Por Federico Larsen

Fake-news, redes sociales, “post-verdad” se han convertido en conceptos de uso corriente en la política internacional en los últimos años. La influencia que parece tener la construcción de un discurso que se presume verdadero, y la potencia de las nuevas tecnologías en difundirlo, son objeto de estudio de comunicadores y académicos, pero también mueven decisiones de políticas públicas y acciones diplomáticas. EEUU y la Unión Europea han creado sendos observatorios dedicados al estudio de los mensajes que circulan en las redes sociales de su territorio con especial énfasis en aquellos producidos en la Federación Rusa. El escándalo Cambridge Analítica, acerca de la venta de datos personales por parte de Facebook a una empresa dedicada a elaborar campañas políticas, y las recientes revelaciones acerca de la difusión masiva de mensajes a través de Whatsapp para favorecer la candidatura de Bolsonaro en Brasil, no hacen más que cautivar la atención de analistas y políticos en todo el mundo.

Stelios Kouloglou, periodista, escritor y eurodiputado griego es quizás uno de los más destacados de ellos. Corresponsal para medios griegos en Moscú, París y Yugoslavia entre los años ’80 y los 2000, ha cubierto conflictos armados, procesos históricos como la Perestoika, y ha sido ampliamente galardonado en su país gracias a su trabajo audiovisual. Un periodista de la vieja escuela, curioso analista de los nuevos procesos en la comunicación global. En octubre visitó la Argentina, desde donde siguió de cerca la segunda vuelta presidencial en Brasil. “Ese fue un caso donde se utilizaron mucho las redes sociales y se habló mucho de fake-news”, comentó al respecto en diálogo con L’Ombelico del Mondo. “Pero también tenemos el caso de EEUU y el referéndum sobre el Brexit en Gran Bretaña, donde las fake-news también circularon a través de Facebook y Twitter”.

El problema principal según Kouloglou es que esas redes sociales escapan a todo tipo de control. “La intención principal con la cual fue creado internet era algo así como dar la palabra a cualquiera, generar mayor libertad –aseguró– pero la situación actual se está volviendo muy peligrosa. Y los mismos fundadores de internet están tratando de encontrar una solución para esto. Y todos tenemos que pensar en nuevas soluciones para este tipo de problemas”.

-¿Realmente cree que las noticias falsas viralizadas a través de las redes sociales son tan peligrosas como para cambiar los resultados de una elección?

-Sí. Facebook es la mayor sociedad de vigilancia del mundo. Edward Snowden, que filtró la National Security Agency en EEUU, lo dijo. Con solo 60 “me gusta” en Facebook, la empresa puede conocer tu orientación política y también tus creencias religiosas. Con 150 “me gusta” te conocen mejor que tus padres. Y con más de 270 te conocen mejor que tu esposo o esposa. Saben todo de ti. Y durante las campañas electorales saben si ya decidiste votar o si estás indeciso. Y ahora se están concentrando en los indecisos. No apuntan a cualquiera. Tienen la posibilidad de crear un target con su propaganda, pero también pueden crear un target con fake-news. Por ejemplo, en las elecciones de EEUU, a aquellos indecisos de los cuales se sabía que tenían convicciones religiosas, les hicieron llegar noticias falsas que sostenían que el Papa estaba sosteniendo la candidatura de Trump. Así es como la unión entre fake-news y redes sociales está siendo muy efectiva. No sabemos si esto fue un factor decisivo o no en los resultados. Nadie lo va a saber. Es la pregunta del millón. Pero la verdad es que pueden trabajar con eso y que el proceso puede ser influenciado.

–Ese es un proceso que sólo se puede generar con una enorme cuota de poder político y económico. Pero los movimientos sociales, los partidos de izquierda y progresistas, ¿qué pueden hacer para enfrentar y defenderse ante todo esto?

–Para eso hay que proceder en pasos. En primer lugar, es necesaria una educación ciudadana para que todos seamos más conscientes y más críticos acerca de lo que leemos y escuchamos en internet. En el pasado, hace siglos, conocer el alfabeto era esencial para la vida de las personas, para poder trabajar y vivir en sociedad. Pero ahora debemos aprender un nuevo alfabeto digital. En segundo lugar, tenemos que encontrar nuevas y confiables fuentes sociales de información que deben ser chequeadas muy rigurosamente por parte de los medios. En tercer lugar, debemos encontrar soluciones alternativas a los monopolios y oligopolios como Facebook y Twitter. Existen soluciones alternativas. Hay plataformas que están empezando a trabajar y debemos apoyar ese esfuerzo. Inclusive varios motores alternativos a Google en lo que concierne al uso de internet. Uno de ellos es qwant.com, que no guardan tus datos, no rastrean toda tu información y no saben todo lo que haces como Google. Esas empresas conocen hasta adonde has estado, y una vez que buscas un producto en internet podes ser bombardeado de publicidad y noticias. Por eso hay que empezar a buscar alternativas y combatir esos monopolios.

–Usted habla acerca de monopolios y oligopolios en las redes sociales, pero los que quizás más conocemos en nuestra vida diaria son los monopolios informativos. ¿Qué rol cumplen los medios tradicionales en este esquema del cual usted habla?

–Así como sucede en Argentina y en todos los países del mundo los medios tradicionales están cada vez más controlados por intereses financieros, a los cuales no les interesa en absoluto la información. Sólo les interesa sus intereses monetarios. A veces usan su poder político a través de los medios de comunicación para obtener diferentes asuntos y acuerdos de los gobiernos. Y esto también es muy peligroso porque pueden esconder información que pueda ser peligrosa para los gobiernos a cambio de obras de construcción o licitaciones para compañías telefónicas de las cuales también son propietarios. La gente cree cada vez menos en los medios tradicionales, pero éstos siguen teniendo un impacto y una influencia muy grandes en la ciudadanía. Y en los votantes. Por eso también debemos crear, promover y sostener medios alternativos como el suyo. Sitios de información, radios, agencias en todos lados del mundo que están tratando de contar verdades. Es muy difícil, porque no cuentan con los medios financieros que los grandes monopolios tienen. Pero son esenciales, porque pueden hablar libremente. Los grandes medios pueden hacer propaganda, esconder escándalos o crearlos, como sucedió hace poco en Brasil. Debemos encontrar soluciones alternativas usando internet pero sin abandonar las radios, las revistas y algunos buenos diarios que todavía existen.

–Usted tiene una larga trayectoria como periodista en Europa, y conoce bien su historia y sus medios. ¿Cómo ve el periodismo actual en Europa y qué cree que la Unión Europea puede hacer para promover una comunicación alternativa en el continente?

–La verdad que en la Unión Europea no está sucediendo nada importante en ese sentido, y menos en sus leyes y directivas. La UE es fuertemente influenciada por los lobby y los grandes gobiernos que colaboran con los monopolios. Pero, por lo menos, nosotros estamos peleando y hay un consenso creciente en la política europea de que es necesario establecer algunas reglas  contra los monopolios que abusan claramente de su poder. Este no es un asunto fácil. Las empresas usan hasta tácticas para evadir impuestos que son irrisorios frente a sus ganancias. Creo que un tema importante es el de defender a los medios públicos. Porque están mucho más bajo el control de los ciudadanos, de los parlamentos, de la democracia. Mucho más que los privados. Analizamos algunos estudios que sostienen que en los países que tienen fuertes medios públicos los ciudadanos están mejor informados que en aquellos donde no los hay o son muy débiles, como en los EEUU.

–En marzo de 2019 habrá elecciones generales en la Unión Europea en medio del crecimiento de la extrema derecha soberanista. ¿Cómo ve usted la situación política actual en el continente? ¿Cree que los medios y las fake-news podrán influenciar ese proceso?

–Tengo una buena noticia y una mala. Hitler murió pero su madre está embarazada. La extrema derecha está creciendo en Europa, aunque no solo allí. Ya hemos nombrado lo que sucedió en Brasil que es un país muy importante. La extrema derecha es despiadada. No le importa difundir desinformación y propaganda a través de noticias falsas. Las fuerzas progresistas son más conscientes de que deben ser responsables con sus votantes. Y los votantes de las fuerzas progresistas suelen ser más educados y críticos con respecto a los medios. Así que nos estamos preparando para una avalancha de noticias falsas durante la elección europea. Y nos estamos preparando a enfrentarla.

–Para finalizar quisiera preguntarle acerca de su país, Grecia. ¿Qué balance hace acerca de la situación política y económica tras el final de la intervención del FMI?

–La situación general está mejorando. La economía está mejorando. El FMI empujó siempre para mayores privatizaciones, recortes en el gasto público y los programas de estado, recortes en salarios y pensiones. En agosto pasado el FMI se fue. Su programa se terminó y ahora no tenemos más ultimátums y chantajes, porque esos son los métodos de ellos. El FMI intervino en todos los aspectos de la vida económica de nuestro país, no sólo en la deuda pública, sino también en las leyes del ministerio de transporte, por ejemplo le prohibió regular las actividades de Uber en Grecia. Ahora que no está más el gobierno está empezando a poder generar medidas positivas para los ciudadanos como incrementar los salarios públicos, frenar los recortes a las jubilaciones, bajar los impuestos para los sectores medios y bajos, aumentar el gasto en programas sociales. Ahora que estamos por empezar el invierno tenemos el problema de calentar las casas, y ahora el gobierno puede generar programas para que quienes no puedan pagar el gas reciban un subsidio para pasar el invierno. Se están tomando gran cantidad de medidas positivas. La austeridad golpeó principalmente a la gente pobre y favoreció a los ricos. Eso es lo que hace el FMI en todos los lugares adonde va.

–Recuerdo que cuando la crisis se volvió cada vez más dura en Grecia, los periodistas de la emisora pública ERT, para la cual usted mismo trabajó, fueron la punta de lanza de una resistencia extraordinaria.

–En 2013, cuando el FMI llegó a Grecia ERT tenía tres canales de televisión y seis estaciones radio, y fueron completamente dadas de baja. De un día para el otro, así sin advertencia, las pantallas se pusieron negras. Luego de la victoria de Syriza en 2015 fueron reactivadas pero es muy difícil volver a como eran antes del apagón. Es muy fácil destruir algo, pero es muy complicado reconstruir un sistema de medios de los escombros. Los empleos, las infraestructuras, todo fue destruido. Muchos de los mejores trabajadores abandonaron el sector público. Pero espero que junto con la situación general ese aspecto también pueda mejorar.

 

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