¿Hasta cuándo vamos a ser la voz de nuestros amos? Lo importante no es el empleo, que habrá menos cada día, sino la subsistencia asegurada para todos los seres humanos y Derechos Humanos garantizados.

Ojalá que un día más temprano que tarde, hagamos calendarios planetarios, en los que hayan desaparecido los santos y los días, que hablan únicamente de discriminación y violencia. Esperamos con entusiasmo los días internacionales que sirvan para celebrar una renta básica universal e incondicional, por ejemplo;  el día mundial de que trabajen las máquinas… y otros por el estilo.

Porque trabajadores somos todos y somos durante todo el día. Trabajamos en cada acción que desarrollamos. El no valorar esto y sí hacerlo en base al discurso de los poderosos, que son quienes nos mantienen con empleos cada día más esclavizantes -en un “te lo quito y te lo doy cuando me da la gana y en las condiciones que quiero”- permite que este sistema inhumano y depredador se perpetúe.

El no valorar el trabajo en la casa, el trabajo de cuidados, el trabajo artístico, el trabajo voluntario… hace que demos oxígeno a este sistema que mata y deja morir en multitud de formas.

Hemos defendido y seguimos defendiendo que el problema no es el empleo o la falta de riqueza, el tema es que se redistribuya la riqueza que es de todos, entre todos; el tema es que cada ser humano tenga asegurada la subsistencia en condiciones dignas… Algo que es posible actualmente por la riqueza acumulada por toda la humanidad a lo largo de milenios.

Si cada día habrá menos empleo por los avances tecnológicos, éste tendrá que distribuirse y ser bien remunerado de todos modos.

Y en todo caso, ¿Dónde está el problema en que la mayoría de los empleos sean desempeñados por máquinas? ¿Dónde está el problema en que la mayoría de las personas no trabajemos por un salario para podernos dedicar a aquello que verdaderamente nos dé sentido?

Soñamos con el día en que dejemos atrás el Síndrome de Estocolmo, que sufrimos respecto al empleo, para comenzar a liberarnos.  No nos cabe la menor duda que será el día en que decidamos crecer como seres humanos y tomemos las riendas de nuestra existencia en nuestras manos.