De Italia a la Patagonia: el peligroso ímpetu empresarial del grupo Benetton

El 19 de octubre en Jesi, en el Spazio Comune Autogestito -Espacio Común Autogestionado- TNT, tuvo lugar un encuentro organizado por Ya Basta! Êdî bese! titulado «De Italia a la Patagonia: El Peligroso Ímpetu Empresarial del Grupo Benetton». Los invitados a este evento fueron la antropóloga e investigadora del CONICET, profesora de la Universidad Nacional de Río Negro: Ana Ramos, y Mauro Millán lonko de la comunidad Mapuche Pillán Mahuiza, fundador de la organización comunitaria Mapuche y Tehuelche «11 de Octubre» y de la Radio Comunitaria Mapuche Petu Mogeleiñ.

Durante el encuentro, los dos invitados recorrieron la historia de los mapuches para tratar de comprender su proyecto político actual y dar valor y explicar en detalle la importancia de la lucha mapuche y la recuperación de los territorios. La intención era difundir lo que en lengua mapuche se llama Nuträm: la historia real, para luchar contra todos los estereotipos a los que se asocia su nombre.

La antropóloga Ana Ramos inició el encuentro partiendo del período del colonialismo, señalando que los mapuches fueron los únicos pueblos originarios que no fueron conquistados y sometidos por los españoles hace 500 años. Insistió en subrayar que la razón de su propia supervivencia no se debe a su «carácter sangriento», como muchos intentan afirmar, sino a la forma de organización minuciosa, desarrollada horizontalmente, en la que cada miembro de la comunidad tiene un papel. Además, su fuerte espiritualidad y su vínculo con la naturaleza son la base de su orientación ideológica y sistemática.

Y precisamente por estas razones, continuó Ana, los mapuches se han desarrollado como una nación libre, independiente y reinante, en gran parte, del territorio que hoy se conoce como Chile y Argentina. A lo largo del tiempo se han producido varios intentos de invasión de los territorios mapuches por parte de los colonizadores, acciones que se resolvieron a fines del siglo XIX con la «Conquista del Desierto», una campaña militar adoptada por el gobierno argentino a manos del general Julio Argentino Roca en la década de 1870 contra los pueblos indígenas del Sur y que transformó a los mapuches en una minoría étnica, oprimida, empobrecida y sometida a la soberanía del Estado extranjero.

En su discurso, Mauro Millán ha señalado repetidamente cómo se han creado verdaderos campos de concentración en la provincia de Buenos Aires y en la Patagonia, donde el hambre, la deportación de niños y los muertos acumulados en fosas comunes estaban a la orden del día. Mauro continúa: «Después de 10 años viviendo en estas condiciones y en esta dramática realidad, el resultado fue bastante debilitante: familias desestructuradas, desorientación ligada al hecho de que muchos individuos incluso ignoraban ser mapuches. Pero, a pesar de todo, con el regreso de los campos de concentración, comenzó la operación de reapropiación de la propia identidad. Desde allí se inició el proyecto político mapuche de recuperar el antiguo territorio, la lengua, el cultivo, la cosecha fortaleciendo el vínculo con la naturaleza, pero también el sentido mismo de la comunidad mapuche».

Sin embargo, señala Mauro, fue especialmente después de la dictadura cuando los mapuches comenzaron a reclamar sus propios derechos. Los mapuches volvieron a ser una comunidad organizada, creando sistemas sociales con sus propios guías políticos y espirituales. Las comunidades han evolucionado: «Hace veinticinco años en Chubut se conocían dos comunidades mapuches, mientras que hoy existen más de 300 comunidades reconocidas. Estamos hablando de 2-3 millones de mapuches en Chile y Argentina».

Mauro estaba muy interesado en describir sus luchas cotidianas: las que se oponen a la negación histórica de su propia existencia, las que se oponen a los estereotipos vinculados a su nombre y las que se oponen a las políticas de apropiación de sus territorios en nombre del «progreso».

«Estas son las razones de la reunión de hoy», reiteró. «Tratar de difundir y dar a conocer en la medida de lo posible la constante amenaza que sufren los territorios de la Patagonia argentina, habitados por indígenas mapuches víctimas del proyecto de expropiación y saqueo de tierras que se ha convertido en una fuente de riqueza para empresas extranjeras, como la italiana Benetton».

Mauro comienza a recorrer la historia del grupo Benetton en la Patagonia: «Precisamente, en 1991 Benetton adquirió la empresa Tierras Del Sur Argentino por 50 millones de dólares, llegando a poseer unas 900.000 hectáreas de tierra. El lote fue ofrecido durante la venta iniciada por el presidente Carlos Menem en 1991, cuando una Argentina recién salida de la dictadura tuvo que pagar las muchas deudas acumuladas por las empresas de las juntas militares. Dentro de las propiedades de la Compañía Benetton se extienden ríos, lagos, montañas, valles y caminos, senderos ancestrales que el pueblo mapuche siempre ha utilizado para trasladarse de una comunidad a otra; tierras que proporcionaban agua, plantas medicinales, pastos para animales y campos para cultivar. Hoy en día esos territorios están cercados con alambradas de púas, respaldados por letreros que proclaman el límite intransitable de la propiedad privada, bloqueados con puertas y cerrojos, custodiados por vigilantes. Por si fuera poco, Benetton actúa como si esas tierras fueran un estado real, incluso ejerciendo el control económico de la policía, los paramilitares y los políticos. Esta invasión encuentra una legalización por parte del Estado a través de la represión: por un lado, la ley antiterrorista, adoptada en Argentina en 2011, que enfatiza el estereotipo del mapuche, de violento a terrorista; por otro lado, la criminalización judicial lo que incluso ha llevado hasta el asesinato.

Sobre este último punto, durante la reunión también se habló mucho de la desaparición y asesinato de Santiago Maldonado el 1 de agosto de 2017, un activista de Buenos Aires que vivía en una comunidad mapuche de El Bolsón, que desapareció tras ser secuestrado por la gendarmería, y de la muerte del joven de 22 años, Rafael Nahuel, el 25 de noviembre de 2017 en Villa Mascardi, donde la gendarmería le disparó al joven por la espalda.

«Nos enfrentamos a un estado de anarquía, racismo desenfrenado, a hechos no tratados objetivamente, pero alimentados por estereotipos, en un territorio constantemente violentado para extraer minerales, construir presas y donde las multinacionales desvían los cursos de agua y continúan explotando el territorio», dice Mauro.

Finalmente, Mauro dice que en él y en todas las comunidades existe la esperanza. Es precisamente la esperanza la que permite que se extienda la lucha mapuche. Esperanza en las nuevas generaciones de mapuches que siguen los pasos de sus ancestros para regresar a su pasado. Esperanza ligada a la participación en la lucha también de organizaciones no mapuche que demuestran que ésta es una causa compartida.

Como hemos visto varias veces durante la reunión, este proceso de liberación no sólo concierne a los mapuches o pueblos indígenas, sino que debe ser parte de todos nosotros.

La reunión terminó con una invitación y una esperanza de que todos juntos podamos algún día liberarnos del abuso de poder y de la opresión que se lleva a cabo en nombre del interés privado.

Traducido del italiano por María Cristina Sánchez