Este domingo se vota en Camerún y como ha ocurrido anteriormente, Paul Biya es candidato a un séptimo mandato a sus 85 años. El actual presidente es quien parte como favorito, pese a estar sufriendo una serie de conflictos en las regiones anglófonas del país.

Además de combatir a los yihadistas de Boko Haram en todo el norte del país, también existen grupos separatistas en el Noroeste y el Sudoeste que quieren independizarse y han creado grupos armados, lo que ha llevado a la militarización de estos territorios.

El buen desarrollo de las elecciones está en tela de juicio, luego de las amenazas de los grupos insurgentes, con quienes se mantiene un creciente conflicto desde finales de 2016, donde recrudeció la represión de los manifestantes independentistas.

Algunas localidades remotas han quedado sin presencia administrativa estatal y los lugareños de esos territorios deberán viajar para poder sufragar, algo que se estima improbable.

Paul Biya gobierna desde el año 1982 y cuenta con un gran séquito de apoyos locales, tanto políticos, como tradicionales, con una fuerte presencia en los medios de comunicación y en la propaganda electoral.

Sobre el conflicto con los independentistas sostuvo una postura de “firmeza y diálogo”.

“Es la primera vez en la historia de Camerún en la que hay candidatos de oposición tan diferenciados”, analizó Fred Eboko, politólogo camerunés en el Instituto de Investigación y Desarrollo (IRD) para AFP. De los ocho candidatos opositores se destacan Joshua Osih, por el principal partido de la oposición, Maurice Kemto, exministro de Biya y el célebre abogado Akere Muna.

Habrán observadores internacionales, pero no hay una gran atención internacional sobre este país que apenas cuenta con un 10 % de su población con empleos formales, el 75 % de la población solo conoció a Biya en el poder y uno de cada tres cameruneses vive con menos de 2,30 dólares por día.

El artículo original se puede leer aquí