Trabajadores despedidos de la maderera M.A.M.: entrevista a Víctor Pérez.

Newenken, territorio mapuche.- Víctor se crió sin mamá. Comenzó a trabajar desde muy chico como vendedor ambulante. A los 9 ya recorría las calles de Neuquén ofreciendo medias, relojes, ojotas y alfajores. Pasó poco más de diez años haciendo lo mismo, rebuscándoselas como podía, hasta que ingresó, a los 20 años, a Maderas al Mundo (M.A.M).

El cambio fue esperado y notable. A los dos años, de ingresar en la maderera, Víctor se compró un terreno, al quinto año ya había construido su casa y estaba viviendo en ella, junto a su compañera y tres de sus cuatro hijos. ¡Víctor tuvo que pasar 7 años sin tomarse vacaciones para lograr el sueño de la casa y la familia! Prácticamente Víctor construyó su hogar sólo con la ayuda de su padre. “En la parte donde vivíamos no llegaba el gas. Teníamos una salamandra y yo llevaba la leña de acá”. Pero el hijo mayor de Víctor nació con problemas cardíacos, y ya no pudieron calefaccionarse con leña.

Hoy, con 45 años, Víctor va a ser abuelo. Su hijo menor va a tener una nena, que se va a llamar Aluminé. Pero Víctor no se encuentra en el mejor momento: “voy a ser abuelo y en este momento debería estar dando una mano a mi hijo, y estoy acá en la fábrica”. Con la fábrica detenida, Víctor y sus compañeros han resignificado el tiempo y el espacio de trabajo:  “De un día para otro empezamos a vivir dentro de la fábrica; con mis compañeros, que estábamos ocho horas, ahora estamos casi 24 por día”. Antes los trabajadores intuían que M.A.M. era parte de su casa. Hoy Víctor lo confirma y lo extiende hacia su espacio familiar: “un día los encontré a todos juntos y les dije que ésto no lo iba a entregar así de fácil, que entendieran que yo no iba a estar en la casa por esta lucha”. ¡Víctor ha dejado la vida y un poco más dentro de la fábrica!

Durante 23 años, entre la harina y la resina del sector de prensado, Víctor movía 300 kilos de peso por día -más el peso de las maderas ya prensadas-. ¡Víctor porta en su cuerpo, como un tatuaje, la huella que ha dejado el trabajo sobre su cuerpo! Víctor tiene la columna desviada y le detectaron dos hernias de disco. Sin embargo, hoy se cumplen 60 días desde que Gustavo Bergese -con apoyo del Estado provincial- dejó sin trabajo a Víctor, a su familia y a 93 familias más.

Esta entrevista no es una entrevista que pretenda sensibilizar a los posibles empleadores – victimarios, sino más bien, resulta un documento necesario que debe ser leído por todos los trabajadores y las trabajadoras que en este momento estén atravesando -o cerca de estar en- situaciones similares a lo largo del país. La consciencia de clase se puede heredar, o puede ser el resultado del empoderamiento de los trabajadores durante la práctica y la elaboración de respuestas frente a las imposiciones acaparadoras e individualistas del patrón. La lucha de Víctor y la de sus compañeros y compañeras es un ejemplo de ello.

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