«Hay una razón por la que el Congreso siempre falla en tomar medidas reales contra la violencia armada: la National Rifle Association.»

por Jake Johnson, escritor del plantel de Common Dreams

Después de la masacre de más de 50 asistentes a un concierto perpetrada por un pistolero armado con un rifle de asalto a finales del domingo en Las Vegas, los grupos de defensa que desempeñaron un papel central en la derrota de los fatídicos intentos para anular Obamacare del GOP, centraron su atención en enfrentarse a la poderosa National Rifle Association (NRA) [ANR] y sus muchos aliados en el Congreso, argumentando que han ayudado a permitir la violencia con armas de fuego que mata a decenas de miles de estadounidenses cada año.

«El Congreso ha cedido a la ANR después de cada tiroteo masivo de esta década, desde Sandy Hook hasta San Bernardino, desde el Colegio Comunitario Umpqua en Oregon hasta el club nocturno Pulse en Orlando, y muchos más», dijo el lunes Democracia para América en un llamado a los voluntarios a postularse para el cargo contra los miembros del Congreso respaldados por la ANR. «Oficiales electos republicanos ofrecen sus pensamientos y oraciones. Bajan las banderas a media asta. Pero nunca actuarán para detener la violencia armada y los tiroteos masivos, porque están ligados a la NRA».

«La ANR no está arrepentida», agregó el grupo, concluyendo que la única manera de eliminar la perniciosa influencia de la organización es «derrotarlos en las urnas».

Siguiendo su conocido «libro de jugadas de relaciones públicas», la ANR se escondió tras la masacre de Las Vegas, pero su dinero continúa inundando las arcas de los representantes electos de Estados Unidos.

Según un análisis del Washington Post, la ANR ha donado más de $3.5 millones a los miembros actuales del Congreso. Cuarenta y nueve de cada 100 senadores estadounidenses y 258 de los 435 miembros de la Cámara de Representantes han recibido dinero en efectivo de la ANR, agregó el Post.

Y como señaló Rafi Schwartz de Splinter News, muchos de estos políticos financiados por la ANR acudieron a los medios sociales el lunes para ofrecer sus «pensamientos y oraciones» por las víctimas de la masacre de Las Vegas, pero predeciblemente no dijeron nada sobre la necesidad de cambios serios en las leyes de Estados Unidos sobre armas de fuego.

Rechazando la insistencia de la Casa Blanca de que ahora no es el momento de tener un debate sobre el «problema único de las armas de fuego» de Estados Unidos, los grupos progresistas instaron a los estadounidenses a inundar las líneas telefónicas de estos representantes y exigirles que derroten los proyectos de ley patrocinados por la ANR actualmente en trámite legislativo.

«Necesitamos mostrar al lobby de armas y al Congreso que la gente es más importante que las ganancias», dijo la activista Kara Fitz durante un evento en vivo de Facebook organizado por Indivisible el lunes por la noche.

En particular, los grupos destacaron una disposición dentro de la llamada Ley SHARE que facilitaría a los propietarios de armas la obtención de silenciadores. El proyecto de ley también suavizaría las restricciones sobre el transporte de armas de fuego a través de las fronteras estatales.

Indivisible argumentaba que, si se aprobaba, la ley SHARE haría «más difícil para las personas escapar de los disparos o intervenir y proteger a otros».

«No es suficiente, pero lo mínimo que el Congreso puede hacer ahora mismo para protegernos contra la violencia armada es eliminar la disposición sobre silenciadores de la Ley SHARE», concluyó el grupo. Mientras lloramos la violencia en Las Vegas, llame a sus [miembros del Congreso] ahora mismo y dígales que ‘los pensamientos y las oraciones’ no son suficientes».

La CREDO Action se unió a la movilización contra la ANR y sus aliados políticos el pasado lunes al circular una petición que ya ha recogido más de 160.000 firmas.

«Hay una razón por la que el Congreso siempre falla en tomar medidas reales contra la violencia armada: la National Rifle Association. La ANR tiene un estrangulamiento en el Congreso que impide que la mayoría de los proyectos de ley sobre el control de armas de fuego incluso lleguen al suelo para una votación», dice la petición. «Finalmente, romper el estrangulamiento de la ANR en el Congreso requerirá una enorme presión popular sobre nuestros funcionarios electos, exigiendo que transmitan algo más que pensamientos y oraciones ante nuestra epidemia de violencia armada».