4000 participantes se han inscrito para la manifestación «Juntos contra el desplazamiento y la locura del alquiler«. Sin embargo, Berlín movilizó una verdadera manifestación a gran escala con 25.000 participantes, mostrando así a los políticos y a los tiburones de bienes raíces lo que pueden esperar en los próximos años si los alquileres siguen subiendo y el desplazamiento continúa.

Más de 200 organizaciones, grupos e iniciativas, en su mayoría locales, han unido sus fuerzas para la semana de acción, que finalizó el sábado con una gran manifestación. El hecho de que tantas iniciativas hayan podido reunirse en Berlín y acordar una manifestación conjunta es casi un milagro y demuestra lo fuerte que es realmente la presión social.

La colorida mezcla y la diversidad de los manifestantes también demostraron que no se trata de las preocupaciones de una determinada clase social o que los «berlineses autónomos» se están movilizando una vez más. La manifestación, pacífica y creativa, fue tan colorida como la mezcla berlinesa y consistió en jubilados, padres con hijos, jóvenes, personas con discapacidad y personas de la comunidad LGBT, trabajadores, personas sin hogar, hípsters y receptores de Hartz IV.

Demanda de un cambio radical de rumbo en la política de vivienda y alquiler

En la convocatoria de la manifestación «Juntos contra el desplazamiento y la locura de los alquileres» se dice: «En Berlín la gente es desplazada por el aumento de los alquileres. Los apartamentos de alquiler se convierten en condominios. Los barrios serán destruidos. Las instituciones sociales y los comerciantes ya no pueden encontrar habitaciones asequibles. El número de personas sin hogar está creciendo. El racismo y la discriminación dificultan aún más la búsqueda de alojamiento. Incluso en las afueras de la ciudad apenas hay espacio para vivir. El 74% ve los altos costos de la vivienda como un peligro de perder o empobrecer su hogar. Casi la mitad de los inquilinos* de Berlín temen no poder pagar el apartamento en los próximos dos años».

Esta miseria tiene un sistema, es promovida por la política y la economía y se basa en el principio del beneficio antes que las personas y la aspiración de someter todas las áreas de la vida al pensamiento del beneficio.

La mayoría de los berlineses quieren una ciudad solidaria,

  • que no sea un modelo de negocio, sino un espacio de vida para todos, independientemente de su origen, idioma, edad, discapacidad o ingresos, por ejemplo,
  • donde las casas se construyen para la vivienda y no con fines de lucro,
  • donde la gente ya no tenga que vivir en refugios y albergues,
  • y en donde la sala de estar se convierta en propiedad común.

Puesto que la democracia se está convirtiendo cada vez más en una farsa también en este país, es necesario luchar pacíficamente por cada uno de los derechos fundamentales en las calles.

Fotorreportaje de Magaly Navarrete: