Fotos de Janior Guanipa / ALBA TV

Si la violencia es la expresión del poder dominante, como decía la boliviana Dolores Arce, del CEPRA, durante el Foro Latinoamericano y Caribeño de Comunicación Popular y Comunitaria que se realizó en Quito, entre las sedes de la CIESPAL y FLACSO entre el 28 y el 30 de junio, la comunicación popular y comunitaria debe ser noviolenta o no será nada.

Mucho se dijo sobre la comunicación, la de los medios hegemónicos, la de los públicos, la comunitaria y la popular. Se explicó qué era lo alternativo, lo propagandístico, lo viejo y lo nuevo. Se habló de precariedad y de inversiones millonarias, de esfuerzos colectivos y de quijotadas individuales. Un verdadera compendio representativo de una decena de países de la región.

Si no la hacen los gobiernos, la integración la harán los pueblos

Todo empezó con la palabra de los organizadores, los rectores de FLACSO, Palmira Chavero y de CIESPAL, Francisco Sierra, pero también desde el Foro de Comunicación por la Integración de NuestrAmérica, Nelsy Lizarazo y por ALAI, Sally Burch. “Vamos a construir nuevos relatos para crear nuevos tejidos sociales” dijo Lizarazo, quien también coordina el equipo ecuatoriano de Pressenza, e incorporó ya desde el inicio la necesidad de sostener la bandera de la integración a lo largo y ancho del continente para fortalecer lo comunitario y lo popular. “Si los gobiernos no siguen adelante los procesos de integración, serán los pueblos los que deberán continuar esta tarea” fue una frase que sobrevoló las ponencias, presentaciones y talleres.

Sally Burch fue muy clara cuando dijo «la comunicación popular está al servicio de los pueblos y no del poder económico”. “No puede haber democracia sin medios democráticos” dijo Renata Mielli, del Foro Nacional por la Democratización de la Comunicación de Brasil. “Las respuestas no pueden seguir siendo fragmentadas” aportó el ecuatoriano Osvaldo León, para luego agregar “los medios hegemónicos son los pilares de la ofensiva contra los pueblos”. La política estaba presente desde el primer momento y se desarrollaba dentro del contexto de “Guerra mediática y desafíos para la democracia en América Latina”. El uruguayo Aram Aharonian también hizo su aporte recordando que “el poder no regala nada”, “que la construcción se hace desde abajo, ladrillo por ladrillo, codo con codo” y que “el Estado tiene la obligación de fomentar y garantizar la existencia de medios populares”. También dejó huella su frase de que “lo único que se construye desde arriba son los pozos”.

Pero no iba a saldarse tan  fácil la discusión sobre los roles de los comunicadores y de los medios populares. Corina Leguizamón, del IPPDH del Mercosur subrayaba que “la comunicación popular es un proyecto político que quiere transformar la sociedad”, al mismo tiempo, Azucena Tamayo denunciaba que “los medios de comunicación hegemónicos fundamentan el miedo al cambio y lo venden como caos”, para Leguizamón, de todas maneras, los comunicadores populares debían aspirar a ocupar espacios en los medios hegemónicos para que estos no “cuenten una sola historia”.

Desde Pressenza también aportó su mirada Javier Tolcachier, productor del programa radial “Regional y Popular”, “la opinión publicada no tiene nada que ver con la verdadera comunicación”, expuso, para luego agregar que “es necesario reconstruir la comunicación hoy secuestrada por la propaganda” y que “hay que reforzar el tejido entre los seres humanos y su conectividad para enfrentar la banalidad y el individualismo”. El ex secretario de la CAN, Adalid Contreras aportó “la agenda de la comunicación popular es reivindicativa y contra hegemónica”, «los medios populares deben trabajar por la Paz con Justicia Social», “la comunicación popular será el camino para la construcción de una integración ciudadana” y dijo que debía hacerse de manera creativa y con un carácter multidiscursivo y multimediático. Aharonian dijo en el mismo sentido “tenemos que construir nuevas estéticas” y también hizo un llamado a la Academia a ponerse al servicio de las necesidades actuales de los pueblos.

Mauro Cerbino, investigador de FLACSO, parecía querer esbozar algunas líneas que pudieran servir de puente: “Necesitamos complicidades sobre cómo producir los contenidos de la comunicación comunitaria”. Aunque también hizo referencia explícita a la ley de comunicación dictada en Ecuador “la lucha del momento es comprender que el espectro no es público sino un bien común” y afirmó que “se trata de un concurso histórico la concesión de radios comunitarias en Ecuador”.

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Una nueva narrativa desde los pueblos. Construir otra comunicación basado en las conquistas de los pueblos

He aquí uno de los grandes temas que se trazaron en el Foro. Comencemos repasando algunas declaraciones que sintetizaron este pensamiento “para los medios la integración está en crisis, no les conviene mostrar logros y conquistas de los procesos de integración”, decía Adalid Contreras y también “demos la batalla discursiva reflexionando y proponiendo en los grandes temas de integración”. Desde ALBA Movimientos, el cubano Alcides García lo definía con mayor precisión «una comunicación que movilice para la lucha», “el desafío es formarnos políticamente para la integración, no puede haber integración continental sin integración de los pueblos” remataba.

“Lo que define a la comunicación popular es la construcción de poder popular”, formulaba Néstor Busso de FARCO, mientras exponía avances y retrocesos en el proceso argentino de acceso a la comunicación “el 84 % de la producción audiovisual en Argentina se hace en Buenos Aires, el Estado debe equilibrar esto”, “la Ley de Medios fue muy buena pero los grandes grupos económicos impidieron su aplicación a través de la judicialización”, “hoy en la Argentina se logró desenmascarar el negocio que significa la comunicación para el Grupo Clarín” y recordó que “es desde las políticas públicas que se puede revertir el dominio de los poderosos. Algunos empresarios pretenden licencias eternas”.

Busso explicó que desde la Coalición por la Democratización de la Comunicación en Argentina se plantearon 21 puntos para sostener la Ley de Medios, frente a los atropellos del nuevo gobierno de Mauricio Macri. Y sentó algunas premisas sobre el funcionamiento de las más de 200 radios comunitarias argentinas que agrupa FARCO «los medios comunitarios no estamos pensando en el negocio, si no, en ejercer el derecho a la comunicación», «los medios comunitarios exigen otro modelo de sostenibilidad que la publicidad» y con esto dio entrada a las reflexiones aportadas por el Secretario General de ALER, el salvadoreño Leonel Herrera, quien decía “hay que institucionalizar sistemas de medios públicos plurales. Que sean independientes de los Gobiernos de turno, sino, cuando perdemos las elecciones se convierten en instrumentos de propaganda de las derechas y ellos ya tienen sus medios. Si hay pluralidad en los medios públicos, al menos la izquierda perdiendo elecciones podría mantener una ventanita abierta” explicaba.

Pero la crítica a los medios públicos y a los medios comunitarios no se cerraba allí, “no debemos renunciar a ser críticos de los gobiernos progresistas”, anima Renata Mielli, “los movimientos sociales no podemos tener medio, debemos hacer críticas que busquen avances». Leonel Herrera era más punzante y se refería a cuentas pendientes del proceso progresista de la región “no se ha logrado calar en los imaginarios colectivos con otros sentidos y miradas”.

Sin embargo rápidamente abría una mirada trazadora de las posibilidades de los medios comunitarios y populares de dar esa batalla, “en ALER confiamos en la sabiduría y saber del pueblo para construir una sociedad justa”. Aram Aharonian también aportaba en la misma línea «los Focos de resistencia en la calle son los únicos que pueden garantizar que haya reformas en la comunicación» y desde la CLOC – Vía Campesina, la argentina Margarita Gómez aportaba precisiones “no creemos en la individualidad, debemos estar unidos como comunidad, como organización”, “la comunidad es el actor principal en la comunicación popular, no el medio de comunicación” y “la comunicación debe ser colectiva y participativa”.

Para apuntalar estas ideas de pertenencia y ese arraigo por lo colectivo, tanto Gómez, “desde niños debemos saber de dónde venimos y a dónde vamos”, como Sandra Cossío, aportaban saberes de los pueblos originarios, “me encanta ser quechua, boliviana y campesina, amo ser lo que soy”, decía la dirigente del CCCI y convocaba a sumarse a la Cumbre Continental de Comunicación de los pueblos a realizarse en Bolivia en noviembre, “porque debemos descolonizarnos”.

«La comunicación popular y comunitaria se basa en la confianza en nuestros pueblos, nuestra tarea es rescatar la sabiduría popular y compartirla, propagarla. Es la única manera de disputar poder» formulaba Néstor Busso y sentaba un código de conducta que avalaban todas las experiencias que contaron sus recorridos y situaciones, ya fuera en Chile, Colombia, México o Venezuela. Miradas similares, hermanadas, quizás en otros tiempos condenadas a diferenciarse y fortalecer sus particularidades, pero comprendiendo en este Foro la necesidad de articularse de modos nuevos, de expandir los proyectos, de aprender de los otros y extraer conclusiones que permitan reformular una nueva comunicación popular y comunitaria que vaya en el sentido de la integración regional”.

«Globalicemos la lucha, globalicemos los pensamientos» decía Margarita Gómez de la CLOC, Tolcachier llamaba a solidarizarse por la libertad de Milagro Sala, detenida política del gobierno argentino y, a su vez, advertía “la arremetida imperialista quiere arrasar con la integración y soberanía regional”. Y llegó el turno de escuchar a Blanca Eekhout, ex ministra de comunicación de Venezuela y actualmente diputada, quien explicaba la experiencia de gobierno venezolana “hemos estado en medio de un huracán de ataques mediáticos desde que Hugo Chávez llegó al poder”, pero “ante la adversidad el pueblo venezolano se volvió comunicador para transformar la realidad”. Aunque advirtió que estamos a mitad de camino de una verdadera transformación “como decía Hugo Chávez “estamos entre lo nuevo que no termina de nacer y lo viejo que no termina de morir””.

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Nuevas tecnologías y colonización

Entre todos los temas abordados también se incluyó el que tiene que ver con la soberanía digital, con las capacidades propias de la región para no estar subordinados a los intereses de las grandes corporaciones de las comunicaciones, ya sea a través de software o del uso de sus satélites.

Se destacó el tema de los satélites enviados por la Argentina y luego por Bolivia, se trajo a colación el proyecto del anillo óptico y la gran diversidad de programas de software libre.

“La dependencia de los software hegemónicos puede hacer colapsar la integración regional”, adviertió Sally Burch de ALAI y agregó “América Latina está viviendo un proceso de neocolonización y dependencia que ha llegado bajo los nombres de FB, Twitter… La publicidad es sólo la punta del iceberg. Microsoft, Amazon, Google son las nuevas carabelas de conquista”.

Las respuestas a este estado de cosas no se hicieron esperar entre el auditorio, aunque la inquietud general fue resumida en un llamado de Leonel Herrera “debemos descolonizarnos tecnológicamente, no podemos depender de las corporaciones”. Descripción que también incluía otros temas de máximo interés, las semillas y los intentos de patentarlas, los transgénicos, la lucha por el agua y los paradigmas educativos.

Fueron jornadas de alto contenido emocional e ideológico que han permitido trazar puentes, encontrar coincidencias que fortalezcan los lazos y podamos sobrepasar las diferencias. Un momento histórico complejo se avecina, los monopolizadores avanzan en sus planes, imponen sus doctrinas y marionetas. Los pueblos debemos estar alertas y conjugar una estrategia de resistencia de unidad en la diversidad que nos permita asumir un compromiso de hermandad latinoamericana que rompa con las indiferencias heredadas de dictaduras y neoliberalismos.