Medio millón de personas han marchado esta tarde en Barcelona con la consigna “no tinc por” (no tengo miedo). La cabecera de la manifestación, que llevaba una pancarta con el lema “no tinc por” (no tengo miedo), estaba formada por representantes de los cuerpos de seguridad y de emergencia, así como de las entidades vecinales y ciudadanas que tuvieron un papel destacado en los atentados del pasado 17 de agosto de Barcelona y Cambrils (Tarragona), que causaron 15 muertos y más de 120 heridos.

Detrás de la cabecera seguía un grupo de más de un centenar de personas miembros de diferentes comunidades religiosas, entidades que trabajan por la paz, los derechos humanos, contra el racismo, por los derechos de la inmigración y los derechos sociales, además de asociaciones de Ciutat Vella (barrio en el que ocurrió el atentado de Barcelona), entidades vecinales, ciudadanas y una representación de agentes económicos.

En segunda fila marchaban diversas autoridades: el rey de España, Felipe VI, los presidentes de los gobiernos español (Mariano Rajoy) y catalán (Carles Puigdemont), la alcaldesa de Barcelona (Ada Colau), y varios presidentes autonómicos.

Cuando la cabecera de la manifestación ha llegado al escenario situado en Plaza Cataluña se ha pronunciado un discurso que empezaba con el siguiente saludo:

Bona tarda a tothom, buenas tardes, salam aleykom
Los que estamos aquí hoy hemos venido para gritar bien fuerte y con una sola voz:

NO TENIM POR!
NO TENEMOS MIEDO
WE ARE NOT AFFRAID
MA KAN KHAFUSH

Tras el discurso, se han leído textos de Federico García Lorca y Josep Maria de Sagarra por la actriz Rosa Maria Sardà y la portavoz de la Fundación Ibn Battuta y miembro activo de la comunidad musulmana en Cataluña Míriam Hatibi. Dos mujeres, nacidas en Barcelona, ​​que viven en Barcelona, ​​y que aman Barcelona.

Tras las palabras, se ha escuchado ”El Canto de los Pájaros” tema que Pau Casals convirtió en símbolo de paz y libertad. El acto ha concluido con cánticos de «No tinc por» por parte de los manifestantes. Decenas de voluntarios han repartido entre los asistentes miles de flores rojas, amarillas y blancas, que son los colores de la ciudad de Barcelona.

Durante la manifestación, numerosos colectivos han denunciado la venta de armas del gobierno español al gobierno de Arabia Saudí, principal impulsor del wahabismo y el salafismo, corrientes islámicas fundamentalistas que fomentan el discurso del odio y la violencia y a las cuales podrían estar vinculados los componentes del grupo que realizó el atentado. A la llegada del rey y de los miembros del gobierno español se han escuchado silbidos y gritos de «fuera, fuera» que se han repetido a lo largo de la marcha. En las pancartas más visibles se podía leer: «Vuestras políticas, nuestras muertes», «Felipe VI y el Gobierno, cómplices del tráfico de armas» “Mariano, queremos paz, no vender armas”, Felipe, quien quiere la paz no trafica con armas”, “Sus guerras , nuestros muertos”, “Imagina un país que no venda armas”, “No a la islamofobia”, “No tenemos miedo”, “La mejor respuesta es la paz”, “Queremos paz, no vender armas”, “Paz sin fronteras”, “Víctimas, ni aquí ni allá” etc…

En la marcha han estado representados numerosos colectivos: miembros de colectivos en defensa por los derechos de los inmigrantes, vestidos con camiseta azul, como símbolo de acogida a los refugiados, islámicos con sus pancartas en árabe, independentistas con la bandera estelada, banderas con la media luna y la estrella de Pakistán, colectivos sudamericanos, banderas españolas. Hay que resaltar la complementación y fraternidad entre toda la gente que ha participado con independencia de sus creencias religiosas, procedencia, cultura, etc.

Este acto ha permitido superar el temor, el resentimiento, el odio y el dolor producido por un horrible suceso, escogiendo la vía de la reconciliación en lugar de la vía de la venganza. Mujeres europeas abrazaban a mujeres islámicas, la gente ponía flores en las furgonetas de los cuerpos de seguridad y abrazaba a la policía, aplaudía a los servicios de asistencia médica de las ambulancias. Ha sido un acto conmovedor, en el que a mucha gente le caían las lágrimas entre aplausos y abrazos.

Al acabar la manifestación, muchos de los participantes han realizado el recorrido que hizo la furgoneta el día 17, atropellando cientos de transeúntes en el paseo de las Ramblas. En diversos puntos del paseo se han colocado altares repletos de flores, muñecos de peluche, postales, dedicatorias pancartas. Son lugares que producen una fuerte conmoción, lugares que han sido cargados por las diferentes plegarias y pedidos de todos los que allí se han acercado, lugares que conectan con algo profundo y que trasciende a la individualidad, que conectan con un nuevo sentir universal, con un clamor por el fin de la violencia en cualquier lugar del planeta.

Una nueva sensibilidad se está despertado, una sensibilidad que escoge resolver los atropellos mediante la reconciliación en lugar de la venganza, una nueva sensibilidad que denuncia la violencia aquí y en cualquier lugar del planeta, una sensibilidad que siente al otro como hermano y se conmociona ante su dolor, una sensibilidad que asigna un nuevo papel a las fuerzas de seguridad, el de protectores de la sociedad civil, una sensibilidad que denuncia la hipocresía y crueldad de nuestros gobernantes y busca otros modelos. Hoy en Barcelona, toda la ciudadanía ha dado un ejemplo moral de cómo responder a una situación terrible y dolorosa.