En entrevista exclusiva, nieto del poeta chileno revela los bastidores emocionantes de una película sobre la fuga de Neruda por Los Andes

por Jr. Bellé*/Calle2/ Traducción Pressenza

El hecho de que el director Manuel Basolato sea sobrino nieto de Pablo Neruda, no fue motivación alguna para que se envolviera en la producción del largometraje “Neruda fugitivo”. La ligazón entre Manuel y Pablo es más poética que genética, más ideológica que familiar. Además de sensible, la película es una de las más aventureras ya producidas. Retrata la fuga que el poeta emprendió en 1949 por los desfiladeros de Los Andes, cruzando la ruta de los contrabandistas a fin de escapar de la persecución política del aprendiz de dictador Gabriel González Videla, cuya historia trató de designar como “el traidor”.

Manuel insistió en filmar exactamente en los mismos lugares y en la misma época del año en que el poeta pasó. Los riesgos eran inminentes y Manuel jura que jamás volverá a hacer algo parecido, aunque las dificultades y el aprendizaje hayan ido más allá del cine: “Cuando conocí a Juan Flores –ya con 85 años–, el principal arriero que acompañó a Neruda, él no se animaba a hablar. Siempre vivió en las montañas y pensaba, aun 50 años después, que podría ser detenido por la policía por haber hecho algo ilegal. Al fin de cuentas, había ayudado a un poeta fugitivo”, cuenta Manuel.

La desesperada huída dio origen a dos maravillosos libros de Neruda: la autobiografía “Confieso que he vivido”, escrita después de la fuga, y “Canto general”, una poesía imprescindible para todos los que viven en el extremo sur de la tierra de la libertad, escrita durante la fuga y por tanto su más sincera confesión de amor a la poesía y a los de abajo, al pueblo, a los explotados. Calle2 conversó con Manuel Basoalto sobre este valiente proyecto.

Una duda personal: ¿cuál fue su interés en la poesía de Neruda?

Ya había hecho algunos documentales sobre Neruda. Ni bien terminó la dictadura en Chile, comencé una trilogía sobre las casas de Neruda, algunas de las cuales habían sido invadidas y destruidas como las de Santiago y Valparaíso: La Chascona y La Sebastiana. En ese tiempo yo estaba interesado en hacer documental y no quería que la memoria de lo que sucedió en Chile se perdiera, especialmente la de un personaje como Neruda que representó a mucha gente en nuestro país, especialmente aquellos sueños de construcción de una sociedad mejor. Fuera de eso, siempre leí poseía, muchos autores como Vicente Huidobro, Nicanor Parra, Gonzalo Rojas y Pablo Neruda entre otros. Mi interés particular en Neruda –además de su obra poética– es su vida, su compromiso con el cambio social y los más débiles.

La película cuenta un momento importante no sólo de la vida sino de la poesía de Neruda, cuando él escribió “Canto general”. ¿Cuáles fueron sus preocupaciones para integrar, en una larga persecución, esa creación poética?

La película se concentra en el período en que Neruda escribió “Canto general”. Para muchos, es su libro más importante, una especie de Biblia de América Latina donde están los grandes temas de nuestra historia y de la historia del mundo. Buena parte de ese libro fue escrito en la clandestinidad. Neruda va dejando fragmentos y capítulos en casas por donde pasa, va entregando copias a amigos suyos, y esa actitud deja claro que quiere salvar el libro, dejar su testimonio en caso de ser preso. Hace apenas un año que un coleccionista e investigador consiguió reunir todos los fragmentos. Es interesante la lealtad de Neruda a su oficio de poeta, porque él nunca deja de escribir, ni siquiera viviendo como fugitivo de la policía. Neruda lleva su pequeña máquina de escribir, su principal arma, a todas partes. Un arriero me contó que alguien le dijo a Neruda que la dejara cuando emprendió la peligrosa travesía por las montañas, pero él se negó. Yo creo que el poeta, en su situación de persecución, escribió “Canto general también como una epopeya personal; no estaba expresando abstracciones, estaba viviendo las circunstancias directas de la historia de América Latina y las consecuencias del colonialismo vivo, que yo creo que continúa hasta hoy.

¿Cómo impactó en “Canto General” la fuga por Los Andes  y cómo trasladó usted eso al guión y las imágenes?

La fuga de Neruda hacia el sur nos lleva otra vez hacia el mundo de su infancia, entre montes, nieve, ríos y lluvia. Creo que la película refleja ese mundo de Neruda niño en su relación con la naturaleza. De cierta manera, el poeta fugitivo es un ser puesto en un trance próximo a la muerte, hay momentos fuertes de soledad e inseguridad.

Ustedes filmaron en la ruta de los contrabandistas, exactamente por donde Neruda pasó. ¿Por qué esa idea fija?

Para mí, la ruta de los contrabandistas es uno de los lugares más impresionantes del planeta. Allí se siente la presencia imponente de la Cordillera de Los Andes, de una naturaleza que todavía no fue dominada. Inicialmente pensé que Neruda había exagerado un poco al hablar de eso en “Confieso que he vivido”, su libro de memorias, pero en el lugar descubrí que no había exagerado en nada. Realmente pasar por esa cordillera fue un enorme desafío, más aún en aquella época del año, lo que me hizo entender que Neruda se sentía en una misión fundamental que no era simplemente huir, sino también decirle al mundo lo que estaba sucediendo en Chile. Todo el equipo vivió situaciones de riesgo de las que me sentí responsable, Hubo un momento, en la subida, en que nuestro actor José Secall estuvo a punto de perder la vida: su caballo comenzó a retroceder en una zona de piedras y quedó sólo en tres patas, luchando para no caer en un abismo. Es posible ver cosas así en el film y no es un efecto especial. Toda la película fue rodada en los lugares donde los eventos ocurrieron, en algunas casas donde Neruda estuvo escondido, como el subterráneo de Valparaíso. Creo que eso es algo que heredé de los documentales pero que no volvería a repetir.

Imagino que tuvieron muchas dificultades en filmar en Los Andes, más aún en esas rutas. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Alguna te impactó especialmente?

Todo el equipo de “Neruda fugitivo” aprendió mucho, no sólo sobre el poeta. Yo creo que crecimos humanamente. Establecimos vínculos con los arrieros que nos ayudaron, con las personas que hoy viven en las montañas. Muchos de los actores no son profesionales, son gente que vive en la montaña. Era difícil conseguir actores con ese perfil y también con habilidad con los caballos. Estoy muy agradecido a todas esas personas que entendieron lo que estábamos haciendo, aunque algunos de ellos nunca habían visto una película en su vida. Cuando estuvo terminada, hicimos varias sesiones para esas personas que nos ayudaron. Ellos sabían que estaban colaborando en la reconstrucción de nuestra memoria histórica, porque esa es una de las tareas del cine. Porque si los países no tienen memoria, no tienen identidad tampoco, ni la posibilidad de construir un futuro mejor.


* Jornalista y poeta. Autor del libro reportaje “Balaclavas & Os profetas do caos” (Livro Novo) y de los libros de poesía “O sonhador que colhe berinjelas na terra das flores murchas” (Edição do autor) y “Trato de Levante” (Patuá). Puede ser encontrado en www.juniorbelle.com

El artículo original se puede leer aquí