Enfermedades que son superadas, el universo que es conquistado e incluso el momento de la creación es simulado; el ser humano está de camino a conseguir conocimientos inesperados pero no logra solucionar conflictos de forma pacífica. El mundo necesita el hilo conductor de Kant.

En estos días, cualquiera que lo desee puede ver que desde su aparición el ser humano no ha logrado realmente grandes avances civilizadores.

Oh sí, se han logrado grandes avances tecnológicos. Podemos mantener conversaciones al instante con personas al otro lado de nuestro planeta, podemos recibir imágenes de otros planetas de nuestro Sistema solar, incluso somos capaces de simular el momento de la creación disparando partículas elementales contra otras.
En nuestros mapas ya no se encuentran manchas blancas pues hemos logrado cartografiar el planeta mediante una tecnología excelente. Enfermedades que hace siglos eran incurables, ya no son grandes problemas para la medicina actual. Somos capaces de todo eso y de mucho más.

En cuanto a la solución de conflictos de forma pacífica, hoy por hoy siguen siendo las capacidades del ser humano y de la tecnología muy limitadas. Antes de negociar, está predefinida la gran matanza; se profana, se roba, se tortura, se viola y al fin se mata.

O bien en los campos de batalla de las guerras púnicas cuando el aún joven Imperio romano se enfrentaba a Cartago o los de la guerra de los 30 años en la que estaba involucrada la mayor parte de Europa o el horror y las matanzas de la primera y la segunda guerra mundial y después las crueldades de la guerra en Corea, la muerte en los arrozales de Vietnam, en los Balcanes, en Afganistán y por último en el Medio Oriente en Irak y actualmente en Siria. Los resultados y los efectos son los mismos, millones de veces la muerte y existencias destruidas. Los motivos también han sido siempre los mismos; el mantenimiento de hegemonías y del poder. Para ello siempre se ha recurrido disipadamente a un recurso abundante, el ser humano. Más o menos así lo expresó el filósofo de la Ilustración Immanuel Kant.

La única diferencia entre el horror antiguo y el actual es que los métodos para matar son más modernos porque la digitalización no se detiene ante los campos de batalla; el horror sigue siendo el mismo.

Afganistán en la región fronteriza con Pakistán; explota la bomba no nuclear más potente de EE. UU. ¿A son de qué? El país y su pueblo llevan sufriendo desde hace décadas bajo una vida cotidiana mortal ¿Y a los gobernantes del país más poderoso de nuestro planeta no se les ocurre ninguna otra cosa que dejar buscar un método más sutil para matar a seres humanos? ¿Es que no hay mejor propuesta de solucionar el conflicto que la GBU-43/B Massive Ordnance Air Blast?

Hubo un tiempo en el que la humanidad recobró su conciencia; cuando gran parte de los pueblos, cansados de tanta matanza durante la segunda guerra mundial, crearon la ONU. Fue poco tiempo ni siquiera un pestañeo en la historia de la humanidad en el que la humanidad se dejó inspirar por Immanuel Kant.

„Hacia la paz eterna“ es el título de un esquema filosófico de 1795 que tuvo gran influencia al crear la ONU y para los determinantes, sobre todo a aquellos que tienen asiento permanente en el Consejo de Seguridad les vendría muy bien leer esta obra y sobre todo entenderla y orientarse por sus puntos claves.

Los artículos preliminares de Kant son en este contexto de gran importancia. La humanidad se encuentra actualmente en un callejón sin salida y la clave para salir de ella sería justo la aplicación de los artículos preliminares.

La mayoría de los países disponen de ejércitos permanentes. Según Kant sería mejor lo contrario porque de ese modo no hubiera el riesgo de una carrera armamentista.
Una financiación de guerras mediante deudas habría de ser excluida. Por buena razón. Kant pensaba seguramente en la Francia absolutista y en la revolución cuando escribió este artículo. Bajo Luis XVI los gastos para el ejército y las guerras no eran menos que aquellos para la buena vida en la corte y los costes para la nobleza y el clero. Las deudas inmensas que en gran parte las tuvo que asumir el tercer estado contribuyeron a que la vieja orden fuera barrida por la revolución.

Según Kant debería des estar también en vigor el principio de la no injerencia. La soberanía de los estados ha de ser respetada y ningún estado ha de inmiscuirse de manera violenta en los asuntos internos de otros países. ¿Cómo es la realidad? Desde el fin de la segunda guerra mundial han sido sobre todo los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU quienes han contravenido una y otra vez contra este artículo.
En todas las guerras han de valer las mismas reglas para todos, no se deben de llevar a cabo con todos los medios existentes para que al final de un conflicto sea posible un tratado de paz, escribe Kant.

Cualquier manera de morir en una guerra es cruel. Ser desgarrado/a por una bomba, destrozado/a por metralla, quemado/a por fuego hasta las cenizas, pero hay casos como se puede observar en estos días, que los métodos que se usan para matar a las personas hacen casi imposible que los pueblos se perdonen y puedan establecer una paz duradera. Los ataques con gas tóxico, la occisión con alevosía de mujeres, ancianos y niños han de remarcarse como una de tantas monstruosidades.

Existen más artículos preliminares pero he escogido estos porque se acoplan bien a la situación en la que se encuentra actualmente la humanidad.

Immanuel Kant murió en 1804, desde entonces se ha desarrollado enormemente la humanidad en plan tecnológico y se encuentra a años luz del mundo que rodeaba a Kant, pero sus enseñanzas no han alcanzado a los poderosos y gobernantes actuales. La superación de conflictos de manera pacífica sería un salto cuántico para la humanidad – todo lo demás conducirá a una declaración de quiebra de nuestra civilización.

 

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