La dificultad de acceso a la vivienda sigue siendo uno de los principales problemas en Cataluña, especialmente en Barcelona. Cuando las familias todavía se están recuperando de los efectos de la crisis y los desahucios, por imposibilidad de pagar la hipoteca o el alquiler, aparece un nuevo impacto, la subida de los precios de la vivienda de alquiler. Diferentes colectivos están proponiendo soluciones para dar respuesta a esta situación, como la gestión del derecho de superficie sobre suelo público para destinarlo a la construcción de viviendas para la ciudadanía. Este es el caso de “Sostre Cívic”, una cooperativa de usuarios y viviendas, que cuenta con 570 socios y socias, y que promueve un modelo habitacional alternativo donde la propiedad de los inmuebles reside en manos de la cooperativa, mientras que los socios se benefician del uso indefinido y transferible de la vivienda a cambio de una entrada inicial retornable y una cuota mensual asequible. Los socios no tienen que pagar una hipoteca mensual desorbitada, ni están sujetos a la especulación inmobiliaria. Yabel y Helena nos explican de qué se trata. Yabel Pérez trabaja en “Sostre Cívic” y se ocupa del acompañamiento de los grupos. Helena hace poco que se ha incorporado al equipo técnico de “Sostre Cívic” y se encarga de las tareas de difusión, relaciones con administraciones y contenidos para ayudar a los socios y a las administraciones.

¿Cuál es el modelo habitacional que propone “Sostre Cívic”?

“Sostre Cívic” realiza promociones con el modelo de cooperativas de vivienda en cesión de uso, es decir, la propiedad de las viviendas no la tienen las personas, sino que la tiene la cooperativa, que es un espacio más amplio y participado de manera democrática por los diferentes socios. Por lo tanto el socio tiene la cesión de uso de la vivienda, que consiste en poder usarla. La cooperativa garantiza a los socios el acceso a una vivienda digna, a la vez que impide la venta o la especulación. Este modelo se puede desarrollar en diferentes tipos de patrimonio: edificios o suelo cedido por el Ayuntamiento, o privado que la cooperativa compra o alquila.

Otra cuestión es el modelo de convivencia, tenemos desde gente que quiere que cada uno viva en su casa, gente que quiere un modelo de vivienda con espacios comunes de convivencia compartidos que el grupo decide. “Sostre Cívic” promueve la vivienda compartida, donde se comparten recursos, pero cada grupo decide el modelo que quiere. En cuanto a régimen del suelo, pueden ser promociones sobre suelo libre o sobre suelo de protección oficial.

¿Cómo se financian los proyectos?

Para realizar un proyecto habitacional se hace un plan de viabilidad y un presupuesto y se busca financiación, generalmente a entidades financieras. Los socios que entrarán a vivir pondrán una cuota inicial y una cuota mensual por el uso, al final el conjunto de ese dinero pagará el préstamo que se haya solicitado. La cuota inicial se devuelve al socio en el momento que abandona la vivienda. La financiación la pide la cooperativa a las entidades financieras y no los socios de manera personal, esto es una ventaja para muchos socios que no conseguirían financiación. Las entidades que financian los proyectos son banca ética como Coop 57 o FIARE, también Triodos o Caja de Ingenieros y Caja de Guissona.

¿Cuál es el perfil de socios de “Sostre Cívic”?

Se trata de personas que optan por este modelo por militancia, aunque también viene gente con dificultades para pagar el alquiler, pero sobre todo, las personas que vienen, lo hacen por convicción de que hay que cambiar el modelo de vivienda. Incluso tenemos socios que ya tienen solucionado el tema de la vivienda, pero que participan para aportar su granito de arena y profesionales que apoyan, como abogados, ingenieros, arquitectos, promotores. En otros países hay muchas experiencias, pero en este país todavía hay que desarrollar este modelo.

La cooperativa no puede hacer frente a la gente que tiene un problema de emergencia habitacional, ya que cualquier proyecto requiere un mínimo de 6 meses para ponerlo en marcha y si estás buscando una solución inmediata, no te sirve. Tampoco tenemos un parque de viviendas propias. Las cooperativas de otros países con más trayectoria sí tienen viviendas destinadas a emergencias. “Sostre Cívic” de momento tiene proyectos que contemplan que en el edificio haya un piso de acogida para albergar a quien lo necesite y decidan los socios.

Esto no excluye que hagamos proyectos para gente con pocos recursos, como proyectos de rehabilitación en régimen de “masoveria” urbana, que pueden ser una solución para gente joven con trabajos precarios. Los futuros habitantes dedican horas a rehabilitar el edificio pero la cantidad de dinero que necesitan para hacerlo es menor que si construyesen un edificio nuevo.

¿Podéis hablarnos de los proyectos que tenéis ya en funcionamiento y los proyectos en los que estáis trabajando?

En Barcelona ya está en marcha el edificio de “Pomaret”, una antigua casa desocupada, situada en el barrio de Sarriá, que precisa rehabilitación. Gracias a un acuerdo entre el propietario y “Sostre Cívic”, 6 familias se instalaron en 2013. Pactaron con el propietario las condiciones de rehabilitación y una cuota mensual muy blanda.

También “Ca la Marina”, una finca situada en el barrio de Can Baró. Se trata de un proyecto de “masoveria” urbana donde la cooperativa se compromete a llevar a cabo una serie de actuaciones de mantenimiento y mejora de la finca a lo largo de 10 años.

Ahora mismo, estamos trabajando en las “Cases dels Mestres”, en la Floresta, unas viviendas a rehabilitar que son propiedad del Ayuntamiento de Sant Cugat del Vallés. “Sostre Cívic”, el Ayuntamiento de Sant Cugat, Promusa y el colectivo “6 Claus” llegaron a un acuerdo para promover el alquiler social y la “masoveria” urbana de estas viviendas. El compromiso es rehabilitar las viviendas y que durante 75 años viva gente con los criterios de adjudicación que marque el Ayuntamiento. Para que la rehabilitación sea más económica los socios participan en la construcción intentando abaratar los costes. Se defiende el carácter eficiente, sostenible y ecológico de las nuevas viviendas.

En la ciudad de Barcelona tenemos tres en marcha. En la calle Princesa 49, hemos llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento, que es el propietario, para rehabilitar un inmueble vacío y en desuso. “Sostre Cívic” tiene la gestión de todo el edificio. Actualmente, ya se han seleccionado las 5 familias que irán a vivir y participarán en el proceso de diseño y rehabilitación.

También hemos puesto en marcha dos proyectos más, “La Balma” y “Cirerers florits”. En el caso del primero, en el barrio de Pueblo Nuevo, un grupo diverso de 33 personas quieren construir un edificio de viviendas en un solar, con espacios flexibles y polivalentes que evolucionen con el grupo en función de los cambios. El proyecto arquitectónico cuenta con 225m2 de superficie interior destinada a espacios comunitarios, teniendo en cuenta criterios ambientales.

Cirerers florits” se trata de la construcción de un edificio con 27 pisos, en el barrio de Roquetes en Barcelona, que también dispondrá de espacios compartidos y seguirá criterios medioambientales.

¿Tenéis relación con otros países que hayan desarrollado el modelo de cooperativas de vivienda?

En países como Dinamarca o Alemania ya hace 40 o 50 años que funciona este modelo y cuentan con una larga experiencia. Algunas promociones ya han terminado de pagar los créditos con los que se construyeron, y ahora se plantean como invertir los ingresos que obtienen, aunque en cada país el marco jurídico es diferente.

Otras cooperativas europeas nos cuentan que al principio cuesta mucho. Algunas tardaron 15 años en tener su primer proyecto, ya que se trata de procesos muy largos, algunas de estas cooperativas después de 40 años de funcionamiento han promovido 20 proyectos. En Barcelona, ​​en este momento cuesta mucho comprar suelo o edificios, el mercado es caro y disponemos de poco capital. En otros países con muchos socios resulta más fácil adquirir edificios para rehabilitar o promover obra nueva porque pueden hacer un llamamiento a los socios y éstos responden aportando dinero.

Para poder desarrollar el modelo de cooperativas de vivienda, en primer lugar, hay que hacer mucho trabajo de difusión, en segundo lugar tener resuelto el modelo jurídico y evitar cualquier tipo de especulación y en tercer lugar revertir el modelo actual.

En Alemania la banca pública da mucho apoyo a iniciativas de las cooperativas de vivienda. El apoyo público puede ser por el lado político o financiero o cediendo suelo o edificios. “Sostre Cívic” tiene el ejemplo de la “Casa dels Mestres”, donde el Ayuntamiento participa económicamente en la rehabilitación, con el compromiso que en el momento que esté amortizado la cooperativa le devolverá ese dinero. Para las administraciones también es una apuesta de futuro, porque durante los primeros 20 años hay que hacer una inversión, pero una vez esta inversión está pagada, pueden obtener unos ingresos para invertir en nuevas promociones y aumentar así el parque social. Esto también supone un cambio de paradigma dentro del modelo de vivienda protegida de este país que siempre ha estado en venta y por tanto sólo soluciona el problema de una familia.

El problema de la vivienda en Cataluña

La fuerte demanda de vivienda de alquiler y la poca oferta, ha hecho que las rentas suban durante los últimos años. En Barcelona, el precio de alquiler se ha incrementado debido a la aparición de un mercado turístico, a las necesidades de los jóvenes que no pueden acceder a la compra, a la gran cantidad de estudiantes y profesionales que están de paso y a que grandes inversores internacionales están comprando edificios enteros para convertirlos en viviendas de lujo.

Cataluña sólo dispone del 20% del parque de viviendas de alquiler y Barcelona un 30%, una proporción muy baja si lo comparamos con otros países europeos (Alemania tiene casi un 54% y Austria un 48%). Asimismo, el mercado de la vivienda de alquiler protegido es escaso, en Barcelona representa el 1,54% del parque, mientras que en París es de un 17%, un 23% en Londres, un 30% en Berlín, un 42% en Nueva York, o un 48% en Ámsterdam. Con este escenario, el acceso a la vivienda vuelve a ser un problema, la media del importe mensual para pagar una vivienda en Cataluña es de 740 € / mes por compra y 595 € / mes por alquiler, aunque en Barcelona ciudad se sitúa en torno a los 1.000 € / mes de compra y 800 € / mes de alquiler. El salario bruto anual media de Cataluña es de 23.927,17 € / año, aunque muchas de las familias con necesidad de vivienda cobran rentas inferiores a la media. Según datos del estudio IERMB (Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona) 2015, los hogares que ingresan entre el 2,5 y 3,5 del salario mínimo interprofesional (22.585,5 € / anuales y 31.619,7 € / anuales) se encuentran totalmente fuera del mercado, al tener que hacer frente a esfuerzos de acceso muy superiores al 30%.

¿La gente que participa en “Sostre Cívic” lo hace por necesidad o por concienciación?

La gran mayoría está concienciada, pero queremos blindar cualquier tipo de especulación en el futuro. Cada vez llega más gente con dificultades para pagar el alquiler debido a la burbuja inmobiliaria, y esto es imparable. Se ha visto en otras ciudades, París, Nueva York … donde todo el mundo comparte pero por necesidad, no por decisión. Nuestro reto es hacer entender a esta gente que viene a “Sostre Cívic” con urgencia, por necesidad económica, que podemos ofrecer una solución pero no inmediata. Este modelo va mucho más allá de poder acceder a una vivienda económica. Más bien es un modelo a medio plazo, para resolver el problema que ha llevado a esta situación.

En el caso de la “masoveria” urbana como las “Cases dels Mestres”, ¿los socios también participan de la construcción?

Sí. El Ayuntamiento cubre parte de la promoción pero para abaratar los costes, los socios pueden participar en la construcción. A pesar de que nos estamos dando cuenta de que no representa un ahorro muy significativo. Alguien que no es profesional termina gastando más material e invierte más horas de trabajo. Entonces hemos encontrado este punto medio en el que la constructora se dedica a hacer su trabajo y los socios se hacen cargo de los acabados, que llevan más implicación emocional y requieren muchas horas. Obviamente tenemos que hacer talleres de formación ya que no son profesionales y no deja de ser un puesto de trabajo, que requiere unas garantías de seguridad. Después debe validar un arquitecto, y un arquitecto municipal lo ha de aceptar, y más cuando estás participando en patrimonio que acabará revirtiendo en el Ayuntamiento. Debemos ser pioneros en todo y tenemos que abrir camino en todo.

¿Qué administraciones os han apoyado?

El Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona, ​​la Generalitat, sobre todo hemos trabajado con juventud y gente mayor y recientemente con la Agencia Catalana de Vivienda. Nos planteamos ser promotores sociales y colaborar con las administraciones para recuperar patrimonio, ya sea edificios en desuso o provenientes de desahucios hipotecarios que han acabado en los bancos. El Ayuntamiento tampoco lo puede comprar todo porque tampoco tiene todos los recursos y podemos ofrecer un apoyo para poder trabajar conjuntamente.

¿Contáis con proyectos de vivienda sénior para la tercera edad?

Es uno de los proyectos más nuevos, cada vez se habla más de esta necesidad y por desgracia ni la administración pública ni la sociedad están dando respuesta. Se destinan pocos recursos y las ofertas públicas son limitadas. Al final es la gente que tiene entre 60 y 70 años, que imaginan que en el futuro pueden acabar solos o bien siendo una carga para los hijos, la que busca una solución. Por otra parte, en muchos municipios las viviendas no están adaptadas para las personas mayores o requiere de una rehabilitación. Ante esta realidad, a partir de los 60 años hay gente que se plantea habitar en viviendas con espacios y recursos asistenciales compartidos.

También hay un punto ideológico y de reflexión sobre cómo afrontar la vejez, el trato infantilizado, el tratamiento de la muerte… Son temas que se reflexionan en los talleres de los grupos sénior para poder incorpora en el proyecto.

En las afueras de Madrid hay un proyecto de vivienda sénior y prácticamente alcanza las 100 unidades de convivencia. Se propuso también reactivar el pueblo, y el hecho de que se incorporara un grupo de esta edad hizo que el municipio no perdiera la asistencia pública.

¿En qué punto se encuentran los proyectos de “Sostre Cívic” de vivienda sénior?

Están todavía en la fase de reflexión, profundizando como grupo. Son los más perfeccionistas de todos. Así como otros tienen muchos ideales pero a veces los sacrifican para avanzar más deprisa, los sénior lo miran todo sin prisa. Cuando hablamos con las administraciones parece que no se están dando cuenta de que en los próximos 3 años se jubilarán 3 millones de personas en España. Gente con recursos, experiencia, algunos hacen masters y se ven con fuerza y ​​capaces de salir adelante con el proyecto. Muchos no entran en los requisitos de Vivienda de Protección Oficial porque exceden los ingresos, pero tampoco tienen suficientes recursos para una promoción nueva. En el caso de “Can 70” se encuentran con esta problemática. No pueden acceder a la VPO pero a la vez ven que es impensable impulsar una promoción, el sector inmobiliario en Barcelona está muy caro, hay muchos inversores extranjeros que compran edificios enteros y esto ha hecho que los precios suban mucho.

Recientemente habéis ganado uno de los 5 solares del concurso del Ayuntamiento de Barcelona para construir vivienda cooperativa. ¿Cómo es el proyecto que habéis presentado a este concurso?

Se trata de un solar en la calle Espronceda del Poblenou para construir 18 viviendas más 1 de acogida. Los arquitectos autores del proyecto son las cooperativas “La Col” y “La Boquería”. El concurso valoraba tres ejes: el proyecto de convivencia (como nos organizamos, qué espacios compartimos), el proyecto de barrio (se valoraba la creación de espacios de relación con el barrio o con alguna entidad), y por último el proyecto de comunidad (proyectos cooperativos o colaborativos). En este caso, nuestra propuesta ofrecía una vivienda de acogida. Trabajando con una entidad que tenga experiencia se puede acoger un refugiado. También se contempló un espacio para colocar una nevera solidaria.

¿Cuál es la tarea principal que ha desarrollado “Sostre Cívic”?

En otros países las alternativas de acceso a la vivienda son diversas pero en este país sólo existe compra o alquiler y cualquier otra opción no dispone de ningún marco fiscal ni jurídico que dé garantías. Por lo tanto, “Sostre Cívic” es pionero en establecer este marco jurídico, que lo construye a partir de las leyes que existen. Por ejemplo, no existía ningún modelo de contrato de “masoveria” urbana y “Sostre Cívic” elaboró ​​el marco para trabajar con esta alternativa. Incluso en el ámbito fiscal no existen parámetros de qué impuestos hay que pagar por una cesión de uso o de otros modelos que no sean la compra o el alquiler tradicional.

El hecho de que exista una cooperativa con unos estatutos que defina la vinculación de los socios con el patrimonio y como se traspasará el patrimonio, permite crear un modelo, esta es la tarea más importante de “Sostre Cívic”, que con los diferentes proyectos se va construyendo este marco.

El trabajo principal de “Sostre Cívic” no son las promociones realizadas hasta ahora, que son pocas, sino establecer un marco que permita cambiar el paradigma. Explicar que se puede acceder a la vivienda no sólo desde la compra o el alquiler, sino también mediante la cesión de uso o la “masoveria” urbana. En otros países como Dinamarca las cooperativas de vivienda tienen grandes parques de vivienda, esto permite la movilidad de los socios entre diferentes ciudades. En Cataluña esto es un ideal que se debe construir y muchos socios de “Sostre Cívic” invierten esfuerzos y dinero para hacerlo posible.