresistas siguen cayendo. Estas son:

1. Reformula el debate cuanto antes

Los medios de derecha han entendido mucho mejor que sus adversarios progresistas cómo la ubicuidad de los dispositivos de grabación está dividiendo en múltiples piezas el registro de protestas y actos públicos.

Siempre se puede cuestionar la versión específica de los hechos basada en las primeras grabaciones. A medida que aparecen nuevos vídeos y ediciones, es posible presentar otra versión como la definitiva, sabiendo que la final, la verdaderamente definitiva, aparezca cuando el ciclo de las noticias ya haya puesto la atención sobre otro tema.

Tan importante como eso es la posibilidad que da el nuevo material de reformular el debate. En vez de preguntar por qué un grupo de estudiantes protesta con unas gorras que, para muchos, simbolizan el racismo, los conservadores  lo transforman rápidamente en un juego de quién ataca a quién, y comienzan a hablar de los adolescentes como si fueran nada menos que mártires.

Robbie Soave, de la publicación Reason, escribió la  versión más revisionista del enfrentamiento. En un comentario sobre las dos horas que dura el vídeo original (lo más probable es que sus lectores no lo hayan visto en su integridad), Soave redefinió el debate para incluir en él las acciones de otro grupo (uno que no tenía nada que ver con los estudiantes ni con manifestantes nativos) y decir que a los estudiantes no se les podía reprochar ninguna conducta impropia. Los conservadorescogieron esa idea y la llevaron todo lo lejos que pudieron.

2. Elige tu versión

Hasta el momento, los medios conservadores han permanecido unidos y firmes en la versión de que Nathan Philips, un nativo americano veterano de guerra, fue quien provocó a los muchachos al interponerse entre ellos y un pequeño grupo de israelitas hebreos negros al que los jóvenes católicos respondían con cánticos tras haber sido insultados.

Los medios conservadores no saldrán de esa explicación por mucho que aparezcan  nuevas grabaciones mostrando el  comportamiento alborotador de los jóvenes y sus comentarios machistas antes de producirse el enfrentamiento. Tampoco los harán cambiar de eje lasbreves y claras ediciones en las que se hacen evidentes la agresividad y provocación de los jóvenes, frente a la tranquilidad que mantiene Phillips.

 

Para entender la eficacia de la persistencia hay que fijarse en la cobertura que viene haciendo desde el sábado la página Gateway Pundit. Jim Hoft se dio cuenta en seguida del valor simbólico que tenía el conflicto, insistió con su interpretación parcial de los hechos, difamó a todos los que estaban enfrente y terminó llevándose a su lado al resto de medios conservadores (incluso entre estos, al principio, había algunos que criticaban a los jóvenes). La recompensa de Hoft fue ver, en la noche del lunes, a Tucker Carlson haciéndose eco de su versión de los hechos. Carlson también cargó contra los conservadores que dudaron antes de exonerar a los jóvenes.

Esa misma noche, y durante todo el martes, los compañeros de Carlson en Fox News repitieron la misma canción. Y cuando Fox News presenta un mensaje único, e l presidente lo suele repetir.

3. Concéntrese en los extremistas del bando contrario

Otra táctica de los medios conservadores es detenerse en los peores argumentos de entre los propuestos por sus rivales para dirigir la ira de sus lectores en chivos expiatorios fáciles.

Antes que confrontar con argumentos sensatos o con nuevas evidencias, los conservadores prefieren enfatizar lo peor del otro lado, como los tuits que  llaman a la violencia o como el doxxing [una práctica que consiste en publicar información privada en Internet]. Nadie duda de que pedir actos violentos por Twitter o practicar el doxxing contra unos estudiantes de secundaria son conductas absolutamente inaceptables, pero lo cierto es que no han sido la norma entre las personas que criticaron a los jóvenes, su colegio y su comportamiento.

Otro objetivo clásico de los medios conservadores es el formado por losperiodistas y los famosos de signo progresista. Por lo general, prefieren que sean mujeres porque sus lectores se sienten cómodos despreciándolas y burlándose de ellas.

El resultado de estas tácticas ha sido que, desde este miércoles, los medios progresistas han abandonado casi por completo la razonable interpretación de la historia que habían hecho en un principio. ¿Cuándo vamos a aprender?

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