En una nota anterior i, refiriéndonos a las diferencias entre “cambio” y “transformación”, decíamos que:

..”Transformar (no solo cambiar) este “sistema” es impulsar nuevos valores. Una nueva cultura y una nueva organización. El “gusano” debe transformarse…y la “mariposa” comenzará a volar.

Existe una metodología de acción que lleva en su esencia misma el germen de esta transformación. Puede utilizarse personal o socialmente. Puede ayudar a superar el sufrimiento en la vida personal. Produce cambios positivos. Al mismo tiempo impulsa transformaciones profundas en la sociedad. Su Fuerza es inobjetable. En ella se unen la inteligencia, la Fuerza interna, la acción coherente y la bondad humana. Hablamos de la Metodología de la No-violencia.”

En esta segunda nota nos referimos a la metodología de la no-violencia activa (NVA). Su existencia en el mundo. Cómo se la minimiza. Existe desconocimiento y a veces confusión sobre este tipo de acción personal y social.

La NVA no es igual a “pacifismo”. El pacifismo se opone a la brutalidad de la guerra pero no plantea una transformación profunda del “sistema” que las genera.

Muchas veces se asocia a las “revoluciones” solamente con el hecho violento. No se menciona la posibilidad de la “revolución no-violenta”.

En muchos sectores autodenominados “progresistas” existe una solapada degradación de la metodología de acción de la No-Violencia. No la conocen, no la estudian y no la practican.

Otro gran problema son los medios de difusión y los llamados “formadores de opinión”. Ellos resaltan los hechos de violencia, pero cubren secundariamente las manifestaciones de la metodología no-violenta. Cubren con detalles las acciones de guerra y la violencia delictiva. Se olvidan de las miles de acciones solidarias y voluntarias que cubren solidariamente el planeta. La violencia es primera plana. La solidaridad y la no-violencia se dejan para una “segunda sección”. Parece que la violencia “vende” más….y la no-violencia “vende” menos. Hay excepciones que afortunadamente van creciendo. La agencia Pressenza-API (y otros medios verdaderamente independientes) son un inmejorable ejemplo.

La no-violencia es una fuerza que recorre el mundo de esta última década, aunque muchos medios no lo muestren. Se expresa en los miles de voluntarios que ayudan a los refugiados en las costas de Grecia, o Italia, o en las estaciones de trenes de distintas ciudades europeas. En los “indignados” que recorren las calles de Europa pidiendo el fin de la “tiranía del dinero”. En las nuevas generaciones de los países árabes que piden una transformación política y social profunda. En los estudiantes que piden por una educación libre y gratuita. En los movimientos de los Pueblos Originarios de toda América que piden por su reivindicación histórica y cultural. Podría seguir con miles de ejemplos que los medios masivos minimizan.

A estas experiencias, sumemos los silenciosos pero continuos procesos de transformación no-violenta, que han trasformado y transforman constantemente al mundo.

¿O no ha sido no-violenta la profunda revolución que llevan las mujeres en todo el mundo para superar la violencia histórica contra este género, transformando su vida, la de sus familias y la del mundo en su totalidad?

¿O no ha sido la no-violencia activa, la metodología que iluminó a cientos de líderes sindicales en la lucha por mejorar las condiciones de vida de muchos obreros explotados?

La No-Violencia es el motor humano más potente. Une la acción personal con la transformación social. La organización con la creatividad. La pasión con la paciencia, la convicción personal con la tolerancia.

Vistas así las cosas, queda clara la fuerza verdaderamente revolucionaria de la no-violencia. Queda claro las múltiples expresiones en el mundo de hoy. Tenemos que aprender a ver lo que muchos medios ocultan… pero existe. El desafío del momento es resaltar su existencia. No minimizarla. Hacer de “caja de resonancia”. Multiplicar su alcance.

Aquí algunas acciones y actitudes que pueden ayudar a “compartir” su voz, su espíritu y su acción:

  • reemplazar al “dinero” o al “poder” como valor central, por el valor del “bienestar” para cada uno y todos los seres humanos con quienes convivimos.

  • por ninguna justificación aceptar la implementación de prácticas violentas para resolver conflictos.

  • rechazar toda forma de violencia y discriminación.

  • rechazar la pena de muerte, la guerra como metodología de solución de conflictos, la carrera armamentista y la penalización de los niños.

  • Denunciar a los dirigentes violentos (a los de la brutalidad y a los de la “violencia de guante blanco”). Hacerles “vacío. “Vacío” a sus comentarios, vacío a sus propuestas… vacío mediante la denuncia y el repudio.

  • Apoyar las iniciativas que poseen clara vocación solidaria y no-violenta.

  • Apoyar los espacios y medios de expresión de la Paz y la no-violencia. Compartir y multiplicar su voz.