Por Rodrigo Valenzuela

Soy miembro del Partido Humanista de Chile. El PH no co-accionó a sus bases para que votaran por Guillier o en contra de Piñera. Más bien pidió a sus partidarios hacer su elección en conciencia, de acuerdo al parecer de cada quien. Y eso creo que está muy bien porque es coherente con el sentido de la existencia de este partido: trabajar por la libertad y el bienestar del ser humano.

Si a alguien no le parece esa postura, no hay problema. Está en su derecho a sentir y pensar distinto, y a hacer y decir lo que quiera en relación a esta elección.

En lo que a mí respecta, no votaré pues no me siento representado por ninguna de las dos alternativas. Tampoco me hicieron sentido las campañas del terror de ambos lados. No me siento responsable de las “cagadas” que se han mandado ambos bandos en años anteriores y por las que se puedan mandar a futuro.

No creo que el proceso de transformaciones, al que responde la irrupción de la nueva opción política del Frente Amplio, se juegue en la elección de uno u otro. Más bien creo que elegir, en esta ocasión, es un asunto menor en relación a la importancia que tiene que cada humanista y progresista se ponga más activo en apoyar ese proceso, trabajando para que alternativas que sí aspiran a transformar profundamente nuestro país se fortalezcan y tengan una real posibilidad de ganar el gobierno en las elecciones de cuatro años más.