Por Marta Teresa

Y a mí qué?, diréis. Con vuestro permiso os lo explico y quizás incluso nos podamos ayudar.

Soy catalana, de Barcelona, estamos a pocos días del 1 de octubre, sí, el día anticonstitucional súmmum, el día de la rotura, el día de la sedición, del ataque a la democracia y no sé cuántos entuertos más, Sí, el día en que la gente quiere votar; y  la cabeza me explota.

En el mundo que quisiera e imagino no hay discriminación, ni segregación, ni diferenciaciones y exclusiones por las ideas o los sentimientos. Hay igualdad de derechos e igualdad de oportunidades. Hay futuro para todo el mundo, independientemente de su lengua, su religión o no religión, su color, su sexo…

Pues, si ves la tele o lees los periódicos parece que yo estoy ciega y además soy tonta, porque todo esto ya está aquí, ya lo tenemos. (¡Eh, porque lo que dicen los de la tele o los periódicos va a misa!, de toda la vida, ya se sabe!).

Retomemos, se ve que todo esto ya lo tenemos. Lo que sucede es que ahora lo podemos perder porque el gobierno de una autonomía ha dicho que hará un referéndum. ???

Y ya tenemos aquí al gobierno autonómico y al gobierno del estado central (nunca más bien dicho, central) cascándose.

Empezó casi como un juego por parte de los dos gobiernos (que no de la gente de la calle). Aquello que dicen de “pelotas fuera”. Los dos tenían unas cuántas vergüenzas que esconder y esto de “los catalanes” (gobierno central) y “la independencia” (gobierno autonómico) siempre ha dado mucho juego.

Ya sé que no soy imparcial pero permitidme decir que la calidad y la cantidad de estas vergüenzas no son las mismas.

El partido en el gobierno central tiene una “cole” de casos abiertos que necesitaríamos unas cuántas hojas para relacionarlos todos. Es el partido que tiene como mandamás al señor que cuando lo del “chapapote” decía que aquello no era más que un “hilillo”; el señor que, tan inocente y bueno él, dice que en su partido no se dieron cuenta de que sus tesoreros robaban a los ciudadanos a diestro y siniestro; el señor que, hablando de este caso, fue responsable y avaló las declaraciones de una de sus militantes de pro sobre el “sueldo diferido” de uno de esos tesoreros (por cierto, estas declaraciones son dignas de acompañar una antología de los hermanos Marx o de los Luthiers). Ah, también es el partido cuyos  militantes entonaban aquello de “Pujol, enano, habla castellano”. Y para qué seguir? Bien, de hecho, aquí los únicos que siguen son todos ellos, porque allí no dimite nadie.

A su vez, el gobierno de la autonomía, cuando menos, tuvo un buen desbarajuste entre los partidos que lo formaban y terminaron por hacer uno de nuevo.

Bien, vuelvo a esta semana pasada. Registros buscando papeletas, urnas… Detenciones de gente por tener una imprenta que imprimía (valga la redundancia) papeletas. Secuestro de publicaciones de una asociación porque hacía publicidad del 1 de octubre. Detención de chicos por abrir páginas web con el mismo tema. Traslado masivo de Guardia Civil y Policía Nacional a Barcelona. Helicópteros sobrevolando Barcelona todo el día (esto tampoco ayuda para el dolor de cabeza).

Imaginaos como estaban las calles de Barcelona y de muchísimas otras poblaciones catalanas. Llenas a reventar de gente indignada, muy indignada. No hacía falta que nadie los convocase, ya no podíamos más! Las grandes tácticas del gobierno central seguían generando independentistas a borbotones.

Un gobierno que nunca ha querido oír ni entender que no todas las personas que quieren votar son pro-independencia, que muchas son, ni más ni menos, personas que quieren decidir y que quieren ser escuchadas.

Y, detrás, siempre el mismo discurso del gobierno central: la gente se está dejando engañar, tenemos que defender a la gente, que no veis que esto es anticonstitucional? Que no veis que esto de decidir no es bueno para la salud, que hace daño (tan sólo les falta ponerle la música de aquel bolero que dice ”… que las rondas no son buenas, que hacen daño…y se acaba por llorar…)

Cuánta razón tenía mi abuelo cuando decía que desconfiáramos siempre de aquellos que nos quieren salvar y explicarnos cómo son las cosas.

No me he leído la constitución, mea culpa, pero me extraña que avale sacar dinero de la gente para “salvar” bancos. Que la única manera de “salvar” el país sea haciendo desaparecer el estado del bienestar. (Veis, otra vez nos “salvan”). Que la especulación sea “legal”. En definitiva, que el cumplimiento de la norma dependa más de a quien beneficia, que no de la norma misma. Pero cómo he dicho no la he leído y “doctores tiene la iglesia”.

Esto me lo he hecho venir bien porque me ha hecho mucha gracia que la cabeza del gobierno central pida al papa que regañe a obispos, monjas y curas catalanes porque algunos no se están portando bien y se manifiestan en favor del derecho a decidir.

También podemos sacarle punta al tema del barco-hotel Piolín (sí, el de los dibujos animados) dónde han alojado a guardia civil y policía nacional. Pero estoy segura que habréis recibido más de uno y más de dos whatsapps sobre el tema. (Surrealista total.)

Pero evidentemente no es nada gracioso el tema de la acusación de sedición por manifestarse en la calle. Tampoco las detenciones y acusaciones a cargos públicos. O lo de las multas (12.000 euros al día) a cargos públicos si no dimitían ya. (¿Dónde narices estaba esta ley en los casos de corrupción de altos cargos y afines? ) Tampoco las tanquetas que ya están aquí y el cañón de agua que está en camino. Ah, y a los guardias civiles que mandan a Catalunya los despiden en su ciudad como si fueran a la guerra (¿por dios, dónde le han dicho a la gente que los mandan?)  Etc., etc. Y todo en nombre de la democracia y la constitución. Y me temo que seguirá.

Señores políticos, pónganse ya manos a la obra, pero de verdad, dejen de mirarse el ombligo, dejen de lado los intereses partidistas, “sus” asientos, “sus” intereses, dejen de lado tantas sandeces y, por una vez, piensen de verdad en las personas a las que dicen representar, en todas, no solo en las que creen les van a votar, piensen en lo mejor para las personas, en sus derechos como seres humanos, piensen en reparar y superar una historia de la cual no se puede sacar nada en limpio si no se habla con verdad.

Mientras tanto, y aunque muchos no lo entiendan, las personas estamos aquí y estamos decidiendo. Y estamos en las calles, sin violencia y con mucho sentido del humor. Y sin necesidad de escuchar a ningún partido.

¡El dolor de cabeza ya va aflojándo!