Por Ricardo Perea, presidente de la Cooperativa Industrias RB para La Garganta Poderosa

Hace 16 años empecé a trabajar con 18 compañeros en Industrias RB, una fábrica hoy recuperada por los trabajadores en la localidad de Martínez, donde hacemos instrumentos de medición. Y ayer… Ayer a la noche, cuando la planta quedó a oscuras, la Policía entró por la fuerza, para golpearnos a todos los que estábamos adentro. Algunos compañeros lograron salir, pero otros no pudieron. A mí me pegaron tres palazos en la cabeza. Nos corrieron varias cuadras, tirándonos balas de goma y gases, hasta que detuvieron a 13 compañeros, antes de trasladarlos a distintas comisarías sin darnos ningún tipo de información. Nuestro compañero, Daniel, ése que ven en las fotos, pasó horas así, encerrado, con toda la cara desfigurada por los golpes.

Todo empezó cuando Erick Hoiser, el dueño de la empresa VEC, compró parte de la hipoteca de la fábrica por 500 mil pesos y decidió instalar que nosotros somos usurpadores. Descaradamente, Hoiser presentó su reclamo en distintos juzgados, pero todos se declararon incompetentes, salvo el juez Orlando Abel Díaz, del Juzgado de Garantías Nº2 de San Isidro, quien dictaminó el desalojo a favor del acreedor hipotecario, en tan sólo tres días y sin siquiera leer la causa. Acto seguido, el 8 de junio fuimos desplazados por la fuerza y desde entonces hay 20 policías custodiando la planta. O custodiando, en realidad, un negocio inmobiliario muy grande… Por eso, la única alternativa que tuvimos fue tomar la fábrica nuevamente para recuperarla, cuando nos dijeron que se iban a llevar nuestras herramientas a un depósito judicial, las mismas herramientas que compramos nosotros, peso por peso, en 2004.

Siento dolor y tristeza, sí, pero encima no sé a dónde voy a trabajar, porque no tengo nada. De repente, me quedé en la calle junto a todos los míos. Y mi trabajo, ese oficio que aprendí y alimente con tareas cotidianas desde el máximo compromiso, a nadie le importó. No me duele la espalda por los palos de la Policía, sino todos estos golpes a nuestra condición de seres humanos, porque sí, dicen, dicen, dicen que son gobiernos democráticos, pero impunemente gobiernan para los ricos y arroyan a los laburantes.

Tan próximos a festejar los 200 años de independencia, todavía no podemos festejar los derechos de los trabajadores, por una simple razón: no les interesan. Y entonces, mediante estas líneas que decidimos gritar con toda La Garganta, simplemente intento llegar a ustedes para decirles que no, que no somos «usurpadores», que somos trabajadores, esos mismos trabajadores que conquistamos nuestra ley de expropiación en 2007, una ley vigente hasta 2017. Y sí, cuando la fábrica sea finalmente expropiada, queremos pagarla, como corresponde. No queremos que nadie nos regale nada, pero mucho menos queremos que nos borren del sistema con el poder de la brutalidad, como si no perteneciéramos a esta sociedad.

Pues hoy nos toca a nosotros en Industrias RB, pero defendiendo nuestro laburo, no estamos pensando tan sólo en los nuestros, sino defendiendo el trabajo de todos y el sustento de muchas familias más, que también quedarán al costado y que tampoco tendrán voz.

Cuidado, mañana te puede tocar a vos.