Por Daniel Rodríguez

Doce años de gobierno de Evo Morales pueden ser interpretados de muchas maneras, desde nuestro punto de vista será según el principio asumido por el mismo presidente constitucional de Bolivia, de “gobernar siguiendo la voluntad del pueblo”, con acercamientos y desvíos a este principio, bajo la consigna una revolución ideológica y cultural en el contexto del gran giro a la izquierda en América Latina y su consecuente limitante: el hecho de que ninguna revolución se logra desde arriba hacia abajo, por ello resaltamos la democracia como el poder en manos del pueblo, democracia que para efectos de precisión es aún bastante formal, y la izquierda en su esquema de concentración de poder en torno a la administración del aparato productivo mediante el estado central y una militancia cegada al fanatismo, no está preparada para asumir; los humanistas proponemos la construcción de una democracia real como una necesidad dinámica dentro del ámbito político en miras a la mejor administración del poder, no en manos de unos pocos, sino mediante la descentralización, la información y la formación de criterios propios de una cultura política activa en todos los sectores de la población, última que debe ser apta para asimilar y discernir sus propias necesidades políticas, por ello se debe contar con la energía libre necesaria mediante condiciones de vida digna que así lo posibiliten, y mecanismos de control de la administración pública que lleven a la relación del pueblo con sus representantes más allá del simple voto entorno a promesas que pueden tranquilamente ser traicionadas infinitamente, o por lo menos, como viene sucediendo en Bolivia, hasta que el pueblo reacciona.

Pretender una revolución que el pueblo no quiere es contradictorio por el costo de libertad individual que supone, y ya se lo vio en los grandes modelos del socialismo, a los cuales también acompañó el fracaso económico en el ámbito mundial por ausencia de sentido crítico en su propia base. Ello no asegura el éxito del modelo capitalista, con otro tipo de falencias, aún en proceso de evidencia en esta región sudamericana que, si bien torció a la izquierda, también aún alterna a la derecha. Pero, por otro lado, y en lo que toca a Bolivia, podría ocurrir que el pueblo no distingue ninguna revolución ni cambio entre izquierdas y derechas, por su falsedad de discurso, por lo menos cuando persisten prácticas de demagogia, extorsión, oportunismo y corrupción, aún sean groseras o sutiles, como violencia política tendrán siempre el mismo gustito a traición, sin cambios verdaderamente de fondo, retrocesos o simples retoques mentirosos.

Evo se instala en el gobierno boliviano por el fracaso del neoliberalismo, expresión evolucionada del modelo capitalista, en un momento que ya no había muchos recursos para vender al extranjero, pues hasta el agua fue enajenada provocando dos grandes convulsiones sociales conocidas como las Guerras del Agua, en las ciudades de Cochabamba (2000) y El Alto (2001). Los hidrocarburos en manos privadas, de los cuales aún se conservaban acciones fueron pretendidos en negociados de la venta del gas a Chile, percibido como enemigo histórico, incluso se presentó la posibilidad de intercambio de Gas por Mar, hecho que constituyó el acabose del neoliberalismo en Bolivia, en aquel entonces en manos del presidente Carlos Mesa, que llevó a las calles una nueva convulsión que pedía Nacionalización de los Hidrocarburos: La Guerra del Gas (2003). En el contexto latinoamericano se iba erigiendo de a poco el socialismo del siglo XXI, con nuevos líderes que se fueron haciendo parte de los gobiernos como resistencia a USA que pretendía consolidar su poderío en la región a través del injusto Acuerdo de Libre Comercio con América Latina y el Caribe (ALCA), que fracasó y del cual resultaron finalmente y de manera bilateral, algunos Tratados de Libre Comercio (TLC) con algunos países que viven para contarlo; un pasado de patrocinio de cruentas dictaduras militares y la develada mala intención de su poderío militar en ejercicio de otras nuevas y más cruentas invasiones en medio oriente, generaron nuevos anticuerpos internos y externos al intento de imperio mundial que marcó en aquel entonces, con otros factores, el inicio de su decadencia.

En Bolivia, al clamor de nacionalización de los hidrocarburos se sumó el pedido de una nueva constitución, que ya se venía gestando como parte del movimiento indígena que poco más de una década atrás ya había logrado el atisbo de reconocimiento con un nuevo artículo constitucional que nos mostró una Bolivia multiétnica y pluricultural. El movimiento indígena no era nuevo, es y ha sido una constante en la lucha histórica de los pueblos, en oriente y occidente, se alzan los nombres de líderes como Tupac Katari y Zárate Willca, como parte de la resistencia Aymara, y Apiaguaiki Tumpa como parte de la resistencia Guaraní, entre otros, la historia nos muestra también la formación de partidos políticos, como lo fue CONDEPA en el altiplano, hasta llegar por otras vías a la maduración de nuevas formas de organizaciones sociales que llegan a ser tan fuertes como la CIDOB (Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia) cuya organización parte y se estructura desde las llanuras orientales. El pueblo se constituye como tal para exigir al gobierno neoliberal de aquel entonces algo que le resultaba imposible, recuperar lo ya vendido, no le quedó de otra que abdicar como seguidilla y remate de sus fracasos, ya se tenía un presidente sustituido por presión social, y el poder se tuvo que vaciar por completo quedando en manos del máximo representante del poder Judicial para convocar a nuevas elecciones. Evo Morales, con su partido, Instrumento para la Liberación de los Pueblos, MAS-IPSP gana las elecciones con apoyo mayoritario e indiscutible en ausencia de credibilidad hacia los partidos tradicionales que aún hasta ahora no parecieran discernir el fracaso de sus políticas encadenadas en su visión de derecha que termina arrinconada en Santa Cruz, ala productiva del país que a diferencia de las gestas por la Nacionalización, estructuró su demanda entorno a las luchas por las Autonomías, aspecto que al nuevo gobierno socialista no le resultaba ideológicamente compatible y que lo llevó a polarizar al país, difamando las autonomías bajo rótulo de separatismo, dando alas a la idea de la Nación Camba, y dejando en claro que aquello de gobernar obedeciendo la voluntad del pueblo era, más bien, un principio coartado por su ideología, aún a pesar de haber ganado mayoritaria y democráticamente también en Santa Cruz y por ignorancia del proceso de autodeterminación en Santa Cruz, no solo expresado en la intención indígena de un pasado de resistencia al imperio incaico, sino también por la gesta de los igualitarios de Andrés Ibáñez, coetáneo de Zárate Willca, y de la luchas por la integración al país desde ese mismo atributo productivo, bajo el grito de Ferrocarril o Nada (1921) y de la justa retribución del 11% de las regalías del  petróleo a mediados del siglo pasado, lamentablemente, pues pudo haber sido capitalizado de otra manera, no hubo otra lectura que la confrontación ideológica, negando la demanda y negando los movimientos que continuaron hasta tres contundentes victorias del sí a las autonomías a través de tres referéndums sectoriales dados no solo en Santa Cruz, sino también en Beni-Pando y Tarija. La figura de las autonomías es por demás conveniente en el marco de desconcentración del poder y consecuente mayor participación del pueblo en sus instancias de decisión, y aunque costó casi tres años de lucha en el proceso de cambio, se plasmó más bien en la nueva constitución en las instancias municipal, departamental e indígena, siendo el de Santa Cruz el primer Estatuto en elaborarse (2008) como parte del movimiento autonómico, y siendo también el último en aprobarse, nueve años después, a finales del 2017.

Los primeros años del gobierno de Evo vaticinan fuertes aires de cambio con la Constituyente, y ésta se da en medio de pugnas y conflictos con la Media Luna (Nación Camba), aliada de Sucre, que ante el armado de dicha Asamblea Constituyente aprovecha para reclamar la capitalía perdida en momentos de la oligarquía de finales del siglo XIX y consecuente guerra federal, un movimiento en torno a una herida histórica que lamentablemente no devino en consulta popular, sino que se ahogó en confrontamientos que se dieron en la misma ciudad, sede la Asamblea Constituyente, obligando a huir a los policías luego de cruentos enfrentamientos con saldo de muertos civiles en La Calancha, y obligando también el traslado de la misma Asamblea que decidió no incluir el tema de la Capitalía; el movimiento capitalista era promovido y apoyado por la reciclada Falange Socialista Boliviana y el grupo de choque de la Unión Juvenil Cruceñista, en clara violencia, incluye el trágico incidente de persecución y humillación de campesinos en la ciudad de Sucre (24/05/2008), una ciudad que había permanecido cristalizada en los tiempos y mentalidad propia del siglo XIX, en el más puro racismo y discriminación. Un hecho más de sangre marcaría el conflicto del gobierno con la media luna, en el norte, en Cobija, la masacre de Porvenir, hecho que aún hoy deja varias interrogantes, y que motivó el decidido apoyo internacional al gobierno democrático de Evo Morales, a través de UNASUR (Unión de las Naciones Suramericanas).

La Nueva CPE, se concluye y termina de aprobar en Oruro (21/01/2009), se transforma la imagen de Bolivia como Estado Plurinacional y se pone en marcha el aparato estatal en buena aceleración por motivo de una bonanza económica contrastante con el momento anterior donde el gobierno boliviano no contaba con empresas estratégicas porque estaban todas vendidas a capitales extranjeros, y hasta los precios del petróleo crecieron de la mano de la retórica de un nuevo líder sudamericano acunado en el hermano país de Venezuela, desde el cual se patrocinó gran parte del movimiento del socialismo del siglo XXI como revolución bolivariana de la que Evo se constituye como parte fundamental.

Otras demandas prometen ser cumplidas: salud, educación, industrialización, entre otras, mas lo que marca mayor incidencia en los primeros años es más bien la confrontación retórica con la antigua forma neoliberal a la cual se le gana invirtiendo cuantiosa energía, llegándose a expulsar incluso al embajador de USA, como también a su injerencia militar a través de la DEA y al condicionamiento político-psicológico de los recursos económicos de USAID en un contexto mundial donde Bolivia era el paraíso de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s), progresivas, regresivas, locales, extranjeras, en suma, todas metidas en el mismo saco de ser parte del “Imperio Norteamericano” fueron declaradas enemigos del gobierno que cobra más fuerza internacional, no solo en UNASUR, sino también en el mundo entero como evidencia de la restitución de un gobierno en manos un luchador representante del pueblo, como lo fue Nelson Mandela en Sudáfrica, habría que ver si verdaderamente puede caber igualar a tal punto el régimen del apartheid sudafricano con la postergación indígena y el resentimiento del mestizaje en Bolivia. Evo Morales y el MAS, a su favor no convocaron a ninguna venganza, en eso sí se lo puede asemejar a Mandela, y aunque aún es cuestionable por sus conflictos internos con los indígenas, su aparato de gobierno genera con el tiempo varios anticuerpos, se inicia con la apropiación del llamado Cuarto Poder, para el control de la subjetividad a través de los medios de comunicación, se reestructura Canal 7, se crea el diario Cambio, la Red de Radio Patria Nueva, y de a poco se fortalecen los vínculos económicos con los medios privados. Un escándalo militar heredado del anterior gobierno de Rodríguez Veltzé, dada por el extravío de unos misiles de origen chino, le dan la facultad de bajar tres generaciones de militares de un plumazo, mitigándose de buena manera la posibilidad de un golpe de Estado desde el sector del ejército.

Hasta los primeros tres años, se termina de consolidar la hegemonía de poder como partido único con el aún turbio, caso de terrorismo en la ciudad de Santa Cruz, donde se congregaba la mayor oposición y la cabeza de la Media Luna. Exilios, encarcelamientos, extorsiones, persecuciones, una maraña de confusión en torno al hecho de un núcleo terrorista y su aniquilación que no se aclara bien hasta ahora y que salpica hasta al mismo fiscal de gobierno a cargo de una investigación inconclusa que lo ha dejado en el exilio. Como fuera, marcó el hito de consolidación del poderío estatal, un error sectorial de la oposición, sin duda, la violencia no es el camino, con ello se fulminó o auto-fulminó lo que quedaba de oposición efectiva en su enfoque de violencia.

La bonanza económica se vuelca en carreteras, obras públicas y en la dotación de viviendas, a cinco años de gobierno se crea la Agencia Estatal de Vivienda (AEVIVIENDA) que reemplaza un inicial Programa de Vivienda Social (PVS), más aún se más cuestiona la herencia politiquera de la prebenda y del favoritismo. El gobierno socialista no cambia para nada la especulación inmobiliaria, la cual más bien continúa con su devastadora mecánica que tienen hoy al departamento de Santa Cruz como la meca del futuro económico de todos los pobladores del país a través de la compra de lotes, muchos de ellos en lugares realmente alejados, desérticos y pantanosos; al alcaldía de Santa Cruz por su parte, también aliada del gobierno, no cambia para nada en el aspecto de una mejor planificación en torno a la densificación y mejor ordenamiento, obrando más bien por la ampliación de la mancha urbana que favorece a una nueva burguesía, la de la especulación inmobiliaria.

Por otra parte, en cuanto a la bonanza económica, en una estructura más compleja que involucra otras instancias locales de gobierno, como las mencionadas alcaldías, se procede a la construcción de obras civiles como escuelas, hospitales y canchas de pasto sintético que podrían aún funcionar muy bien si se las continuara acompañando de los recursos humanos pertinentes, o de la infraestructura adecuada en el marco de planificaciones certeras, como en el caso de los hospitales, como parte del sector salud contra el cual se da el último conflicto en torno a la penalización de la negligencia médica, omitiendo la histórica postergación de mejores condiciones en el sistema de salud, es decir, habiendo más bien bastante negligencia política, pues resulta ser un ámbito en el cual no se hizo buen pie, donde los altos cargos y el acceso a fuentes laborales aún están condicionadas al partido antes que los méritos, donde en 12 años no se llegó a invertir más del 10% como fue reclamado por una campaña acallada, liderada por un curita, el cual fue finalmente relocalizado: el Padre Mateo. En materia de salud no hubo nunca una verdadera política certera, aún a pesar de contar con la alianza del gobierno Cubano, y sus médicos como punta de lanza en sus relaciones internacionales, es decir, que podrían haber sido un interesante modelo y referencia para las políticas de salud.

La vanidad y el derroche de dinero que tanto desprestigio le dio a anteriores Organizaciones No Gubernamentales y otros gobiernos de turno, vuelve en este gobierno en forma de Museo de Evo Morales, manifestaciones espontáneas de una militancia dedicada al culto de su personalidad, los elefantes blancos que derivan en la construcción de un abrupto edificio desasociado con su medio inmediato, para concentrar todo el poder central en un solo lugar en vez de distribuirlo, ya dan pautas de una degeneración mecánica del impulso inicial, ausente de nuevos shocks intencionales, últimos que más bien corren por donde siempre vinieron: de manos del pueblo, pero habrá de ver como se asimilan, y en esas hoy por hoy nos hallamos sumidos, en la situación de conflicto en torno a una nueva posible reelección, luego de que ya se hubiera establecido que solo quedan dos años, contrabandeados de la primera fase de gobierno, que se convenció por último que dichos años iniciales no contaba al tratarse de otra constitución, se los ha dejado pasar. Veremos qué pasa con estos dos últimos años, esperemos no queden solamente asociados en la triste imagen de la construcción de una gran torre de Babel Plurinacional, como dicho nuevo Palacio de Gobierno para acoger a toda la gran burocracia y llunkerío (1) de la que se escaparon escandalosos casos como los grandes contratos con la transnacional China CAMC, cuya Gerente Comercial estuvo relacionada con el presidente Evo.

Volviendo atrás al año 2011, se consolidan 190 autonomías indígenas a través de titulaciones bajo la figura de Territorio Indígena Campesino (TIOC), como resultado histórico de 8 grandes marchas por la Dignidad y el Territorio realizadas por el movimiento indígena en Bolivia desde el año 1990, en el 2011 se da un punto de quiebre en torno al gran territorio del TIPNIS, a dos años de su titulación como TIOC, extendido entre los departamentos de Beni y Cochabamba, al cual al gobierno trató de someter con la construcción de una carretera que generó una nueva gran marcha indígena, la novena marcha, con fuerte impacto en los sectores populares de toda Bolivia que lograron torcer momentáneamente la imposición gubernamental, última que no ha cejado aún en su intento. Es a cinco años de gobierno, ya superado el conflicto con la Media Luna y fuera de la polarización ideológica que suponía, que se marca el inicio de quiebre de aquella premisa de gobernar siguiendo la voluntad del pueblo, esta vez con las mismas bases de los pueblos indígenas, a los cuales representa Evo desde que asume su mandato, y ratifica en su reelección mediante ceremonias especiales en la histórica ruina de Tiwanaku, las históricas conferencias mundiales por el Cambio Climático (Cochabamba 2010 y 2015) quedan entonces como actos de pura pantalla, como se dice popularmente: “a Dios rogando y con el mazo dando”.

La retórica discursiva del presidente Evo se extiende más allá de lo necesario y se equivoca, llega a afirmar que sus abuelos llegaron incluso a combatir a ingleses y romanos (Cochabamba, 2013). A Evo le tocó el imperio norteamericano y extiende la sombra de su enemigo a todo conflicto interno que se le presenta como el caso de los pueblos indígenas del TIPNIS (2011) asesorados según el discurso oficial por ONG’s aliadas a USA, pasando por el conflicto social con cívicos Potosinos (2015) cuyo héroe terminó resultando ser un perrito llamado Petardo que durante los enfrentamientos tomaba con sus fauces las bombas de gases lacrimógenos para ponerlas a buen recaudo, sin dejar de nombrar otras confrontaciones contra la alcaldesa de la ciudad del Alto (2016) o el conflicto con los discapacitados (2016), se va creando un ambiente social bien desfavorable para el gobierno de Evo Morales, donde los hilos de aquel imperio norteamericano, dudosamente llegan a justificar sus desaciertos, pues se hiere de frente a la voluntad del pueblo, y los conflictos no resueltos vuelven, como el recelo en Sucre, el fantasma de la derecha, para el conflicto médico de finales del año pasado e inicios de este 2018 donde se revela un nuevo código penal aprobado en las cámaras alta y baja, con artículos cuestionables, a pesar de los aparentes beneficios y progreso jurídico que puedan tener, caen en medio del antepredicativo de la fragilidad de la administración de justicia a la cual este gobierno hubiera dedicado tanto tiempo generando nuevas leyes y decretos como continuidad de su revolución sin llegar a tocar base ni fondo, donde más bien se revela la corruptibilidad jurídica para cambiar la nueva constitución antes de que siquiera llegue a su edad de adolescencia. Y es que no es solamente una medida inconstitucional, es antes que todo un acto perjudicial para el desarrollo democrático, más aún luego de un referéndum vinculante (21/02/2016) que ya consultaba por la posibilidad de reelección del presiente y otras autoridades y ganó el no con un 51,3%. Más bien ganó el no, pues de darse aquella posibilidad de continuidad política, solo se favorece al enquistamiento de clanes de poder y favoritismo político. Ya hemos mencionado cómo la democracia para ser real, además de asegurar la participación y la formación de criterios asertivos en la población, debe también incluir mecanismos de control de las autoridades, basta ver nada más como en el nuevo código penal se aminoran las penas contra corrupción abrogándose todo el capítulo de delitos por corrupción de la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz. Afortunadamente este nuevo código ha suscitado el suficiente rechazo como para que se lo derogue, con más de mes y medio de paro médico indefinido y la reactivación de los comités cívicos que despertaron por pura presión y demanda social para los contundentes y recientes paros cívicos, ya no caracterizados por el racismo y la coerción de grupos de choque como la Unión Juvenil Cruceñista, aunque aún existieron algunos intentos aislados, que más bien no pasaron a mayores. Se está abrogando el código y falta ver qué pasa con la reelección, desde luego, la lectura del gobierno no pasa por apreciar la voluntad del pueblo, sino la supuesta manipulación de la derecha, la misma que bien podría haber actuado antes, cuando el dichoso código se hallaba en fase de elaboración en el parlamento.

Antes de cerrar, de la depuración compositiva de elementos progresivos dentro del aparato de gobierno, hablaremos poco, sin dejar de mencionar casos de importantes alejamientos que se dan desde el arranque con anteriores fundadores del mismo partido de gobierno, o que se dieron en conflictos como el del Tipnis, donde se etiqueta a los llamados “libre-pensantes” que no son admitidos en el seno del partido oficial, revela una estructura bien verticalizada en cuya cúspide inmediata a Evo escasean los indígenas, y hace sombra el discurso confrontativo, intransigente, y beligerante del Vicepresidente Alvaro García Linera, a quién recién se lo viera promoviendo el odio y rivalidad entre las bases campesinas del gobierno para favorecer el enfrentamiento con la clase media blanca, en alusión a los médicos y los profesionales, en clara actitud cobarde y maliciosa de la más pura manipulación. Hablaremos poco de la compositiva del entorno inmediato del presidente porque ameritaría un amplio análisis que escapa a la extensión del presente, pero que a lo lejos se ve como un cuerpo rígido y duro, capaz de negarle el salario a los médicos porque estuvieron en paro, un entorno capaz de hacer durar conflictos hasta el desgaste, aún a pesar de las muertes que se dan de por medio, como el asesinato del viceministro Illanes (2016) en manos de cooperativistas mineros como venganza por sus propios muertos y heridos en dichos confrontamientos.

Dos años quedan al gobierno de Evo Morales, y en este epílogo recibe una clara señal de volver a gobernar según voluntad del pueblo, aunque por el momento pareciera caer en saco roto y se atribuya nuevamente a las movilizaciones sociales la manipulación del imperio externo, tal vez por limitación ideológica, tal vez por mal de alturas, tal vez por un entorno inadecuado que ha depurado suficientes elementos favorezcan o permitan otro tipo de contacto con la base social, tal vez por simple desgaste mecánico. Ya lo expusimos, la democracia debe construirse, no podemos pasar por alto la oportunidad de mencionar las dos históricas elecciones judiciales realizadas en Bolivia por primera vez en el mundo bajo el gobierno de Evo Morales, pero con una gran cantidad de votos nulos que más que una posible señal de negativa política a su gobierno, también se pueden interpretar como desvinculación al quehacer judicial, tal vez ahora, luego de tantos análisis en torno al reciente código penal en proceso de abrogación, tal vez la población se involucre más, pero no es tan sencillo, ya lo hemos visto, formar una cultura política no solo pasa por el establecimiento de criterios o posturas, pasa por sobre todo por contar con energía libre para el ejercicio democrático más allá del simple voto.

Para cerrar, ¿Aire?, sin duda en el plano internacional, se hizo la resistencia a un imperio y se instala el tema de la demanda marítima, no desde el territorio perdido, sino desde el reclamo por las históricas promesas de gobiernos Chilenos de una salida al mar para Bolivia, llegando a unir en la lucha a ex-cancilleres y ex-presidentes, es decir, yendo más allá del condicionamiento de afiliación política que tanto mal hace en otros ámbitos, Evo muestra a Bolivia como un país que se constituye como ejemplo de lucha para otros, con tradición y cultura de resistencia a la globalización imperante y al capitalismo salvaje, va más allá del mismo Evo y de la limitación ideológica del socialismo del siglo XXI, Bolivia abre una proyección a futuro junto a otros países de América Latina que rompe con la anterior visión de subdesarrollo. ¿Tierra? Cuando se ha sabido seguir la voluntad del pueblo, se ha avanzado y se superaron los resabios del modelo anterior, pero cuando ya no se tomó en cuenta a la voluntad del pueblo, el gobierno de Evo Morales se echó más bien la tierra encima, ojalá esto sirviera más bien para catalizar fanatismos para tener la oportunidad de ver que la democracia debe seguir su construcción y que las verdaderas revoluciones son desde el pueblo y no desde arriba hacia abajo. ¿Fuego? En el seno del pueblo, de sus minorías y su diversidad, los que saben o aprenden y descubren sus necesidades, que claro que se pueden equivocar, también no son más de 65 años de reforma agraria y de que se incluyen a campesinos y mujeres en ámbitos de salud y participación en elecciones, son apenas 10 años de la nueva CPE, mucho tenemos que aprender para continuar con el fuego sin el absurdo de la violencia, no solo física, psicológica, racial, política y económica, sino también moral, religiosa, sexual, y personal, sin duda. ¿Agua? Nuestro futuro es aún turbio, la carta abierta a la democracia nos pone en un horizonte poco claro, no existe a la vista otra personalidad que cubra el espacio de Evo Morales, nuestros líderes innatos están aún ocultos en las mareas de los movimientos sociales y de las nuevas generaciones, tal vez en estos dos años sirvan para identificarlos, tampoco se ha favorecido la generación de nuevos partidos políticos que marquen la diferencia, fuera del reciclaje de la derecha, o de los libre-pensantes desertores del actual gobierno.


(1) Llunkerío: Palabra derivada de Llunk’u (quechua), quiere decir conjunto de llunk’us.

Llunk’u: (quechua) servil, chupamedias, todo aquel que vive del rédito político de quienes ocupan cargos importantes.