Por Centro de Estudios Humanistas Nueva Civilización

En momentos en que la ciudadanía peruana esperaba un cambio de rumbo, el presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK), luego de salvarse de una vacancia por incapacidad moral permanente, otorgó el indulto humanitario al ex presidente Alberto Fujimori Fujimori (AFF), recluido desde el año 2007 y condenado en el 2009 a 25 años de prisión por los delitos de homicidio calificado con alevosía; secuestro agravado en las matanzas de Barrios Altos y la Cantuta; secuestros del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer Ampudia.

Además, a AFF se le probó usurpación de funciones, peculado, corrupción y manipulación mediática a través del dictado de la línea editorial de numerosos diarios. Por si fuera poco, en el año 1992 cerró el Congreso y según la Defensoría del Pueblo, 272 mil mujeres de zonas rurales fueron esterilizadas sin su consentimiento como parte de una política de salud; delito por el cual aún no ha sido juzgado. Estos hechos ocurrieron en la década de los 90, en medio del conflicto interno en el que el Estado peruano combatió a Sendero Luminoso y otros grupos terroristas.

Cabe señalar que PPK señaló en su campaña que no indultaría al reo Fujimori, con lo cual obtuvo el apoyo mayoritario de la población y ganó las elecciones. En un segundo capítulo, el pasado 20 de diciembre, el Congreso con una mayoría fujimorista desestabilizó al gobierno de PPK pidiendo su vacancia; el motivo era la falta de explicación de pagos realizado por Odebrecht a sus empresas durante el tiempo en que trabajaba como ministro del ex presidente Toledo. La vacancia no prosperó, porque no logró los 87 votos como mínimo.

Y solo a los tres días del intento de vacancia, el 24 de diciembre, en plena fiesta navideña, PPK otorgó el indulto, en una acción que a todas luces se evidencia como una negociación para su no-vacancia en el Congreso de la República.

El indulto, que es parte de un pacto inmoral con el hijo congresista del preso, a cambio de obtener los votos necesarios para evitar la vacancia, provocó la indignación popular y ocasionó que el 24 y el 25 de diciembre, miles de ciudadanos salieran a las calles en diversas ciudades del país gritando a viva voz y exigiendo que el Presidente retroceda en su decisión. Hubo fuerte represión por medio de tanques, helicópteros, cordones policiales y bombas lacrimógenas. Algunas personas quedaron heridas.

La población protestó en todo el país con consignas como “la sangre derramada, jamás será olvidada”;  “el indulto es un insulto”; “fuera, fuera PPK”, “por justicia y dignidad, Fujimori nunca más”;  “el pueblo ya salió, PPK se jodió”; “indulto no es reconciliación”; “cambio de sistema, ¡ya!” “pueblo consciente no indulta delincuente”, “¡que se vayan todos!”, entre otras.

Luego, el Presidente mentiroso y traidor se vio obligado a dar un corto mensaje a la Nación donde no logró fundamentar su decisión; pidió a los jóvenes manifestantes olvidar y pasar la página en pro de una “reconciliación social”; es decir, PPK se arrogó el derecho de establecer el indulto, sin respetar el proceso regular, ni cumplir los requisitos, como parte de una reconciliación nacional; que, a su vez, no toma en cuenta a los deudos ni tampoco una gran parte del sentir nacional. Este gravísimo error solo ha traído más inestabilidad y polarización al país.

Sin embargo, si bien el Perú parece vivir uno de los capítulos más nefastos de su historia, hoy se están dando evidencias incuestionables de que el sistema está en grave crisis, y será clave definir un camino distinto en el que pueda confluir la diversidad, el respeto por los derechos humanos y donde el ser humano sea el valor primordial.