Ésta es la segunda parte de la conversación con Joaquín Pérez Riquelme. En la primera entrega, Joaquín alzaba la voz pidiendo refugio para los casi 2000 refugiados que viven a la intemperie en el Infierno de Calais. Hoy, contamos brevemente la historia de cómo llegó a convertirse en un voluntario y cómo toda la familia se vuelca en la ayuda a los refugiados.

Hace tres años, todo se alineó para terminar dedicándose a la labor social y el trabajo solidario, sin abandonar por ello sus obligaciones como padre.

Era noviembre de 2015 y el hijo más joven de Joaquín de 14 años –Toby- impactado por lo que veía en la televisión, se sumó a un grupo de voluntarios que recibían a los refugiados que llegaban en trenes a Ámsterdam, desde Grecia y Turquía, huyendo de las guerras y el hambre.  Toby involucró a su padre y otros hermanos y esto “a la familia, nos cambió la vida”, reconoce Joaquín, orgulloso de sus hijos.

A partir de este momento, cada noche participaban en la recepción de refugiados que llegaban, les daban la bienvenida, una buena comida caliente y un lugar donde dormir esa primera noche, a la espera de que partieran hacia el norte de Holanda donde estaba el centro neurálgico, desde el que el gobierno ha ido distribuyendo por diferentes municipios de todo el país a los recién llegados.

Toby se hizo conocido en los medios de comunicación por su labor y su corta edad, algo que quedó reflejado en una entrevista en la televisión local y, recibiendo el Premio del Joven más destacado de ese año.

Dos años después, Toby recibió de parte de Amnistía Internacional  y de la Unión de Iglesias de Europa INLIA, quienes dedican su voluntariado a prestar ayuda humanitaria en zona de conflictos, un reconocimiento público por su labor humanitaria. Se trata de la «Piedra viviente«, un reconocimiento por su destacada labor.

Y cuando fue invitado por INLIA a ir al Parlamento Europeo para hablar ante los eurodiputados, les envió una carta y se excusó diciendo “no tengo nada que contarles que ustedes no sepan”.

Hoy Toby sigue colaborando con los refugiados desde el campo educativo a través de Amnisty International.

En medio de aquel trabajo, Kyra, hermana de Toby, quiso conocer directamente la realidad de Lesbos, especialmente la situación de los niños y Joaquín acompañó a su hija en enero de 2016 a Grecia para trabajar como voluntarios y para filmar la realidad de la Isla. Con todo el material gráfico de aquella acción humanitaria, el director iraní Reza Farahmand hizo un documental Forgotten Childhood

Trailler del documental Forgotten Childhood

La familia se iba involucrando cada vez más e iban implicando a otros compañeros, padres del colegio, amigos… muchos de los cuales colaboraron ofreciendo ayuda que los Pérez Riquelme llevan hasta Calais.

En algún momento, la llegada de inmigrantes en trenes se terminó de aquel modo y Joaquín comenzó a buscar cómo apoyar a quienes huyen de la violencia en diferentes manifestaciones. Así terminó yendo a Calais, donde hizo de todo. Colaboró cocinando, recogiendo palés… aunque su actividad principal es como asistente sanitario.

En la casa de Joaquín, cuando llegas, te encuentras en el salón con material de ayuda que van a llevar en próximos viajes. Está claro lo importante que es para ellos, lo que no supone que dejen de atender sus estudios o trabajos. Mientras conversamos, se respira un clima suave, alegre y de profunda complicidad mientras nos invitan a un rico café. Al terminar la conversación, nos despedimos entre abrazos y quedamos en que volveremos a vernos.