El ataque con un agente nervioso al ex espía Soviético Skripal y a su hija en territorio británico ha alcanzado proporciones inimaginables: el culpable ha sido identificado inmediatamente por gobiernos y medios occidentales: debe haber sido Rusia, porque el agente nervioso fue desarrollado allí.

Se han impuesto sanciones y el gobierno alemán, sin reflexionar, se ha puesto del lado de los acusadores, que parecen haber alcanzado su propio veredicto sin una investigación exhaustiva de lo que sucedió, sin ningún tipo de evidencia científica.

Pero debido a que se ha dado a conocer al culpable como quien lo anuncia con un megáfono al mundo, la mitad del planeta está convencida de que el presidente Putin en persona está detrás del ataque. No hay señal de que se haya tomado evidencia de forma responsable o de que se hayan considerado los hechos de forma objetiva.

El agente nervioso Novichok sí es de invención rusa; sin embargo, la formula ya se había publicado hace diez años por Vil Mirzayanov, un científico que desertó a los Estados Unidos y que estuvo involucrado en el desarrollo de la neurotoxina, como cuenta en su libro State Secrets (Secretos de estado).

Esta información no es secreta, está disponible de forma pública en Internet. En un post de la página de Twiter de la embajada rusa en el Reino Unido, Mirzayanov dice claramente: “Publiqué la fórmula para el Novichok en mi libro en 2008”.

Además, es muy fácil comprar el libro en Internet, curiosamente en Amazon.com, sin resumen de contenidos y sin comentarios, pero si se lo busca en Amazon.de, se puede obtener el resumen y los comentarios en inglés.

En una entrevista publicada en Voice of America, Mirzayanov añade que precisamente publicó la fórmula para prevenir su uso indebido (como en el caso Skripal) y que desde 1992 ha estado trabajando para que se incluya al Novichok en la lista de armas químicas oficialmente prohibidas por la organización internacional OPAQ (Organización para la Prohibición de Armas Químicas). Tanto Gran Bretaña como Rusia son miembros de la OPAQ como signatarios de la Convención de Armas Químicas.

En una entrevista reciente con The Guardian, añadió que no cree que “actores no estatales” tengan el conocimiento y los medios técnicos para producir Novichok por su cuenta. De esta forma, implica que la producción de este agente está relacionada con un gobierno o una organización relacionada a un gobierno.

El representante de Rusia en la OPAQ, Alexander Schulgin, por otro lado, hace poco dijo a Interfax que es “muy probable que el veneno usado en Salisbury venga de un laboratorio occidental”. (Fuente: Deutsche Welle).

El ex embajador británico Craig Murray explica en un artículo sobre el tema que el Novichok ya se produjo con éxito en Irán en 2016, en plena cooperación con la OPAQ, y que el agente nervioso utilizado en Salisbury solo pudría rastrearse hasta Rusia con una muestra comparativa.

En su opinión, esta también es la razón por la que los expertos británicos en productos químicos en Porton Down se rehusaron a ceder ante la presión de su gobierno para que declararan que el agente nervioso era de origen ruso: “Si Irán puede producir Novichok, también puede hacerlo un número significativo de estados”, dijo Craig literalmente.

Rusia pidió una muestra el 13 de marzo para ayudar a resolver el caso, pero hasta ahora el Reino Unido se ha rehusado a hacerlo.

Tal parece que los políticos occidentales conocen con exactitud el terreno peligroso en el que están parados. De acuerdo con un artículo en Russia Today, esta también es la razón por la que la primera ministra May, su embajador en las Naciones Unidas y su ministro de relaciones exteriores hablan solo del agente nervioso “del tipo desarrollado en Rusia”.

Esta redacción también fue incluida palabra por palabra por Alemania en su declaración conjunta con Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, que acusa a Rusia de ser responsable de este ataque «con alta probabilidad».

Sin embargo, dados los hechos mencionados anteriormente, surge la pregunta de dónde debería provenir esta alta probabilidad. ¿Dónde está la evidencia? ¿Y qué papel juegan los medios occidentales que se encargan de informar todo tan precipitadamente? ¿Dónde está su investigación exhaustiva?

De hecho, el comportamiento de nuestros gobiernos y medios occidentales plantea más preguntas que respuestas, especialmente porque vuelven a poner al mundo entero peligrosamente cerca de una escalada militar.

Mientras tanto, al menos un político alemán ha hecho una declaración sensata sobre el incidente. En su primera aparición como ex ministro de Asuntos Exteriores, Sigmar Gabriel aboga por la moderación y exige que se respete el estado de derecho de la presunción de inocencia. ¿Es que uno primero debe estar fuera de servicio para actuar con la cabeza fría y la razón? Así parece.

Traducido del inglés por Valeria Torres