Hablar a través de nuestros medios significa ayudar a que la capacidad de poner agenda no solo la tengan los medios de derecha. Quien pautea la agenda incide en una dimensión importante de la política. Hablar a través de los medios no duopólicos obliga a los periodistas duopólicos a leer/ver/escuchar nuestros medios.

Por

Los medios de comunicación no reflejan la realidad, reflejan correlaciones de fuerza (y, de paso, actúan sobre ellas). Chile, por ejemplo, nunca tuvo un sistema de medios más diverso y plural que el de finales de los ’60, hasta 1973. Todo el espectro político tenía sus medios (radios, diarios y revistas) y sus audiencias, repartidos además de un modo relativamente homogéneo, tipo tres tercios. Durante la dictadura, la prensa de oposición logra consolidarse después de 1983, año que marcó el inicio de la resistencia masiva y callejera a Pinochet. Y en estos 27 años de neoliberalismo extremo, encabezados por la Concertación, el sistema de medios ha adoptado la misma estructura y forma que el sistema de dominación: duopólica.

Usamos el término correlaciones de fuerza para describir la dinámica de las luchas socio-políticas. Se parece a un gran ajedrez donde los actores ocupan espacios distintos, pero están interconectadas, actores que, a su vez, son nuevos juegos de ajedrez y cuyos movimientos afectan el tablero en diversas dimensiones. Y hoy nos encontramos con un escenario socio-político distinto al de los últimos años, con una correlación de fuerza nueva, entramos a una fase posbinominal (como dice Alvaro Ramis).

Pero este horizonte que emerge tiene al frente una estructura mediática duopólica, propia de una época en crisis. Porque a diferencia de lo que ocurrió con el 20% de ME-O en las presidenciales de 2009, en esta elección hay una fuerza orgánica detrás del 20% de Beatriz Sánchez que altera el mapa de las correlaciones. La política es fuerza, y la presencia del Frente Amplio en el Parlamento y en los Consejos Regionales, junto con la debilidad del oficialismo, dan esa fuerza. ME-O fue un rostro con votación, el FA se está convirtiendo en un bloque con liderazgo.

En el marco de este nuevo contexto, ¿por dónde van a circular los discursos del Frente Amplio? ¿A través de qué canales podremos los votantes del FA conocer los planteamientos de los/las dirigentes? ¿En qué medios leeremos las orientaciones y puntos de vista de las orgánicas y líderes que conforman el FA? Gramsci dice que una de las cosas que caracteriza una crisis es que en el interregno entre el surgimiento de lo nuevo y el fenecimiento de lo viejo, “se verifican los fenómenos morbosos más variados “.

¿Habrá que leer solamente en El Mercurio, Emol o La Tercera, escuchar solo ADN de Prisa, ver Canal 13 de Luksic para estar al día con el pensamiento de los/as dirigentes del FA y de las orientaciones estratégicas que el movimiento vaya adoptando en esta vertiginosa dinámica?

Esta actual tensión entre estructura mediática duopólica y nueva fuerza que quiere golpear al neoliberalismo, se definirá en buena medida en la dimensión comunicacional. Ya tenemos el aprendizaje histórico de cómo actuaron y qué les ocurrió a los liderazgos de la Concertación: lloraban por una portada en El Mercurio. Y mientras despreciaban a La Época, Análisis o Fortín Mapocho y madrugaban por una entrevista en Canal 13, sus discursos se fueron pareciendo cada vez más al de quienes los invitaban a hablar.

Las batallas culturales en este nuevo escenario de disputa de poder son importantes. La estructura comunicacional duopólica, cartelizada con los centros de opinión publica (también duopólicos) jugó un papel central en instalar un clima electoral conservador, consolidando un discurso falso de supuesta afinidad de los chilenos con el retorno de la derecha, con el rechazo a las reformas, con la restauración conservadora y, a la par, con la insignificancia y deslegitimad de nuestras narrativas. Como bien dijo Beatriz Sánchez, tal vez ahí estuvo la diferencia entre pasar o no a segunda vuelta.

Fuimos testigos de una campaña multimillonaria de ablandamiento cultural, encabezada por los centros de opinión pública y los medios duopólicos. Fuimos testigos de una alianza inconfesada, perversa, profundamente ideológica entre medios y centros de estudios. Estos no se equivocaron en sus predicciones, cumplieron con su propósito político, forzaron la metodología a una realidad que quisieron construir, no a una realidad que querían explorar. No buscaron la fotografía del momento o ser el termómetro de la ciudadanía, sino producir un estado de pesimismo en la izquierda y el oficialismo, así como de optimismo en la derecha. Medios duopólicos y centros de opinión publica generaron en alianza una cápsula comunicacional, una cámara de eco con la que se envolvió a buena parte de las subjetividades en este contexto electoral.

A pesar de ello fue posible el surgimiento de un nuevo bloque político, el mismo fue principal blanco de esa campaña, y que hoy emerge como una sensibilidad que quiere y debe saber expresarse discursivamente.

Dónde hacerlo es una opción política, antes que comunicacional. ¿Qué medios elegirán los/as voceros del FA para administrar su visibilidad y comunicarse con su audiencia? ¿Lo harán a través de los medios que son el sostén ideológico del neoliberalismo? Democratizar el campo comunicacional chileno, diversificar la estructura medial actual, así como fortalecer la comunicación y los medios no duopólicos depende hoy de ellos/as.  Dónde dar las entrevistas que orienten políticamente a la audiencia del FA, dónde publicar las columnas que busquen crear afinidad y lineamientos políticos, dónde dar primicias o entregar información políticamente delicada es un asunto que puede consolidar o debilitar las correlaciones de fuerza.

Además de un buen resultado electoral, para los próximos pasos se necesita también una comunidad interpretativa que permita usar y construir marcos de referencia propios. Los medios instalan climas de opinión y marcos interpretativos. No sólo eso, a través de ellos los bloques políticos se comunican con su electorado y también entre sí. Asimismo, a través de los medios se negocia, se intenta incidir en procesos de negociación y de toma de decisión, etc. La Concertación tiene 27 años de intensa experiencia respecto de la relación medios – acción política en un marco neoliberal. Las principales agencias de comunicación se consolidaron a mediados de los ’90 y pertenecen a miembros de la elite concertacionista: Extend; Tironi Asociados, Imaginacción, etc. La derecha ni hablar.

El Frente Amplio, y especialmente sus dirigentes, se enfrentan al desafío de lidiar con la tensión entre estructura comunicacional duopólica y correlación de fuerza nueva y en construcción. El panorama comunicacional no se cambiará teniendo ahora mayor presencia y hablando más a través de los medios duopólicos. Hablar a través de nuestros medios significa ayudar a que la capacidad de poner agenda no solo la tengan los medios de derecha. Quien pautea la agenda incide en una dimensión importante de la política. Hablar a través de los medios no duopólicos obliga a los periodistas duopólicos a leer/ver/escuchar nuestros medios. Hablar a través de nuestros medios, crear independencia para nuestros flujos discursivos es un modo de debilitar lo antiguo, de desgastar el periodismo duopólico y, a la vez, de fortalecer nuestros canales de comunicación, de establecer otras alianzas con la audiencia, de incentivar un periodismo desligado de las fuerzas del capital y, de paso, comenzar la batalla para convertirnos en cultura y consolidar aquello que no termina por nacer.

El artículo original se puede leer aquí