Este domingo se realizó la Primera Movilización Nacional en Contra de las Violencias Machistas en alrededor de 25 ciudades en todo el país; Guadalajara, Ciudad Juárez, Oaxaca y Toluca fueron solo algunas de ellas. En el área metropolitana las colectivas salieron en caravana desde Ecatepec hacia la Ciudad de México, para realizar una caminata del Monumento a la Revolución y hasta La Victoria Alada o Ángel de la Independencia.

Alrededor de la once de la mañana las congregaciones se dieron cita en la Explanada Municipal de Ecatepec. Más de mil mujeres repudiaron la violencia feminicida, las desapariciones de mujeres y el acoso en las calles mediante un posicionamiento en conjunto. Manifestaron que la acción surgió por el hartazgo que sienten debido a las omisiones, las complicidades del gobierno y la indiferencia social ante estas violencias. Exigieron construir un cambio definitivo en la estructura social y de gobierno.

Aseguraron que durante el 2014 se reportaron 800 mujeres asesinadas violentamente, solo el 18% fue tipificado como intento de feminicidio, acusando al Gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila de utilizar la solicitud de la Alerta de Violencia de Género como un “botín” político”.

Por su parte Irinea Buendía, madre de Mariana Lima, víctima de feminicidio en Chimalhuacán hace 6 años, invitó a todas las mujeres a romper el silencio, “porque ya basta de que los hombres misóginos violentos, perversos y cobardes sigan atosigando y sigan violentando a las mujeres de la manera más ruin”.  Exigió a los hombres el respeto a los derechos humanos de las mujeres y un trato igualitario, porque hombres y mujeres “somos iguales en derechos”. “No queremos seguir aguantando toda esa violencia feminicida, así es como han aparecido mujeres asesinadas en las calles, descuartizadas, ahorcadas, quemadas, lapidadas y demás formas que se les ocurre a los misóginos”, aseguró.

Terminado el pronunciamiento se dirigieron en caravana de automóviles, bicicletas, autobuses y en el transporte público al metro Indios Verdes en la frontera con la Ciudad de México, lugar donde más acosos reciben en su vida cotidiana; “con falda o pantalón, respétame cabrón,” gritaban en consignas mientras que durante el camino algunos transeúntes y automovilistas se solidarizaron con el movimiento.

El Reporte Nacional de Movilidad Urbana de México 2014-2015 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) apunta que nueve de cada diez mujeres han sufrido algún tipo de acoso o agresión verbal mientras se trasladaban en alguno de los medios de transporte público de la Ciudad de México.

La marcha partió del Monumento a la Revolución a la Victoria Alada ó Ángel de la Independencia, de acuerdo a las organizadoras, ahí ya sumaron más de 10 mil las mujeres participantes incluyendo hombres solidarios que a su vez hacían escuchar su preocupación a la violencia hacia las mujeres.

Los primeros contingentes los formaron exclusivamente mujeres a ritmo de los tambores de la “vulvatucada”, se vivió un ambiente de fiesta, de libertad entre manada, como ellas mismas se suelen decir. Gritaban “si tocas a una, respondemos todas” y se sintieron protegidas mientras anduvieron sobre la Avenida Reforma para llegar al Ángel.

Ya en la Victoria Alada hicieron una quema simbólica del violador, no sin antes desahogar toda la furia y la rabia guardada destrozándolo a machetazos y palos como a una piñata mientras las protestas siguieron.

Norma Andrade, madre de Lilia Alejandra García, víctima de feminicidio en Ciudad Juárez aseguró que el mensaje de hartazgo y la exigencia de tener las calles libres de violencia y de acoso era para el gobierno, porque deja libres a los agresores, pero también para la sociedad, para que “sepan que ya no estamos dispuestas a que nos sigan acosando”, aseguro.

Es la primera vez que las mujeres se unen para hacer sentir su rabia guardada por mucho tiempo, es la primera vez que las ciudades se llenan de color violeta, un violeta de esperanza en el cambio de la mentalidad machista que hemos aprendido desde pequeños y que debemos disentir, rechazar, arrancar de nuestro entorno para relacionarnos con todas y todos desde otra perspectiva. Una perspectiva más violeta, más libre de acosos y de violencias.

Fotos de: Eduardo Blas

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