Siempre sonriente, siempre con el deseo de conocer algunos de los 700 participantes de la Conferencia y de aprender, siempre lista a compartir con todos la experiencia acumulada de 15 años de trabajo de campo, a dar informaciones de primera mano sobre las oportunidades de acceso, sobretodo formativas. Ella es Devota Likokola, presidenta fundadora de Vicoba Sustainable (www.vicobaorg.blogspot.com), que coordina una red de casi medio millón de asociados (82% mujeres) en Tanzania.

En un artículo anterior (http://www.pressenza.com/it/2016/03/abu-dhabi-un-macrosummit-sul-microcredito/) presentamos una reseña sobre la 18ª Conferencia sobre el Microcrédito llevado a cabo en Abu Dhabi del lunes 14 al jueves 17 de marzo; a continuación, una entrevista al Premio Nobel Muhammad Yunus.

Señora Likokola, ¿qué es lo que más le ha gustado en esta Conferencia?

La cantidad y variedad de las ponencias, con facilitadores de grande experiencia e inteligencia internacional. Así ha sido también en las ediciones anteriores, en las cuales he podido participar. Todo esto me confirma la bondad de las prácticas que hemos perfeccionado en Tanzania, donde los pagos vía telefónica nos permiten extender el servicio también en las aldeas más remotas, con extrema precisión en el registro de las transacciones y con toda la seguridad para los operadores, que no deben manejar más dinero en efectivo. Al mismo tiempo, para nosotros, las relaciones interpersonales siguen siendo fundamentales, sea dentro de cada grupo como entre los coordinadores de los sectores y de las áreas. Cada ocasión es buena para hacer educación informal, además de los cursos formales que tenemos en cada nivel.

¿Qué le ha sorprendido, positiva o negativamente, en esta Conferencia?

Sigo admirando la sincera dedicación de muchos líderes que, no obstante, trabajan en niveles burocráticos elevados, se mantienen involucrados personalmente y de modo empático con los pobres, que tienen en el microcrédito una rara oportunidad de rescate social. No sólo Muhammad Yunus, sino también el señor Reed (el principal organizador de todas estas Conferencias – N. del E.) y muchos otros directores de instituciones públicas y privadas que se han turnado en el podio. Esto se nota en la extrema disponibilidad que tienen para escuchar a todos antes, durante y después de los horarios oficiales. Y se entiende también en algunos detalles… por ejemplo en el modo como se relacionan con los voluntarios y con el personal de servicio. En esta Conferencia se respira humanidad, a pesar de la imponencia de la organización logística que, sinceramente, da miedo.

¿Usted piensa que una parte del dinero gastado en esta Conferencia se pudo usar para el crédito a los pobres?

Tal vez lo pensé la primera vez que participé, hace algunos años. Pero cada vez aprendo mucho y he podido transmitirlo a mi red en Tanzania. Como dijo el profesor Yunus, en el universo del microcrédito hay puesto para todos.

¿Qué es lo que menos le ha gustado de esta Conferencia?

La representación femenina, en los altos niveles, todavía es insuficiente. Más del 80% del microcrédito es sostenido por mujeres, pero en las comisiones que toman las decisiones estratégicas, a nivel nacional o superior, las mujeres son muy pocas.

¿Usted espera que los hombres den un paso hacia atrás, o más protagonismo femenino?

Probablemente las dos cosas. Nosotras las mujeres preferimos ocuparnos de las cosas cotidianas, de las relaciones en sí, más que como instrumentos para hacer carrera. Pero aquellas pocas veces en las cuales tratamos de salir adelante, los hombres aplican una serie de medidas proteccionistas. Esto sucede en cada sector de la vida social, pero en el microcrédito esto hace aún más ruido, pues las mujeres no sólo son mayoría: entre ellas hay tantísimas emprendedoras de primer orden, que alcanzan resultados económicos absolutamente notables.

Usted ha sido nombrada “emprendedora del año en Tanzania”, y fue también Parlamentaria. Pero no es una mujer de carrera. Explíquenos.

Para mí, tanto la política como el microcrédito son solamente modos de expresar una gran necesidad, y el gran placer, de contribuir a la emancipación de la mujer en todos los sectores. Son solamente instrumentos; por ello no lancé de nuevo mi candidatura al Parlamento para poder dedicarme de tiempo completo a Vicoba. Y del movimiento financiero de Vicoba, ciertamente considerable, yo, como cualquier otra coordinadora en su nivel, tomo sólo lo necesario para cubrir los costos y algo más. La mayor parte se invierte en replicar nuestra experiencia y en formación.

En Tanzania se piensa que la mujer es menos discriminada con respecto al promedio de los países pobres. Y que la pobreza, también difundida, alcanza raramente los niveles de miseria que se registran en otros países. ¿Esto se debe también al microcrédito?

El desarrollo equilibrado de una nación depende de procesos mucho más largos y de contextos mucho más complejos, externos en su mayoría. Tanzania ha tenido muchos políticos y cuadros dedicados al bien común, comenzando por el Padre de la Patria Nyerere. Pero la pobreza todavía es un problema muy grave, y debo decir que la emancipación femenina es superficial; falta todavía mucho camino por recorrer. Por ello estoy convencida que el microcrédito pueda dar un aporte significativo; lo creí hace quince años y lo creo cada vez más. Esta convicción está sostenida no sólo por los resultados concretos que han alcanzado decenas de miles de nuestras asociadas con sus familias, sino también la carga de humanidad que intercambiamos cada día, sobretodo cuando las cosas no salen tan bien como esperamos. En efecto, el crédito que intercambiamos es sobretodo entre seres humanos, cada uno con sus propias esperanzas y debilidades, cada uno con una dignidad no pisoteable y con potencialidades que sólo necesitan confianza para florecer: todo el resto viene como consecuencia.

Traducido al español por: Jember Pico