Como cada 25 de noviembre, miles de mujeres y hombres y familiares de víctimas de la violencia de género, reclamaron una vida sin violencia, repudiaron los femicidios, la trata de personas y demandaron la despenalización del aborto y la federalización de la línea 137.

Por Infojus Noticias

Con la potencia que dejó la histórica movilización #NiUnaMenos, miles de mujeres colmaron las calles para recordar el Día internacional contra la violencia hacia las mujeres. La concentración frente al Congreso nacional es una tradición cada 25 de noviembre dentro de los rituales del movimiento de mujeres, sin embargo esta vez fue multitudinaria. La movilización se replicó en simultáneo en distintos lugares del país. El reclamo, al que se sumaron muchos varones, apuntó a exigir la plena vigencia de la legislación que protege los derechos de este colectivo, promover una vida sin violencias, repudiar los femicidios, la trata de personas y demandar la despenalización del aborto.

 

Sueltas, con una pancarta en la mano, sosteniendo los palos de una bandera, con sus hijos en brazos o empujando carritos de bebés, con la foto del familiar que fue víctima: las mujeres fueron llegando desde distintos puntos a la cita que era a las 17 horas. Un grupo de organizaciones sociales y políticas convocó a concentrar. Otro decidió encolumnarse y marchar hasta la Plaza de Mayo en una marea femenina que superaba las cinco cuadras.

Sabrina llegó desde Guernica con su hija Kiara de dos años en brazos. El 3 de junio tuvo que quedarse en su casa porque la beba era, todavía, muy chiquita. “Vengo porque mi hija va a ser una mujer y quiero que crezca en un mundo sin violencias de ningún tipo”, dijo a Infojus Noticias.

Leonilda Carrizo sostuvo un cartel con la foto de su hija asesinada, Sonia Liliana Garabedian, durante toda la jornada. Ella conoce la violencia machista de cerca y los obstáculos para lograr que los crímenes de género no queden impunes. En 2010 Sonia apareció muerta en la localidad catamarqueña de Pantanillo, a unos 20 kilómetros de su casa. Tenía 37 años, dos hijos y un marido golpeador, Roberto Alejandro Barros. En un primer momento, la policía dijo que se dejó morir de hambre y sed. “El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) pudo revisar el cuerpo y quedó demostrado que murió por ahorcamiento. Vamos a pedir un cambio de carátula en el juicio”, contó la mujer.

Florencia Minici forma parte del colectivo de periodistas, artistas e intelectuales que se ocupó de la organización de #NiUnaMenos hace seis meses. Estuvo en la convocatoria junto a sus compañeras. “El movimiento de mujeres sale a la calle a recordar los derechos conquistados y la agenda sobre la que aún falta avanzar. Frente al cambio de gobierno, tenemos la experiencia de una década de gestión del PRO en la Ciudad de Buenos Aires y eso nos preocupa muchísimo. Se subejecutaron muchos presupuestos y se retrocedió en la agenda de las mujeres, se cerró un Programa de Atención a Víctimas de delitos sexuales y sabemos que la ley de Educación Sexual Integral no se cumple en el territorio porteño ”, describió Minici.

Un grupo de mujeres con remeras de la línea gratuita 137 repartió volantes en la esquina de Rivadavia y Callao. Todas trabajan en el Programa Las Víctimas contra Las Violencia que funciona hace 9 años bajo la órbita del Ministerio de Justicia de Nación. La atención funciona en Ciudad de Buenos Aires y se replicó en Misiones y Chaco. Sus propios trabajadores exigen la “federalización de la línea”. “Somos la única experiencia en el país que trabaja con atención directa en el lugar donde ocurrió el episodio de violencia. Queremos que se federalice porque cuando vamos a las provincias a capacitar nos exigen eso”, explicó Carina Rago, coordinadora del Equipo Móvil de atención a víctimas de violencia sexual. La línea 137 atiende 1200 casos diarios. Funciona en forma gratuita las 24 horas del día, los 365 días del año.

La Casa del Encuentro encabezó una de las columnas en un esquina del Congreso. Ayer sus coordinadoras Fabiana Túñez y Ada Rico difundieron que fueron 233 los femicidios ocurridos en los primeros diez meses del año. El Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) también se movilizó este año.

Las compañeras de la activista trans Diana Sacayán, asesinada el mes pasado, la recordaron levantando la bandera de MAL (Movimiento Antidiscriminatorio por la Liberación). Diana fue fundadora de esta agrupación. Su nombre también se escuchó en los gritos que reclamaron Justicia y esclarecimiento.

“Se va a acabar, se va a acabar, esa costumbre de matar”, fue una de las canciones que se escuchaban al ritmo de los bombos. Hubo batucadas, radio abierta, performances teatrales, intervenciones artísticas y todo tipo de expresiones culturales. Juan pertenece a un grupo de fotógrafos independientes. Cerca de la estación Saenz Peña del subte línea A se puso a pegar papelitos con su foto en un tacho de basura. Las imágenes tienen el mismo formato que los volantes de la oferta sexual. En una de ellas posa una mujer trans acompañada de una frase: “la violencia hacia las trans tiene que desaparecer”.

Oscar caminó por las calles con su nieto en brazos. Son de 3 de febrero, al oeste del conurbano bonaerense. El nene levanta su propio cartel: “Hay un femicidio cada 30 horas”. “Los varones también acompañamos, también nos sumamos a esto”, explicó.

“No me silves que no soy perro”, escribió en su cartel Laura. Lo levantó junto a otras chicas que denunciaban con sus remeras y pancartas el acoso callejero. Este fue otro de los temas que atravesaron la convocatoria.

El 25 de noviembre se instaló como fecha en la agenda del movimiento de mujeres mundial en memoria de las hermanas Mirabal, tres jóvenes dominicanas que fueron masacradas por la dictadura de Rafael Trujillo, en 1960. La postal de la jornada de ayer fue similar a la movilización que ocurrió el 3 de junio. Entre el tumulto, las banderas de las organizaciones, los bombos y los niños más chicos, una señora ajena a la concentración preguntó a los manifestantes qué estaba pasando. Estaba inquieta y preocupada hasta que una chica le contestó: “es por #NiUnaMenos”. La mujer se tranquilizó y se sumó a la marcha.