Tarajal II, el nuevo paso habilitado por Interior para evitar las colas, se muestra insuficiente y genera el caos.

Por Sonia Moreno para El Español  –  Imágenes: Antonio Sempere

Hafida Hajj se cae al suelo boca arriba delante de una nave del polígono Tarajal II de Ceuta. Otros porteadores la ayudan a librarse del fardo que tiene al lomo para incorporarse. Una vez de pie, se vuelve a colocar el bulto de 60 kilos a la espalda. Cuenta a EL ESPAÑOL que tiene 65 años y que vive en Tetuán. Su viaje de ida y vuelta hasta la frontera le cuesta 6 euros; y cuando llega a Marruecos, si consigue entregar el fardo de ropa que lleva a cuestas, recibe entre 20 y 25 euros.

No le parece bastante peso 60 kilos, y llama a la puerta de la nave. Le abre un chico que le saluda de manera familiar y le entrega unas cuantas bolsas más con guantes de jardinería y plantillas de zapatos. Hafida saca un fular grande y se prepara un macuto con la nueva mercancía que coloca alrededor de la cintura a modo de refajo. Lo que queda lo echa al bolso que lleva colgado de un costado. Su marido y uno de sus hijos murieron, así que asegura que hace esto «por necesidad».

Esta mujer es una de los 4.000 marroquíes que transportan mercancía a pie desde el polígono Tarajal II hasta Marruecos. Otras 10.000 personas no tienen tanta suerte y se quedan en el lado marroquí sin poder entrar. Marruecos y España han llegado al acuerdo de delimitar la entrada de porteadoras a 4.000 diarias desde que abrieron el paso el 27 de febrero para evitar colapsos.

Avalanchas humanas

«La gente duerme por la noche en la montaña y te comenta que pagan para pasar», explica Francisco Sánchez Hervás, empresario español de ropa deportiva en Castillejos (Marruecos). Los porteadores que no tienen acceso por el paso de Tarajal II intentan acceder por la frontera de Tarajal y colapsan las entradas, que las autoridades marroquíes están cortando dos horas al día.

Un empresario español afincado en Rabat, que prefiere guardar el anonimato, sufrió las colas el miércoles. Tuvo que dejar el coche para bajar por un camino atravesando el monte, y cuando llegó al puesto fronterizo se encontró con «la gente con palos». Al día siguiente, el jueves, también «hubo botellazos».

La frontera del Tarajal soporta diariamente el paso de más de 20.000 personas y una cifra superior a los 3.000 vehículos. A eso hay que sumar las avalanchas que se forman desde que se abrió el Tarajal II.

Pernoctar en España

Salma tuvo que llamar a la señora a la que ayuda en las labores domésticas porque no consiguió entrar este martes en Ceuta. En la misma situación están cientos de marroquíes con permiso de trabajo que incluso se están quedando a dormir en España para no perder sus empleos.

Fuentes diplomáticas de la embajada de España en Marruecos consideran que hay un «efecto llamada» al regularizar el paso y estar «más controlado». «El Tarajal no es gestionable por la avalancha humana», asegura el diplomático. Los miles de porteadores que no consiguen entrar por el nuevo paso se concentran en el Tarajal, destinado para coches y personas a pie, y las autoridades marroquíes cierran diariamente casi dos horas la frontera.

Un alto cargo de la aduana marroquí mostró su disconformidad en el diario digital Red Ceuta sobre el modo en que se están haciendo las cosas en el lado español. Denuncia que no están llegando las 4.000 personas acordadas porque » tienen poca capacidad de absorción, no dejan pasar a la gente, con lo que crean muchos problemas aquí».

Un mes de apertura

El paso del Tarajal II para comercio «atípico» sigue siendo un fracaso un mes después de su apertura. Se puso en funcionamiento el 27 de febrero con el objetivo de desviar a las personas que entran a pie con mercancía que pasan de lunes a viernes desde Marruecos, y así descongestionar la frontera de Tarajal por donde ahora solo pueden entrar coches, trabajadores, estudiantes y turistas. Una semana después de su apertura la Delegación de Ceuta cerró hasta el 14 de marzo para instalar nuevas barreras y controlar el flujo de las colas.

La seguridad de los porteadores en Tarajal II está en manos de 12 agentes de Prosegur contratados por el organismo autónomo de servicios tributarios de la Ciudad de Ceuta Sin embargo, también se encargan de tareas para las que no están contratados, como hacer el filtro para que no se mezclen hombres y mujeres, y que lleguen con un control, «no se monte un tapón y corran riesgo las personas».

Este mismo lunes reinó el caos y la tensión para salir con los bultos de Ceuta, y al final tuvieron que intervenir 30 miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP) para reconducir el colapso. Se vieron obligados a abrir otros dos accesos, entre ellos la puerta del polígono de la Chimenea, donde ya fallecieron dos portadoras aplastadas en 2009.

«La seguridad privada no da abasto con la cantidad de gente que hay», denuncia a EL ESPAÑOL Antonio Borrego, militar y experto en fronteras. Este responsable de dos empresas de seguridad considera que «se han precipitado a abrir sin hacer un plan primero de seguridad y evacuación para evitar la congestión» y habría que «disponer de 45 vigilantes» para evitar la intervención de la Policía municipal y nacional, y «habilitar más filtros de control».

Pérdidas económicas

Los empresarios se quejan de que están perdiendo clientes y turismo, y los políticos de la oposición, como Fatima Hossain, diputada del Movimiento para la Dignidad y la Ciudadanía de Ceuta (MDyC), consideran que «el Tarajal lo único que nos está dando es una mala imagen».

Como solución para restringir y canalizar el acceso de los miles de marroquíes que trasladan la mercancía de Ceuta a su país, la Delegación del Gobierno y el Ejecutivo autonómico implantarán a partir del martes que viene 4.000 tarjetas para los porteadores. Solo podrán volver con bultos los que posean estos pases. Según informó el viernes el portavoz del Gobierno ceutí, Jacob Hachuel, con esta medida «se pretende evitar que cientos de marroquíes duerman al aire libre en la ciudad» como sucedió esta semana, y «descongestionar el paso del Tarajal».

La dependienta de una de las 200 naves del polígono Tarajal por donde entran y salen las mujeres con los fardos recuerda que «antiguamente se repartían tickets», y denuncia que «hay gente que ya ha pagado 140 euros por entrar con prioridad durante un año por el Tarajal II».

 

 

El artículo original se puede leer aquí