Por Livia Gracola

Algunos amigos me comentan que están en duda de votar por Beatriz Sánchez, porque la encuentran “mala política”.

Me quedé pensando en que claro, no se sabe la tabla del 8, no maneja las cifras macroeconómicas, no sabe el porcentaje de bonos soberanos indexados a inflación, no se da cuenta en un programa de tv que el bigotudo era un fraude, que Venezuela es dictadura, que Venezuela no es dictadura, que Cuba… que Allende…se ataranta, se nota nerviosa. Alguien por ahí la cataloga como “una simple periodista ignorante”.

Y claro, no viene del bestial mundo de la politiquería, no está apernada en un cargo legislativo hace 30 años, no es presidenta de un partido cuyos representantes están sometidos a proceso por fraudes. No está preparada para las preguntas capciosas, para la manipulación de los periodistas, para los programas “debate”, donde se tiran monedas, se dan recetas para ir al psiquiatra y entre toda esa batahola le largan una pregunta de cuánto es el gasto per cápita de los chinos en calcetines amarillos. Y así un largo etcétera de todos los sabios del mundo disparando a quemarropa.

Hay que ser valiente, ¿no?

Con entera sinceridad y frente a las cámaras cuenta que sí, que se practicó un aborto; que su gobierno será feminista, por lo que es de inmediato enviada a la hoguera desde el púlpito de la misoginia.

Sin embargo, toda esa descripción que acabo de hacer, me da esperanza. Me da esperanza de ir a votar por una mujer que es valiente. Más allá de si se sabe o no toda la enciclopedia politiquera. Hay que ser valiente, repito, para enfrentarse a un mundo para ella desconocido y prefiero esa postura que surge desde su sinceridad, de su genuino deseo de ser un referente para un cambio y ponerse a disposición de un conjunto. Es parte del programa que elaboramos entre todos y genuinamente quiere responder a ello.

Beatriz es como tú o como yo, queriendo cambiar las cosas honestamente. Queriendo cosas buenas para la gente. Es una buena persona.

¡Votemos por las buenas personas!