Con más del 95 % de los votos escrutados, el balotaje en Costa Rica deja a Carlos Alvarado como futuro presidente del país. El sucesor de Luis Guillermo Solís vendrá del mismo partido Acción Ciudadana, que se impuso al Partido Restauración Nacional que presentaba de candidato al pastor evangélico Fabricio Alvarazdo.

Con un abstencionismo que superó el 33 %, la gente que votó se decantó en un 60,74 % por Carlos Alvarado, mientras que el 39,2 % lo hizo por el candidato extremista.

Serán otros cuatro años de un gobierno de centroderecha que no ha sabido resolver los problemas de la sociedad costarricense, pero que al menos sí cuenta con un plan de gobierno y no se encomienda al Todopoderoso para que disponga el futuro de los centroamericanos.

La sociedad de Costa Rica se ha visto inmersa en unos meses de alta tensión discursiva, donde el foco se puso en los derechos de los homosexuales o la defensa de los valores tradicionales.

Fabricio Alvarado dos meses antes de la primera ronda de las elecciones no alcanzaba el 3 % de la intención de votos, sin embargo su oposición al matrimonio igualitario, su combate de la ideología de género y el rechazo a la educación sexual le permitieron imponerse en esa ronda preliminar.

El mesianismo de Fabricio lo llevó a exacerbar ese discurso y perder de vista que se trataba de una contienda política y que era necesario presentar propuestas no solo morales, sino también económicas y sociales.

Carlos Alvarado estuvo toda la campaña por detrás de Fabricio según todas las encuestas, excepto la de la Universidad Nacional, que terminó siendo la única correcta. El próximo 8 de mayo será investido como el 48 presidente de Costa Rica y lo acompañará como vicepresidenta la afrodescendiente Epsy Campbell, primera mujer de raza negra en ocupar el cargo.

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